TALKING HEADS

David Byrne: guitarra y voz / Jerry Harrison: guitarra y teclados / Tina Weymouth: bajo y voces / Chris Frantz: batería 

ÍNDICE

TEMAS SOBRESALIENTES

        - Introducción

1977 - Talking Heads: 77

1978 - More Songs About Buildings And Food

1979 - Fear Of Music

1980 - Remain In Light

1982 - The Name Of This Band Is Talking Heads (live)

1983 - Speaking In Tongues

1984 - Stop Making Sense (live)

1985 - Little Creatures

1986 - True Stories

1988 - Naked

 

COMPILADOS DE HITS:

1992 - Popular Favorites 1976 - 1992: Sand In The Vaseline

 

CONCIERTOS:

Concierto de David Byrne en Buenos Aires (14/10/2004)

 

The Book I Read (Talking Heads 77)

Psycho Killer (Talking Heads 77)

The Good Thing (More Songs About Buildings And Food)

Stay Hungry (More Songs About Buildings And Food)

Take Me To The River (More Songs About Buildings And Food)

Mind (Fear Of Music)

Cities (Fear Of Music)

Life During Wartime (Fear Of Music)

Memories Can't Wait (Fear Of Music)

Crosseyed And Painless (Remain In Light)

The Great Curve (Remain In Light)

Once In A Lifetime (Remain In Light)

Burning Down The House (Speaking In Tongues)

And She Was (Little Creatures)

Road To Nowhere (Little Creatures)

Wild Wild Life (True Stories)

Radio Head (True Stories)

Mr. Jones (Naked)

 

INTRODUCCIÓN

 

Por algún extraño motivo, los Talking Heads tienen la fama de ser una banda punk. Sin embargo, basta escuchar unos pocos segundos de su música para que la mentira se desplome hacia un abismo de fuegos y llamas eternas: en realidad, los Talking Heads no son un grupo punk y si bien algunos de sus temas tienen reminicencias punkoides, pues esto es otra cosa. La primera contradicción entre la esencia del punk y la música de los Heads que me viene a la cabeza es la más elocuente: una de las máximas clásicas de la revolución punk ancla en la simpleza casi incompetente de las canciones; justamente la música tiene que recobrar el primitivismo y la crudeza de antaño, como reacción a los excesos elitistas de los dinosaurios del metal y el prog. Tres o cuatro acordes como máximo, nada de virtuosismos, canciones concisas de tres minutos sin demasiadas variantes. Pues la música de los Talking Heads es, por el contrario, bastante compleja, matizada por todo tipo de texturas y sonidos rebuscados que se van entrelazando y desentrelazando intrincadamente a lo largo del tema; es una música muy "artística" y comprometida con pretensiones de vanguardia que poca relación tienen con el punk. Realmente este tipo de música no tiene mucha semejanza con algo como, por ejemplo los Ramones.

No, olvídense del punk, y si tenían ese prejuicio hacia la banda solamente porque no les gusta el punk, pues echen ese prejuicio a la basura. La asociación con el punk tiene fundamento cierto en el hecho de que la banda se inició en la escena newyorkina del club punk CBGB, pila bautismal de artistas tales como Patti Smith, Television y los Ramones. Pero en realidad, los Talking Heads son más bien una banda new wave, quizá la primera de ellas. Voy a ser claro: esta banda merece un 10 (DIEZ) redondo en términos de originalidad. Los tipos aparecieron de la nada con estilo completamente único, completamente propio, sin precedente alguno y REALMENTE entretenido e interesante. A todas luces, puede decirse que los Talking Heads son los pioneros absolutos de la new wave. Su álbum debut de 1977 ya tiene todos los elementos más distintivos del movimiento: guitarras eléctricas sin casi distorsión, énfasis más en lo rítmico (y lo polirrítmico!) que en lo melódico, un toque funk bastante marcado, una onda pop que los hace accesibles en pocas escuchas e incluso algunos momentos totalmente bailables... NADIE antes de aquel álbum se había animado con un sonido parecido y las influencias de esta revolución llegan hasta The Police o los discos de King Crimson a partir de Discipline, e incluso hasta el día de hoy, notable en grupos tan importantes como los Red Hot Chili Peppers y en menor medida Radiohead (este último incluso toma su nombre de una canción de la banda). Incluso la música bailable, el trance, el trip-hop, la electrónica de hoy en día, le debe mucho a este grupo, aunque esta música suene a veces robótica, desalmada y vacua, en contraposición a los Heads, que a pesar de todo siempre suenan como una banda de rock compuesta por humanos e instrumentos. 

