COLDPLAY
Chris Martin: voz y piano / John Buckland: guitarra / Guy Berryman: bajo / Will Champion: batería
ÍNDICE |
TEMAS SOBRESALIENTES |
2000 - Parachutes 2002 - A Rush Of Blood To The Head 2005 - X & Y |
Shiver (Parachutes) Spies (Parachutes) High Speed (Parachutes) Clocks (A Rush Of Blood To The Head) Amsterdam (A Rush Of Blood To The Head) Square One (X&Y) White Shadows (X&Y) |
Mis cavilaciones sobre Coldplay han gravitado siempre en torno a dos hipótesis principales:
Hipótesis A: No hay absolutamente nada malo que decir sobre Coldplay.
Hipótesis B: Coldplay no es una gran banda.
Venía bastante satisfecho con este concepto hasta que, al sentarme a preparar esta página, el lado lógico y razonable de mi conciencia me grita desde adentro con estas agrias palabras: "Hey, imbécil: ¡Date cuenta de que la hipótesis B contradice con descaro a la hipótesis A!"; después, más calmado y con ánimos de reconciliación me espeta: "Los lectores no te tomarán en serio".
¿Pero saben una cosa?, la lógica de la conciencia apesta y nunca hay que escuchar lo que ésta les dice. Por eso la mandé al carajo y mantuve bien firme mi "contradictorio" juego de hipótesis. Ahora en serio: decir que Coldplay no es una gran banda no debe ser tomado como una agresión; es simplemente una sospecha (y digo "sospecha" porque no soy quien para descartar que en el próximo álbum nos vengan con una obra maestra atemporal, sino fíjense lo que pasó con los Cabeza de Radio). Una sospecha de que Coldplay es tan solo una banda más, una banda muy decente, con un tipo como Chris Martin que evidentemente sabe un par de cosas sobre componer canciones, pero que sin embargo no tiene nada especial ni importante que aportar al desarrollo musical del momento. En otras palabras: Coldplay hace buena música; no encuentro razón alguna para decir que la música de Coldplay sea intrínsecamente mala, ni siquiera mediocre, por eso pongo buenas notas a sus álbumes y sostengo la hipótesis A. Ahora bien, esta "buena música" que hace Coldplay nunca me voló la cabeza y sinceramente estoy más inclinado a tratarla como un placentero e inofensivo fenómeno comercial, y no como algo interesante y excitante que vino a cambiarle la cara a la escena musical del nuevo siglo. Por eso sostengo la hipótesis B.
Coldplay está entre los centenares de grupos disfrutables que no han hecho nada por romper los esquemas de la música y empujar sus límites, dedicándose en cambio a hacer lo que mejor les sale, sin deterse a pensar si es anacrónico o si ya se hizo antes. Son bandas que priorizan hacerlo BIEN antes que hacerlo NUEVO. En el mejor de los casos este tipo de grupos logran inyectarle un cachetazo de frescura a un género viejo, adormilado y en declive, caso Guns And Roses o Nirvana: no inventaron nada nuevo, pero resucitaron de alguna manera espíritus del pasado que andaban medio dormidos. Otros logran investir con una personalidad propia aquello que hacen, caso Dire Straits o Creedence, que si bien tampoco inventaron nada nuevo, tienen un sonido inconfundible de acá a la China. Coldplay, lamentablemente, no cuadra con ninguna de las dos salvedades mencionadas, por lo tanto queda reducido a lo mínimo: un grupo que hace lindos temas y nada más. Obviamente hacer lindos temas es lo más importante, lo principal, pero lo cierto es que Coldplay no es el único grupo capaz de hacer lindos temas; es solo uno más.