Los Talking Heads son frecuentemente tildados como un grupo de "nerds". Nunca supe exactamente por qué, pero si ese epíteto hace alusión a su cualidad de artistas, raritos, cesudos, ridículos, exagerados, paródicos y retorcidos pues por mí no hay problema, ya que me parece un combo realmente intrigante, de esos que generan interés escuchar. La música de los Heads gira siempre en torno a la misma fórmula, sin demasiadas variaciones... PERO, como se trata de una fórmula muy original, creativa y repleta de matices, pues no me incomoda demasiado su falta de versatilidad. Para mí, la música de los Heads no apunta tanto a "canciones", sino más bien a "grooves". Grooves; esa esa la palabra, a Byrne y compañía no les interesa componer como pequeños Mozarts, sino más bien desarrollar pequeñas ideas rítmicas sobre las cuales acumular pilas de grooves, riffs y cositas. El resultado es un música experimental, bailable, pegadiza, volada, excéntrica, compleja, rítmica, hipnótica... todo eso al mismo tiempo; inexplicable. La clave del atractivo de su sonido son las guitarras intercaladas de Byrne y Harrison, que tocan todo tipo de riffs veloces, funky, intrincados, fumados e irresistibles con un sonido bien limpio, sin distorsión alguna. En la tradición Lloyd / Verlain (Television) y anticipando a Belew / Fripp (King Crimson), los Heads son de esos grupos que sobresalen por el "interplay" entre dos guitarristas, en este caso dos guiarristas rítmicos que raramente se interesan en hacer solos en el sentido tradicional de término. A esto hay que agregar un bajo MUY funky de Tina Weymouth y los ritmos insistentes y pegadizos (aunque no demasiado complejos) de su novio Chris Frantz y tenemos un combo musical único, totalmente original, repleto de sorpresas y matices sumamente estimulantes que te hará adicto. Claro que antes deberás acostumbrarte a las ANORMALES vocales de David Byrne, que aporta una fantástica (o insoportable, según se haya digerido o no) dosis de paranoia, bufonería y locura, en sacrificio de competencia melódica. Si vas tras los Heads buscando melodías hermosas estás muerto; si en cambió buscás ritmos entretenidos, variados e inagotables, pues estarás en el paraíso.

Este sonido no ha evolucionado demasiado desde Talking Heads 77, su debut. Hubo avances, sin lugar a dudas, especialmente a partir de la colaboración de Brian Eno, el fenomenal productor ex-integrante de Roxy Music (y artífice de la famosa trilogía de Berlín de Bowie), quien le dio al sonido de los Heads una mayor profundidad, variedad y riqueza. Sin embargo, los elementos FUERTES del estilo, o sea las guitarras intercaladas, el funk, las melodías extrañas, estuvieron siempre desde un principio, al punto que desde mi percepción, es posible identificar muchas semejanzas entre Talking Heads 77 y un álbum "maduro" como Remain In Light. A partir de Speaking In Tongues, el sonido de los heads se hizo un tanto más flaco, quizá por haberse desprendido de la genialidad de Brian. Sin embargo, los tres discos que el grupo grabó bajo la batuta de Eno, y también el debut, son discos ESENCIALES de la época y de la new wave.

Se suele hablar de la dicotomía The Police / Talking Heads como las dos bandas capitales de la new wave, una representando a Inglaterra y otra a los Estados Unidos. A pesar del GRAN afecto que le tengo a The Police, últimamente los Heads me han resultado más interesantes. Evidentemente Sting y the Police eran mejores compositores de canciones y melodías pop (Roxanne, Message In A Bottle), pero en materia de ideas musicales, experimentos raros, grooves y ritmos (campo en el que The Police se ha involucrado y mucho) prefiero a los Talking Heads: la cantidad de ideas rítmicas y texturas que logran en los álbumes More Songs, Fear Of Music y Remain In Light supera largamente a lo hecho por The Police. Es un música quizá no tan atractiva a los oídos, pero sí más INTERESANTE. Los Heads son y serán un grupo interesante, que no importa todas las limitaciones que puedan tener, siempre van a interesar, a llamar la atención y a satisfacer el hambre de nueva música y nuevas ideas que algunas mentes perversas tenemos. Son el descubrimiento musical más interesante que he hecho en los últimos meses: ¿Música que puede bailarse y escucharse analíticamente en un sillón? Demen más!

 


 

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Talking Heads: 77 – 1977

8-/10

"Psycho killer, qu'est que c'est"

1) Uh-oh Love Comes To Town; 2) New Feeling; 3) Tentative Decisions; 4) Happy Day; 5) Who Is It?; 6) No Compassion; 7) The Book I Read; 8) Don't Worry About The Government; 9) First Week - Last Week... Carefree; 10) Psycho Killer; 11) Pulled Up.

mejor canción: Psycho killer

La relación de un oyente con Talking Heads: 77 puede seguir más o menos estos patrones: Primera escucha: aburrida y monótona seguidilla de cancioncillas intencionalmente raras, irrelevantes y tontas... Segunda escucha: aburrida y monótona seguidilla de cancioncillas tontas, pero algunos de los sonidos suenan bastante intrigantes... Tercera escucha: seguidilla de canciones raras, ya no tan tontas, algunas de ellas bastante adictivas... Cuarta escucha: un interesante, atípico y pegadizo álbum de un género virtualmente inclasificable que difícilmente haya podido encontrarse con anterioridad. En algunos casos podría ocurrir que a la quinta escucha uno concluya que se trata de una obra maestra absoluta, pero es bastante improbable; yo prefiero quedarme ahí. en un álbum inclasificable, algo revolucionario y muy interesante.

Interesante y muy sólido además, ya que el nivel de calidad se mantiene estable a lo largo de todas las pistas, sin que aparezca nada horrible o totalmente descartable interrumpiendo el flujo musical. Sí, es un tanto monótono y aún después de varias escuchas se me hace MUY difícil separar e identificar todas estas cancioncitas en mi mente, ya que son todas muy parecidas entre sí y muy pocas gozan de una línea melódica especialmente sobresaliente. Pero, hete aquí que aún siendo escasamente relevantes, nunca fallan en entretener y divertir, al menos en entretenerme A MÍ. Y eso ¿Por qué? ¿Cómo puede un álbum plagado de canciones monotemáticas, sin casi melodías y no demasiado grandiosas ser tan adictivo? Muy simple: el SONIDO. Es el sonido completamente singular y novedoso que logra la banda lo que en definitiva me apega al álbum y me hace disfrutar de estos temas mucho más de lo que racionalmente debería en base a su calidad compositiva. A diferencia de lo que se verá en álbumes posteriores, en Talking Heads: 77 la banda no apela a muchos recursos o trucos raros: solo escuchamos dos guitarras, un bajo y una batería, nada más, y aún así los tipos suenan como ningún otro grupo de rock, y eso le da en definitiva al álbum un plus valiosísimo. Porque salvo el caso de Psycho Killer (por motivos explayados más adelante, sigue leyendo amable amigo), ninguna de estas canciones me hace vibrar de emoción, pero mientras las escucho siempre me quedo pegado... y eso pasa por cómo tocan los tipos, por los sonidos que logran, por las texturas bizarras y variadas que adquieren los instrumentos. Porque es verdad, como dije antes, que el tono del álbum se mantiene bastante uniforme de tema a tema, pero lo cierto es que cada uno tiene su pequeño gancho efectivo, algo (casi siempre una línea de bajo o guitarra) que llama la atención y te hace seguir escuchando.

La expresividad y elasticidad del interplay entre Byrne y Harrison aún no alcanza su cenit, pero los tipos ya desde el comienzo muestran un estilo atípico y novedoso en el uso del instrumento llamado guitarra: regla n°1) casi nada de distorsión sucia; regla n°2) nada de solos o improvisaciones; regla n°3) tocar todo tipo de patrones repetitivos y bizarros, una y otra vez, inspirándose más que nada en el funk... Con esta orientación, la música de Talking Heads: 77 suena un poco a pop y a funk, es liviana, pegadiza e intrascendente... pero al mismo tiempo suena a arte vanguardista, y es retorcida, loca y atípica. También la veo como una música que uno no recuerda mucho cuando no está sonando, pero que resulta intoxicante y adictiva mientras uno la escucha, quizá gracias a su combinación ideal entre accesibilidad y rareza. En definitiva es una música distinta, sencillamente distinta, como todo lo que harían los Talking Heads a partir de ahora.

Al hablar de las canciones de Talking Heads: 77 se hace un tanto vano describirlas todas detalladamente, ya que la fórmula mencionada se repite en cada una de ellas, uniformándolas y quitándoles un poco de identidad. Si hay una canción que se destaca sin sutilezas, esa es Psycho Killer, más que nada por tener uno de los estribillos más memorables y absurdos jamás cantados, con esos frenéticos y ridículos fraseos de "Qu'est Que C'est / Fa - fa - fa - fa - fa, Fa - fa - fa - fa - fa"... Escuchando este tipo de cosas uno puede sacar la legítima conclusión que los Talking Heads son más que nada una banda bufonesca, tonta, grotesca... pero AY! ESA MELODIA "Run, run, run, run awayyyyyyy ye, ye, ye, ye"... es intoxicante, grandiosa, gloriosa... Con ese estribillo genial, su ominoso riff de bajo y su freak-out final donde entra magistralmente un riff de moderada distorsión, Psycho Killer epitomiza una especie de arte que puede sonar absurdo e inteligente a la vez.