Desde mi punto de vista y a grandes rasgos, esta insignificancia del grupo responde a DOS grandes pecados que hasta ahora les cierran las puertas de la grandeza: a) son extremadamente limitados y b) les falta identidad. Extremadamente limitados porque tan solo saben escribir un tipo de canción: baladas atmosféricas, suaves y tristonas. Se acabó ahí, no esperes de Coldplay más que baladas atmosféricas, suaves y tristonas. ¿Ven el GRAVE problema que tenemos aquí? Habiendo bandas que son capaces de lo inesperado, lo sorprendente, lo impensado, Coldplay se conforma con escribir la misma canción una y otra vez, de una manera tan obvia y automática que ni siquiera se molestan en disimularlo. Eso sí, dentro de esa limitadísima fórmula Chris Martin se mueve como pez en el agua y estas son en su mayoría EXCELENTES baladas atmosféricas, suaves y tristonas. Pero mientras las bandas realmente grandes nadan en un océano de posibilidades, Chris Martin nada en una pecera. Una pecera muy cómoda y muy pequeña de puras baladas indistinguibles, todas parecidas, todas similares, todas bellas y atractivas, todas suceptibles de aparecer en las radios... En conlusión, diría que uno puede tomar las dos o tres mejores baladas de Parachutes, las dos o tres mejores baladas de A Rush Of Blood To The Head y a otra cosa mariposa: ese es todo el Coldplay que necesitas. El resto es eso mismo pero peor, y puede ponerse MUY aburrido si uno no está de humor.
El
otro pecado es la tremenda falta de identidad. Porque no solo la fórmula que utilizan es limitadísima sino
que además fue tomada parcialmente de OTRA BANDA contemporánea del mismo país.
Y para colmo, esa banda no es precisamente una de las más desconocidas,
impopulares y oscuras de la escena actual. Ok, no quiero decir exactamente que
Coldplay sea una fotocopia de Radiohead, pero nadie puede negar que la estética
de las baladas de Chris Martin está tomada directamente de las de Thom Yorke y
compañía.
Admito ahora que lo que hacen, más allá de ser limitado y carente de identidad, lo hacen casi a la perfección. La realidad es, y en esto quiero ser enfático, que las baladas de Coldplay son en su mayoría muy buenas, pues incorporan sonidos y melodías excelentes que se disfrutan independientemente de las referencias a Radiohead o de lo repetitivas que sean. Los arreglos musicales pueden definirse como sobrios, inmaculados, etéreos, limpios como un cielo despejado, sin nada de paranoico o inesperado en sus giros y pletóricos en buen gusto: Chris Martin toca un elegante piano, se suman sutiles toques de guitarra acústica de Buckman, muy leves fraseos de eléctrica y con eso los tipos ya te arman una balada, comercial y predecible sí, pero sumamente agradable y atmosférica, ideal para bajonearse un poco en solitarios anocheceres y evocar sensaciones de melancolía y un tenue dejarse ir. No es música rockera, ni innovadora, ni interesante desde un punto de vista académico: es música simplemente AGRADABLE. No puedo negar esto, y no puedo negar que las mejores composiciones del grupo me gustan muchísimo y van metiéndose debajo mi piel con cada nueva escucha.
Mi conclusión es que si la banda quiere pasar de fenómeno comercial pasajero a ser una verdadera fuerza creativa, deberían tratar de ampliar la fórmula y ofrecernos algo más que puras y perfectas baladas melancólicas. Simultáneamente deberían tratar de buscar una identidad más definida, alejándose del paradigma de Radiohead (cosa que han emepezado a hacer ya en A Rush Of Blood To The Head) y buscando un estilo propio para aportar. Si en cambio no es ese el destino ni la ambición de Coldplay, pueden seguir con su pop melódico para siempre; algunos nos aburriremos mucho, pero la verdad es que lo hacen muy bien y puede ser un placer escucharlos.