El resto de las composiciones es como que permace dentro de una nube difusa difícil de polarizar, donde temas, melodías y riffs entretenidos se entremezclan uno tras otro. Cada tanto reflotan fragmentos musicales interesantes que de a poco van atornillando el álbum en mi cabeza. Uh-oh, Love Comes To Town abre de forma relativamente convencional, siendo una canción pop agraciada por una adictiva línea de bajo... todo parece bastante normal, hasta que luego del primer estribillo aparecen esos ¡STEEL DRUMS! que le dan al asunto un toque caribeño e irresistiblemente saltarín; no sé bien qué es un "steel drum"; nunca ví ninguno ni sé cuál es su traducción al castellano, pero conozco su sonido inconfundible similar al de un vibráfono, y vaya si se trata de una aparición extravagante: nos deja en claro que estamos tratando con cuatro nerds locos que no van a hacer precisamente una música muy normal. A partir de allí todo entra en un terreno inagotable repleto de riffs colorinches, ritmos virulentos y melodías vocales retoricidas todas amontonadas. New Feeling destaca más que nada por su atractivo riff de guitarras; Tentative Decisions sorprende con un fabuloso estribillo marcial ("Oh the boys...") contrastando con los grisáceos y prezosos versos; Happy Day es uno de los menos interesantes, pero provee una gran atmósfera de siesta, de letargo, de modorra veraniega; Who Is It? es muy corta y paranoica, pero contiene uno de los grandes riffs del álbum; No Compassion es de las más ambiciosas y extensas, incluyendo varias secciones musicales diferentes (es algo así como una suite) y uno de los arreglos más oscuros y fascinantes; The Book I Read arranca con el mejor riff del álbum (anticipando al King Crimson de Discipline con cuatro años de antelación) y solidifica su carácter de highlight con la estupenda y bailable sección en la que Byrne entona esos melodiosos "Na - na - na - na" sobre una inmortal línea de bajo y una serie de riffs deliciosamente funky. Por su parte, Don't Worry About The Government goza de ciertos matices con teclado y una buena melodía, aunque no se destaca demasiado; First Week - Last Week... Carefree, sobresale por su solo de saxofón, más allá de tener uno de los títulos más rebuscados que haya atestiguado. Por último me queda Pulled Up, uno de los pocos temas de la banda en los que sí pueden rastrearse elementos punkoides, que cierra el álbum con un rapto de energía, canalizada efectivamente por esos arrebatadores versos de "Pull me up, up, up, up, up, uuuuuuup".

Huelga decir que Talking Heads 77 es uno de los debuts más extraños que me ha tocado escuchar. Es revolucionario sin lugar a dudas, porque el grupo está INVENTANDO una forma totalmente nueva de hacer música, algo que ocurre muy pocas veces de un modo tan abrupto. Pero al mismo tiempo tiene un espíritu liviano, bufonesco e irrelevante que no se corresponde con un álbum revolucionario. Pero esto no lo digo negativamente; las canciones son paranoicas, exóticas, entretenidas y retorcidas. Vale la pena, aunque aclaro que el sonido de la banda mejoraría mucho en los siguientes álbumes, hasta alcanzar un punto de talento y originalidad del que MUY POCAS bandas pueden jactarse.

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More Songs About Buildings And Food – 1978

9-/10

"I don't know why I love you like I do"

1) Thank You For Sending Me An Angel; 2) With Our Love; 3) The Good Thing; 4) Warning Sing; 5) The Girls Want To Be With The Girls; 6) Found A Job; 7) Artists Only; 8) I'm Not In Love; 9) Stay Hungry; 10) Take Me To The River; 11) The Big Country.

mejor canción: Stay hungry

¡Madre mía! Cuando escuché More Songs About Buildings And Food entero por primera vez, ni se me pasó por la cabeza que llegaría a ponerle un NUEVE de nota, pero ya ven... aquí está, es mucho mejor que lo que supuse. Porque este álbum, tal como su antecesor, va creciendo con las escuchas; va pasando de ser un mero pasticho de grooves insustanciales y monotemáticos a una verdadera fiesta de música desafiante y accesible a la vez, totalmente bailable por momentos, muy oscura por otros, pero en líneas generales de lo más entretenida e infecciosa. Básicamente se trata de una continuación de Talking Heads: 77, el sonido, el estilo, los esquemas son casi los mismos, pero para mis oídos, todos aquellos elementos que hacían de aquel un álbum sumamente adictivo y memorable se hallan aquí AUMENTADOS y MEJORADOS sensiblemente, lo cual me lleva a darle un puntito más sin miedo alguno.

En principio, la música de More Songs parece clonada de 77; a tal punto esto me parece así que todavía hallo cierta dificultad al discernir en mi cabeza los temas musicales que corresponden a cada álbum. A pesar de haberlos escuchado a ambos un buen tiempo, si ahora alguien viene y me hace oír unos cinco segundos de cualquiera de estos temas, seguramente tendré un GRAN PROBLEMA para determinar de cuál álbum proviene (¡Ni hablar de sacar el título de la canción!). Esto puede sonar muy mal... porque ¿Desde cuando un álbum de nueve puntos presenta dificultades para identificar sus canciones de otras de otros discos? ¡Pues desde More Songs About Buildings And Food digo yo! No se precupen, no tengan miedo a la monotonía... los Talking Heads son diferentes a cualquier otra banda; pueden ser monótemáticos sin dejar de ser entretenidos y divertidos. Sí gente, los temas ciertamente tardan en individualizarse completamente porque la fórmula, el estilo, el sonido, se repiten ad infinitum... pero eso no quita que sean excelentes; la nube difusa de música que resulta de todas estas canciones amalgamadas es ciertamente tan original, tan atípica y revolucionaria que difícilmente alguien se queje de monotonía. Cada canción, por más dificultades que ofrezca para distinguirla de sus compañeras, SIEMPRE ofrece algo interesante para escuchar, y eso es lo que en definitiva importa... algún riff, alguna melodía, algún sonido, algún ritmo: siempre hay cosas sucediendo ahí en el medio y ¡Vaya si terminan atrapándote como una telaraña a una pobre hormiguita!. Además, hay unas cuantas excepciones; yo personalmente jamás confundiría temas como Thank You For Sending Me And Angel, Take Me To The River o The Good Thing... cada uno seguramente encontrará al menos un puñado de canciones inmediatamente reconocibles.

Pero ya, es como que me repito demasiado ¿Verdad? Ahora volvamos a lo importante... les venía comentando que esta música parece clonada del álbum anterior... pero tan solo PARECE, y como todos ustedes saben, las apariencias engañan. Porque tras familiarizarme con More Songs About Buildings And Foods, pude notar algunas diferencias cruciales. Tal como dije al principio, todo lo bueno en Talking Heads: 77 se ha mejorado. Por ejemplo... si en el debut la banda nunca dejaba de sonar como un cuarteto básico de batería, bajo y dúo de guitarras, acá la cosa empieza a ser bastante más compleja que eso. Para empezar, David Byrne y Jerry Harrison han perfeccionado ostensiblemente su interplay, y la principal atracción del álbum pasa por el FABULOSO uso que le dan a sus guitarras rítmicas intercaladas, solidificando un sonido tan único y revolucionario como entretenido. Además, esta vez hay un nuevo productor. Sí gente, nada menos que Brian Eno ¿Saben que significa que Brian Eno esté en el medio no? ¿No lo saben? Pues signigica un 100% de mejora en el sonido: gracias a la mano maestra de este individuo las texturas se hacen más profundas, se agregan instrumentos (cómo órganos y sintetizadores) y se hacen todo tipo de doblados que permiten alcanzar las más variopintas masas de sonido. Pequeños toques de genio matizando lo que ya de por sí era genial.

Entonces la ecuación queda: Jerry Harrison y David Byrne con su innovador interplay + Brian Eno en la producción = BANG!  Si en Talking Heads: 77 los dúos de guitarra eléctrica ya te parecían bastante funky, reveladores y complejos... pues, querido amigo, More Songs About Buildings And Foods TE VOLARÁ LA CABEZA. Riffs, grooves, arpegios, sonidos, trucos, escalas imposibles, rasgueos y melodías raras intercalándose, retorciéndose, fundiéndose, doblándose, metiéndose unos dentro de otros en verdaderos espasmos de frenético sonido, todo ello sumado a la saltarina, obsesiva y cambiante sección rítmica de Tina y Chris, más algún organito insano de Harrison (también tocaba los teclados)... ¿Qué más quieren que diga? WAAAAW!!! ¡Qué sonido! ¡Gracias Talking Heads por este sonido! ¡Cómprense este álbum al menos para escuchar este sonido! Créanme, al lado de esto Talking Heads: 77 parece apenas una muestra gratis, un mero preámbulo.

Considérenme un fanático de este sonido de los Heads. De otra forma me hubiera conformado con ponerle un ocho... Porque es el sonido y no otra cosa lo que fascina y atrae del disco. Las canciones brillan; todas y cada una de ellas, cada una con su pequeño gancho invencible... no son ninguna joya en sí mismas, pero en esta ocasión se valen MAS que bien con la fenomenal performance de la banda. Tocadas por mí en mi tecladito estas canciones serían pura basura... tocadas por los Talking Heads se convierten en cuarenta minutos de gloriosos ritmos y grooves que, acordate, se te meterán bajo la piel.

Y ahora solo queda mencionar los temas y recordar que me impresiona en cada uno de ellos. En el caso de Thank You For Sending Me An Angel me impresiona TODA la canción. ¡Qué gran tema para empezar el álbum señores! Un ritmo incansable a lo Get Back (El tema de los Beatles ¿Recuerdan?) se combina con IMPONENTES power-chords típicos de un buen rocker de estadio y las ya célebres vocales esquizofrénicas de Byrne, completando esta maravilla de tema que suena poderoso y chiflado, majestuoso y extravagante... todo a la vez. "Oohh baby you can (BAAAM!!) talk, you can (BAAAM!!) walk just like me..." ¡Qué apoteótsica forma de empezar con un álbum!, pienso yo. En realidad, Thank You For Sending Me An Angel suena bastante atípico para lo que es el resto del álbum; hay algo de interplay funky, pero nada que te prepare para lo que sigue.