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"Look at the stars, look how they shine for you"
1) Don't Panic; 2) Shiver; 3) Spies; 4) Sparks; 5) Yellow; 6) Trouble; 7) Parachutes; 8) High Speed; 9) We Never Change; 10) Everything's Not Lost.
mejor canción: Shiver
Para ser un álbum que a primera oída me aburría soberanamente, Parachutes ha recibido una nota relativamente alta. En un principio pensé que le iba a otorgar seis (6) o incluso cinco (5), pero la verdad es que estas canciones de Chris Martin terminan gustando bastante con el tiempo, más allá de que el álbum en conjunto siga siendo algo monótono y derivativo. El análisis no necesita cavar muy profundo para describir la esencia del debut de Coldplay: si te gustaban esas viejas baladas de Radiohead estilo Bulletproof... I Wish I Was o High And Dry, pues esta es una gran alternativa, sobre todo cuando para estas alturas el grupo de Yorke estaba volando demasiado lejos con Kid A y sus gélidos experimentos con electrónica. El Coldplay de Parachutes lo que hace es reflotar ese tipo de baladas suaves, melancólicas y reflexivas, recreándolas con sobriedad e impecable buen gusto: como sostuve en la introducción, no se trata de lo más trascendente e innovador del mundo, pero se nota a las claras que Chris Martin se siente MUY cómodo componiendo este tipo de cosas y que le sale realmente bien. Aún más admirable es el trabajo de Coldplay si se tiene en cuenta que este no es más que el primer álbum y aún así todo parece funcionar a pleno. No podría decir que haya algo de la talla de Street Spirit o Exit Music entre estas canciones, pero tampoco voy a negar que pequeñas joyas como Shiver, Spies o High Speed podrían haber aparecido en los primeros álbumes de Radiohead sin inconveniente alguno. Por lo menos, si es una imitación, es la mejor imitación que se podría haber hecho, y en todo caso es bastante mejor que Pablo Honey ¿No creen?.
Para construír estas pequeñas baladas, el ensemble instrumental de Coldplay provee todo tipo de discretas texturas atmosféricas, que si bien se pueden hacer un poco predecibles con el correr de los temas, también se revelan muy agradables al oído; rasgueos acústicos menores, pianos sutiles, etéreas reverberancias eléctricas, tenues pinceladas de sintetizador y todo ese tipo de cosas impecablemente producidas que le dan al sonido una gran profundidad y una cadencia sin costura ni mancha alguna. No es el tipo de música que uno busca para "rockear", ya que apenas si hay riffs aquí, sino que se trata de una colección de cálidas y sobrias baladas; atmosféras ideales para pasar un momento de paz sin sobresaltos y sin sorpresas raras. Es cierto que, al ser TODAS baladas del mismo tipo y no contar con grandes ganchos, el disco puede hacerse bastante tedioso si uno no está de humor para esta clase de cosas, pero su calidad no puede discutirse y en todo caso, algunas de las texturas y melodías pop que ofrece Parachutes son para disfrutar más allá de cualquier deficiencia de versatilidad que pueda existir. El oyente simplemente tiene que sumergirse de lleno en la nube de melancolía y sutileza nocturna que destila Parachutes; solo absorbiendo la atmósfera se pueden sortear problemas como la falta de variedad y la volatilidad de los ganchos, para llegar a disfrutar genuinamente de la música. Lo digo por experiencia propia. No es música muy trascendente ni muy arriesgada... pero no todo tiene que ser trascendente y arriesgado para ser disfrutable.
Está dicho: en Parachutes todas las canciones se parecen y no registro grandes diferencias de calidad entre ellas; de hecho, no se encontrará un solo tema malo. Pequeños matices permiten diferenciarlas; algunas tienen más piano, otras más guitarra acústica; algunas incluyen densas capas eléctricas y otras ofrecen tal extremo de sobriedad en los arreglos y melodías que parecen poco más que ideas subdesarrolladas. La breve (dos minutos y medio) Don't Panic abre el álbum en buena forma y brinda de entrada un sugestivo pantallazo de lo que se nos prepara el resto: suaves toboganes de sonido eléctrico crean una suerte de viento ártico como trasfondo, acompañado por un sutil ritmo casi de jazz y algunas mínimas notas de piano; el panorama sónico es simple pero profundo, frío pero invitante; Chris canta sin mucha convicción que "We live in a beautiful world" y la belleza humilde de la canción recae suavemente como una cascada en nuestros oídos, sumergiéndonos en Parachutes con efectividad.