¿Y qué es lo que sigue? Pues una suceción de ocho fantásticos temas que, aunque cada uno tenga su motivo y haya pequeñas pausas entre ellos, suenan todos como una única gran canción... En mi opinión, Talking Heads: 77 ya sonaba también casi como una sola canción, pero los oyentes siempre consideran estos ocho temas de More Songs indisimulablemente unidos. Y está bien por mí, ya que no importa si se ve como una gran canción o como varias, AMO esta sección del disco. Cada pequeño fragmento tiene guardado un gancho impactante, y pasan TANTAS cosas en el medio que me resulta una escucha plenamente estimulante que nunca me aburre. With Our Love arranca con un fenomenal riff ascendente que marca de qué se trata el sonido del álbum. Las guitarras tocan notas y notas y notas y uno no sabe cuando van a parar ni por qué caminos derivarán. La melodía de David es paranoica y fea, pero me pregunto a quién le importará la melodía vocal cuando las guitarras están ahí haciendo todo ese maravilloso ruidito. The Good Thing es para mí de los fragmentos más memorables de la "suite"; empieza lenta con una bonita melodía de guitarras que enseguida repite David con su voz. Pero lo que REALMENTE se recuerda de esta canción es su magnífico estribillo, cuya melodía instantáneamente pegadiza es cantada al unísono por David y Tina. A continuación entramos en terreno oscuro con Warning Sign; una buena línea de bajo conduce todo aquí mientras las guitarras van agregando sus siempre interesantes melodías todo alrededor. The Girls Want To Be With The Girls suena bastante lesbiana ya desde el título, pero tiene un estribillo bien pegadizo, y la sección instrumental que aparece después es lo mejor, con esa hermosa melodía atmosférica repetida varias veces, matizado por tipo de sonidos interesantes. Found A Job empieza a poner las cosas cada vez más funky; ¡ESE RITMO POR FAVOR! Es un admirable sacudón de puros ruiditos ultra-veloces de guitarra, con las correspondientes pausas melódicas cada tanto, que solo sirven para aumentar la adicción una vez que el ritmo se retoma. Además, la canción tiene una coda extensa donde un atractivo leit-motiv de "steel drum" se va repitiendo, mientras en el fondo las guitarras insisten con su maravilloso funky-funk (no sé cómo diantres llamar a esta forma de tocar guitarra). 

Con Artists Only tenemos una mini-suite repleta de diferentes melodías de bajo, guitarras y organito, entre los cuales me vuela los cesos ese fatídico y oscurísimo break monocorde que irrumpe luego de los versos, en el cual se superponen todo tipo de malévolas guitarras. I'm Not In Love arranca con un gran riff y nos lanza de lleno a un groove asesino 100% bailable antes de fracturarse para los depatarrados versos cantados. Cada vez que se retoma el ritmo principal, éste vuelve con nuevas energías, y no hay quien pueda no bailar. Atención a la coda, donde las guitarras de Harrison y Byrne hacen todo tipo de delicias espectaculares que te dejarán con la mandíbula rebotando por el piso. Para cerrar este grupo de ocho temas tenemos Stay Hungry, que a la larga se convirtió en mi momento favorito del disco; empieza con un FANTÁSTICO riff que anticipa con bastante claridad el tema de King Crimson Thela Hun Ginjeet. La melodía inicial es un tanto caótica y errática, pero la parte que realmente interesa está en la segunda mitad. Luego de un crescendo vocal que eleva la tensión a alturas grandiosas, el grupo EXPLOTA en un groove de funk-rock TOTALMENTE ANORMAL, con unas frenéticas guitarras haciendo chugga-chugga-chugga a todo trapo, unos violentos espasmos de órgano, y un ritmo implacable de Chris y Tina; rematado todo por unas hermosas cortinas de sintetizadores cerrando al final. Les juro que no me gusta bailar mucho, pero el cuerpo SE ME MUEVE SOLO cada vez que llega esta parte; para mí es el paraíso del funk, uno de los grooves bailables más infecciosos e insistentes que escuché en mi vida; todos esos pelmazos que hacen música supuestamente bailable (como Ricky Martin, por poner un ejemplo deplorable) deberían escuchar algo así para aprender un poco. Incluso los Red Hot Chili Peppers deben haber mamado toneladas de este tema, aunque dudo mucho que hayan logrado rockear como los Heads aquí. Mi consejo es: NUNCA escuches Stay Hungry mientras manejas un auto porque seguro que chocás... no juegues con tu vida, haceme caso.

Los dos temas finales se alejan un poco de la onda estilística que venían explorando, y en definitiva son los que convierten a More Songs en algo más que un simple carbónico de Talking Heads: 77. Ambos son también de los temas más conocidos y gustados del grupo. El cover de Al Green Take Me To The River me gusta realmente mucho; la producción de Eno hace maravillas aquí, y el grupo vuelve a lograr un ritmo de funk bastante convincente, que también carga con las influencias soul del tema original. Es un cover único, una especie de soul psicótico realmente memorable y atmosférico y potente también, porque el ritmo es de cinco estrellas. No soy tan fanático de The Big Country, que cierra el álbum con un MARCADO quiebre estilístico. Por algún aborto de la naturaleza, los Heads intentan sonar como una banda ¡Country! y caray, que no les sale nada mal. Claro, no es country tradicional, sino un country medio raro pasado por el filtro loco de Byrne. En todo caso, la melodía del slide de Harrison es preciosa, una joya, y aunque la melodía vocal tiende a divagar por demasiado tiempo, pues tampoco me aburre como podría hacerlo. El atributo más sobresaliente de The Big Country es la letra: el narrador está sobrevolando los Estados Unidos en un avión, y desde las alturas contempla el campo, y reflexiona sobre lo lamentable y mediocre que es el estilo de vida de la gentuza que vive allá abajo en esos pueblitos campestres. Puede leerse como una diatriba contra la vida rural en favor de la urbana, o una soberbia declaración del "yo: artista, culto y sabio" contra "ellos: la plebe ignorante y tonta". Pero lo que en definitiva la hace interesante es su oscura ambiguedad: ¿Es David Byrne el enunciador, declarando pomposamente que "I wouldn't live there if you paid me"? ¿O simplemente se encarna en un personaje despreciable cuya ideología antagónica ironiza sutilmente? Difícil de descifrar; en todo caso, si se tratara de Byrne quien habla, que alguen le baje los humitos ¿Quién se cree qué es? Yo también desconfío de las masas, pero frases como "It's not even worth talking / About those people down there" es DEMASIADO agrandado ¿No? No suelo discutir mucho las letras de las canciones, pero esta de The Big Country, realmente llamó mi atención.

En todo caso, el álbum es una pequeña obra maestra. Sonido revolucionario, entretenimiento a raudales y una música única, diferente y extravagante que seguramente llamará tu atención. No garantizo que te guste, ya que los Heads son uno de esos grupos que no van para todo el mundo. Pero More Songs About Buildings And Food es un gran álbum, mejor que el debut y dueño de algunos de los más geniales pasajes de funk-rock que hayan escuchado mis oídos. El hecho de que en los siguientes trabajos, el grupo se pondría AUN MEJOR, solo habla maravillas de él. Allí vamos.

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Fear Of Music – 1979

9+/10

"Heaven is a place where nothing ever happens"

1) I Zimbra; 2) Mind; 3) Paper; 4) Cities; 5) Life During Wartime; 6) Memories Can't Wait; 7) Air; 8) Heaven; 9) Animals; 10) Electric Guitar; 11) Drugs.

mejor canción: Life during wartime

¡Oh sí! El mejor momento de los Heads ha llegado por fin. ¿Qué mas quieren que les diga? ¿Quieren que les mienta, y les diga que Fear Of Music no es el mejor álbum de 1979? Bueno, no es que haya escuchado todos los álbumes clave de aquel año, pero en mi mente solo Reggatta De Blanc de The Police puede ofrecerle algo de competencia, y ciertamente pierde. Los Talking Heads y Brian Eno siguen volando cada vez más alto y uno se pregunta hasta qué alturas podrían seguir subiendo. Porque, aunque sea difícil de creer, este disco traslada los mejores aspectos de Talking Heads: 77 y More Songs a aún mayores niveles de calidad, consistencia y originalidad, convirtiéndose en la obra cumbre de la new-wave, y en un disco ciertamente infaltable en cualquier colección.

Pero vayamos al grano. Fear Of Music es especial por varios motivos. En primer lugar, todo ese "ring-ring-ring-ring" del álbum anterior aparece aquí seriamente retraído, ya no es lo mismo... Ya saben a qué me refiero, a esos incesantes timbres de guitarras epilépticas haciendo ese sonidito... oh! TAN funky! Juzgando en base a que me considero un gran fanático de ese estilo de More Songs, esto puede parecer una mala noticia ¿Verdad? ¡Pero no lo es! ¡Para nada! Simplemente porque en lugar de éstos "ring-rings", Byrne y compañía se inventan OTROS trucos geniales, que además son esta vez tan variados, tan impredecibles y tan ricos en matices que la diversidad de Fear Of Music es apabullante y completamente inesperada en un disco de los Heads. Y no es que esos juegos de guitarra, tan fantásticos en More Songs hayan desaparecido, solo que esta vez comparten el protagonismo con otras clases de trucos geniales. Obviamente que Brian Eno tiene MUCHO que ver con esto. Su mano maestra de productor ya controla todo a la perfección, y mientras More Songs era un álbum basado más que nada en las guitarras (y algún organito), aquí se agregan más y más sintetizadores, cuerdas, pianos, ecos y todo tipo de texturas soberbias que le dan al álbum un sonido sencillamente asombroso, tan multivariado, tan profundo y tan lleno de matices que deja a los dos álbumes anteriores, tan buenos como son, un tanto unidimensionales. Apunten a Brian Eno si buscan al responsable de este enriquecimiento del sonido.