Luego aparece una serie de canciones sobresalientes, todas empezando con la letra "s". Shiver es una tierna balada de amor que me recuerda muchísimo al estilo de Jeff Buckley. La canción ostenta algunos de los arreglos más elaborados del álbum y la mejor melodía vocal; ese estribillo, admitámoslo, está ahí nomás de la pura perfección pop y logra que la letra, por más trillada que parezca, se impregne de sentido y romanticismo. El riff de guitarras eléctricas del comienzo (el BUEN riff de guitarras) realmente tiene muchísimo de The Bends, pero esa melodía ciertamente es única. La siguiente Spies también me encanta, pero esta vez todo pasa exclusivamente por la atmósfera y la textura. Al principio no hay más que un simple rasgueo acústico onda Exit Music (For A Film), matizado con deliciosas reverberaciones de guitarra a pedal; después del primer verso, con un falseto de Martin de por medio, entran de la nada unas CELESTIALES guitarras eléctricas que no parecen tocar ninguna melodía específica, sino tan solo notas informes y maravillosamente profundas que colman el aire, lo innundan, lo envuelven. Solo con eso, la canción ya se construye como una de las atracciones principales del disco. Pero si de ejercicios minimalistas hablamos, Sparks es una de las más despojadas; su melodía vocal es virtualmente inasible y los azarosos rasgueos acústicos no parecen haber insumido mucha mano de obra. Aún así, con lo mínimo, la cosa funciona y se mete bajo la piel, lo cual me deja admirado con frecuencia; porque hay que ver cómo los tipos te transmiten un estado de ánimo y una sensación bastante profunda con apenas una guitarrita, unos tamborcitos y algún garabato eléctrico de morondanga. Si yo intentara hacer eso me saldría un bodrio insulso, no tengan dudas, pero estos muchachos la hacen funcionar.
La que nunca me gustó demasiado es Yellow, que casualmente, o no, es la más celebrada y conocida de Parachutes. No sé exactamente qué es lo que me incomoda de este tema; quizá sea ese riff eléctrico inicial, una imitación de Radiohead tan burda y tan fuera de lugar que ya ni siquiera resulta graciosa... Tampoco soy fanático de la melodía, que es linda y bonita y todo eso pero que en definitiva no termina de motivarme. Las demás canciones del álbum ganan puntos con sus hondas atmósferas, con sus aires levemente oscuros y etéreos, pero Yellow decide apuntar para otro lado y termina siendo un pop común y corriente, una canción de amor bastante convencional que sinceramente no hace nada por mí. Evidentemente funcionó bien como single de difusión, pero personalmente creo que es de lo más flojo del álbum. No digo que sea una mala canción, pero dentro de un álbum ya de por sí bastante ordinario,Yellow es lo más ordinario de todo; de esos temas que son TAN predecibles y complacientes que terminan aburriendo. Lindo, pero nada más... algo así como un Wonderwall para Coldplay.
Las mismas ríspidas consideraciones se hacen extensibles a Trouble, pero en ésta por lo menos hay una elegante línea de piano que es tan atractiva como los mejores momentos del álbum y la melodía vocal es buena. Siguiendo con las canciones, el tema que da título a la obra no es más que un boceto acústico inacabado que termina casi antes de empezar dando paso a High Speed, otro gran número atmosférico que destaca casi exclusivamente por sus excelentes juegos de bajo y guitarra, que despliegan una cortina de notas muy atractiva entre verso y verso. Esas mismas notas, esa batería, esos toques de sintetizador parecen darle forma a una toma perdida de Ok Computer, pero suena bien igual. We Never Change es otra viñeta acústica que generalemente me pasa desapercibida; esta sí que no tiene mucha atmósfera y menos algún gancho: solo una canción más en la receta de siempre, con los rasgueos acústicos de siempre y los apéndices eléctricos de siempre. Agradable, sí señor, pero casi anónima y rutinaria como la mismísima rutina. El número final, Everything's Not Lost es lo más cercano a una épica que tenemos en Parachutes; con los primeros acordes de piano parece otra cosa del montón, pero de pronto aparecen unas notas de guitarra que se elevan como aves y le dan al tema una majestuosidad agradable que queda perfecta para cerrar el disco. Antes del final hay una pequeña viñeta acústica "escondida" llamada Life Is For Living que ni siquiera figura entre los tracks, sino que aparece incluída dentro del track de Everything's Not Lost.
En fin, Parachutes es ante todo un disco agradable y placentero de atmósferas inofensivas, melodías accesibles y ganchos discretos. Si quieres algo más interesante que eso, ya te pones a buscar en otro lado. Algunas de las canciones están tan bien hechas que llegan a movilizarme en cierta medida (Shiver, Spies) mientras que el resto se inscribe dentro de una receta MUUUY estrecha, una receta bien cuidada y pulida que no obstante es demasiado predecible y uniforme como para realmente impactar; suena exactamente como uno supone que debe sonar un álbum de baladas contemporáneas en el nuevo milenio. Coldplay SABE hacer baladas, y lo demuestran con este buen álbum. Pero es lo único que demuestran.
"The lights go out and I can't be saved"
1) Politik; 2) In My Place; 3) God Put A Smile Upon Your Face; 4) The Scientist; 5) Clocks; 6) Daylight; 7) Green Eyes; 8) Warning Sign; 9) A Whisper; 10) A Rush Of Blood To The Head; 11) Amsterdam.
mejor canción: Clocks
Uy!, Sí, bueno, ALGO cambiaron los muchachos, pero en esencia A Rush Of Blood To The Head es más de lo mismo, un segundo intento que tan solo reactiva la vieja maquinaria de Parachutes y le sigue dando manija al mismo estilo. No te dejes engañar por los gigantes acordes eléctricos que irrumpen en Politik apenas aprietas play: es algo inesperado, cómo no, pero se trata solo de un pequeño ardid cuya misión es disimular que Chris Martin ha compuesto otras once baladas decentes que bastan para sacar un nuevo disco a la calle y hacerlo vender como huevos. Las diferencias entre A Rush Of Parachutes To The Head y su antecesor son tan solo superficiales y gravitan más que nada en torno a acotados aspectos de producción. En este sentido, diría que el disco cuenta con recursos un poco más producidos y arreglos más densos que antes; si en Parachutes predominaba una guitarra acústica y apenas unas insinuaciones eléctricas adornaban en el fondo, acá pasan más cosas: hay más guitarras eléctricas, más pianos, más cuerdas, más capas de distorsión, más sonidos y etcétera. El sonido general resulta pues un tanto más lleno, más grueso, menos minimalista, y quizá por eso esta vez el atractivo no le deba tanto a las atmósferas sino más a los relieves musicales en sí mismos.
Pero ese es el único cambio que ofrecen, sinceramente. Detrás de este fino maquillaje, ahí donde reposa el corazón de las cosas, A Rush Of Blood To The Heads vuelve a la carga con más de lo mismo; si las diez baladas lentas y suaves de Parachutes te habían dejado con ganas de más, A Rush tiene otras once baladas lentas y suaves sacadas prácticamente del mismo molde y repitendo la fórmula como loros amaestrados. Debo admitir que EXISTEN algunas frescas excepciones como Politik, Clocks o A Whisper, donde el grupo efectivamente trata de hacer algo un poco distinto y más oscurito, pero en definitiva los viejos clichés no se han despegado y el fantasma de Radiohead sigue diciendo presente. Buena parte de los críticos ha considerado a A Rush como un claro paso adelante sobre su antecesor, pero personalmente no me identifico tanto con esa postura. Salvando las mencionadas diferencias de producción, todo lo que dije de Parachutes se hace extensible a este volumen: el mismo tipo de música, la misma proporción de buenas y no tan buenas canciones, el mismo nivel de entretenimiento y disfrute, el mismo tipo de atmósfera, la misma intensidad... Puede ser que algunos oyentes lo encuentren menos inmediato y un tantito mas inaccesible que Parachutes, pero sinceramente "inaccesible" no se aplica a esta cosa: si antes había un Yellow, ahora hay un In My Place; si antes había un Trouble ahora hay un Clocks y así más o menos sigue el cuento. En fin: los mismos vicios y ni el más mínimo atisbo de riesgo. O bien Martin es un compositor tremendamente limitado, o bien no quiere intentar nada raro si puede seguir navegando cómodamente en su paracaídas de baladas accesibles y melancólicas. Le salió bien una vez, por qué no intentar de nuevo ¿POR QUÉ NO?
Porque por lo menos la repetición de fómula les sale bien. Los tipos conocen la receta y saben hacerla; no son de esos que vuelven sobre el mismo estilo pero a la larga no pueden escribir un solo tema capaz de competir con lo anterior. Hasta cuándo este tipo de cosas seguirá interesando, el tiempo lo dirá, pero por ahora agradezcamos que Chris Martin puede aportar once nuevas canciones en el mismo nivel de siempre, sin apestar un centímetro. Tal como Parachutes; formulaico pero agradable; repetitivo pero placentero; redundante pero amigable... Ese es el credo de Coldplay y no les voy a exigir más. No le pidamos que nos vengan con un Kid A porque no los veo muy dispuestos a hacerlo.
El disco empieza en un tono bastante "bizarro" para lo que solía ser Coldplay y es gracias a canciones como éstas que adquiere un poco de sentido hablar de "evolución". Politik no solo suena un poco chocante de entrada, sino que manifiesta una clara intención de seriedad, de escribir sobre algo relevante y políticamente desafiante. Balada de amor ésta no es, por cierto, y aunque Martin no es John Lennon ni Curt Cobain, no le veo nada particularmente horrible a la letra. Fuera de esto, la música cumple bien su papel; los acordes mastodónticos y "feos" de la intro sirven como baldazo de agua fría para los oyentes que esperaban un comienzo como Don't Panic... Grabénselo bien, Coldplay resulta impredecible por primera y única vez en su corta carrera. Quizá por esta misma razón varios oyentes desestimen la canción, pero a mí me encanta. Bah... "me encanta"... Me gusta. A pesar de que la referida introducción parece más forzada que otra cosa, cuando llega ese majestuoso "Open up your eyes" ya me siento cómodo otra vez; es el mismo Coldplay de siempre.
La que voy a criticar es In My Place, que perversamente fue el principal single de difusión que tuvo el álbum. ¿Qué pensamientos me vienen a la cabeza sobre In My Place? Nada, es la Yellow del álbum: abre con un toque de batería que si tuviera etiqueta diría "Made in Radiohead" y después procede a lanzarnos una melodía pop de lo más convencional que no me mueve ni un pelo de la nariz. El estribillo es TAN pero TAN pero TAN... ¿"Predecible" es la palabra que busco? ¿"Falto de gracia"? ¿"Obvio" y "pedestre"? Sí, me gustó "pedestre" definitivamente. ¡Vamos Chris! Temas como éste hay por todas partes... no necesitamos uno más. Un poco mejor parado sale God Put A Smile Upon Your Face, cuya melodía es más repetitiva que un reloj de cucú, pero por lo menos tiene un estribillo bastante pegadizo, y unas líneas de guitarra distorsionada que suenan casi como ¡King Crimson! Ah man, no vayas a desestimar a nada que suene como King Crimson. Si alguna vez Coldplay logró sonar levemente inquietante es con estas guitarritas. Punto a favor.
Entonces llegan las dos "centerpieces" del álbum con The Scientist y Clocks. The Scientist es una balada de piano un tanto grisásea en términos de melodía y arreglos; la verdad es que la primera vez que la oí casi me desmayo de embole, pero al final descubrí en sus recovecos un aire de sinceridad y trascendencia que la realzan; transmite emoción sin explicitar de qué emoción se trata y así sobrevive. No es Hey Jude, pero para Coldplay está bien. En cambio, Clocks es otra historia; quizá sea la única canción del grupo que REALMENTE me traspasa y conmueve mis fibras internas. Admitámoslo: es repetitiva a más no poder y no tiene demasiadas ideas musicales para durar cinco minutos... Aún así impresiona, por algún motivo difícil de aislar: esa melodía de piano es tan simple que la podría tocar cualquier nene de diez años sin experiencia previa, pero su cadencia milagrosa, más la tremenda profundidad del sonido, convierten la canción en un verdadero trance de sensaciones. Parece increíble como una melodía de piano tan sencilla pueda sonar tan trascendente y no entiendo cómo no fue tocada NUNCA durante todo el siglo XX. ¿Martin inventó eso? No me lo creo.
Daylight es mi segunda favorita: esta vez sí que los arreglos musicales no tienen nada que ver con Parachutes y son, diría, interesantes. La introducción con esa especie de violoncello sintetizado me resulta bastante pegadiza, las líneas de bajo penetran bien profundo y los arreglos generales son muchísimo más elaborados de lo que uno esperaría del grupo. ¿Sobreproducción? No, no realmente, quedan bien todas esas capas de cuerdas y guitarras y además... HEY! ¡No podría decir que Daylight es una balada! ¡Tampoco un rocker! Es algo que suena bastante prog, un poco psicodélico quizá. Pequeños signos de que el grupo PUEDE ofrecernos algo de variedad, por eso lo festejaré. Si hay un tema que parece tomado de Parachutes, ese es Green Eyes, una balada romántica genérica pero bastante agradable si me preguntan a mí. Con Warning Sing y A Whisper volvemos a los nuevos patrones de producción propios de A Rush Of Blood To The Head. Warning Sing es otra balada, pero esta vez está puntuada por conspicuos rasgueos eléctricos, y un estribillo inflado con más cuerdas, algo que demuestra convincentemente por dónde pasan las diferencias con el disco anterior. Sáquenle todo ese cotillón y es más o menos lo mismo. Más allá de eso, Warning Sign es buena tema, presentándonos otra impecable introducción, de esas llenas de sonidos agradables apilados uno encima de otro, y una melodía vocal que si bien no es TAN memorable, queda muy bien con la música. A Whisper, en cambio, suena como algo de Radiohead y su My Iron Lung EP y parece más bien una excusa para intentar "rockear" que una canción terminada. Otra vez, un prominente ataque de guitarras elécticas aparece reemplazando a los sonidos etéreos de otras canciones y las capas de producción son nutridas y densas. Puedo escucharla sí, no me desagrada, pero me resulta un poco uniforme y machacona francamente.
En seguida llega lo más aburrido del álbum con A Rush Of Blood To The Head: una balada larga y solemne cuyo antémico estribillo a la Oasis más o menos le da un poco de intensidad, pero sin alcanzar a salvarla de la abulia general. Es de esas repeticiones de fórmula que no se gastan en ofrecer un mínimo de identidad. El cierre con Amsterdam es en mi opinión un poco más impactante, básicamente porque Martin canta con una intensidad y una sinceridad mayores que lo acostumbrado, y porque esas líneas de piano con las que comienza la canción son invitantes y te sumergen irresistiblemente en algo... Con los primeros dos acordes se me hace que el tipo está tocando Let It Be, pero en el tercero resuelve la cosa con un giro muy agradable y efectivo. La canción va ganando musculatura a medida que avanza para culminar con una nueva pared de guitarras y cuerdas, repitiendo un poco el mismo esquema de Fake Plastic Trees de Radiohead. Buen tema.
Sintetizando: A Rush Of Blood To The Head es un disco CONSIDERABLEMENTE más producido que Parachutes, con más instrumentos y arreglos. Pero debajo de esas diferencias superficiales el método y estilo de composición no han cambiado; si Parachutes te resultaba aburrido, éste también lo será... Si en cambio Parachutes te gustó, no veo porqué no habría de agradarte éste.