Pero Byrne y los del grupo también tienen su responsabilidad. Byrne por ejemplo, logra traernos un grupo de canciones que suenan más chifladas, paranoicas y obsesivas que nunca, y aún así no dejan de tener siempre un gancho pop insuperable que mejora lo logrado en los dos trabajos anteriores... Recordemos qué pasaba en 77 y More Songs; las canciones eran buenas por su sonido revolucionario, pero aún así se confundían unas con otras fácilmente, no aportaban melodías o estribillos memorables y no tenían mucho más que sus adictivos grooves rallándonos el cerebro. Pues bien, eso era antes. Las canciones que Byrne escribió para Fear Of Music ya tienen melodías definidas (aunque NUNCA convencionales), ganchos pop al por mayor, estribillos totalmente memorables y grooves BIEN diferenciados que convierten a cada canción en una entidad fácilmente separable. Es decir, ya empiezan a ser canciones redondas, más que meros divertimentos originales pero repetitivos y similares, por eso Fear Of Music es mucho menos monótono que cualquier álbum de los Heads. Nunca olviden eso; Fear Of Music es esencialmente un álbum pop, donde Byrne hace funcionar al máximo sus dotes compositivas y sus ganchos atrapantes... Pero es un pop tan desquiciado, enfermizo, complejo y vanguardista que al mismo tiempo suena como una música intelectual, estimulando nuestro cerebro como si estuvierámos ante un estudio científico-musical íntegro. En esto recae el principal atractivo del álbum: es pop y art-rock al mismo tiempo, y suena oscuro, esquizoide y bien, bien rallado. Art-pop llamémoslo.

Lo más difícil supongo que es describir la música. Siempre es difícil de describir la extraña música de estos tipos, pero en este caso es aún más complicado. El sonido claramente funky del álbum anterior se diversifica y los tipos empiezan ya a tocar cualquier cosa. Como dije antes, la producción de Eno agrega toneladas de sonidos nuevos, pero los instrumentistas también empiezan a ampliar el panorama. Ya no solo se conforman con esos grooves funkoides de More Songs, sino que meten en la cocktelera un poco de música étnica, ritmos pseudo-africanos, música disco, ambient, baladas pop y cosas tan raras y retorcidas que no se pueden ni clasificar. Si querían encontrar la total antítesis de la palabra "genérico", pues Fear Of Music es lo que buscaban.

Y como broche de oro, Byrne nos guarda un concepto novedoso, bizarro y bien "arty" para redondear esta joya. ¿Cuál es el concepto? Pues la paranoia. Para ilustrarlo bien a su modo, David asume más que nunca su rol de nerd psicótico, un freak totalmente desquiciado que desconfía de todo. Los títulos de las canciones (salvo un par por ahí en el medio) constan todas de una sola palabra, cada una haciendo referencia a un objeto "terrorífico"; el papel, el aire, los animales, el paraíso, las ciudades, las drogas... todo eso es digno del más profundo miedo. Pero éste no es un miedo tenebroso ni nada por el estilo... es un miedo payasesco, paródico... como en chiste. Es verdad que la paranoia es cosa seria y el álbum transmite un tono oscuro bastante perceptible (acordes menores por todas partes), pero... ¿Terror al PAPEL? ¡Por favor! Solo a un loco como Byrne se le podría ocurrir tenerle terror al PAPEL!!! No importa, lo importante es que el concepto se apoya en algunas de las más inteligentes y delirantes letras jamás escritas en el rock. No muy poéticas ni emocionantes, claro está que los Heads no son de esos grupos que apuntan al corazón, pero sí muy divertidas.

Como sea, todas estas cancioncitas son memorables de la primera hasta la última, cada una con sus intrincados ritmos, cada una con sus inagotables trucos, cada una con sus sorprendentes melodías de guitarra. Siempre la primera escucha resultará un tanto irritante y desconcertante, pero vayan haciéndose la idea de que una vez que le hayan tomado la mano... no habrá forma de desenroscarse esta música del cerebelo. ¿Por dónde empezar? Empecemos por la noción de que es casi imposible elegir una mejor canción. Aquí y ahora eligiría el famoso single Life During Wartime por su inolvidable ritmo de música disco, perfectamente bailable (por qué no ponen esto para bailar en las fiestas es algo que me indigna) y matizado por un sonido de sintetizador completamente genial que suena parecido a una armónica. También por su antémico estribillo que es el más pegadizo, imponente y arrebatador del disco "¡THIS AIN'T NO PARTY, THIS AIN'T NO DISCO, THIS AIN'T NO FOOLING AROUND! ¡Qué gancho gente! Se trata de un pequeño himno anti-bélico que nos habla sobre un tipo que tiene que aprender a vivir en tiempos de guerra... imagínense eso... un manifiesto anti-bélico BAILABLE!!! El asunto es que por más genial y potente que sea Life During Wartime, no ofrece necesariamente más que ninguna de las demás composiciones; todas tienen lo suyo. 

El experimento de world-beat I Zimbra no tiene mucho que ver con el concepto, pero abre el álbum en gran forma aportando un innovador combo de ritmos y cantos pseudoafricanos y un llamativo toque de guitarras que claramente va preparando el terreno para el disco de King Crimson Discipline (publicado dos años más tarde)... Las semejanzas son obvias, pero hay que ser justos y no pensar que Robert Fripp simplemente copió a los Heads, ya que es EL MISMO FRIPP quien toca la guitarra en I Zimbra como músico invitado... ¡Sorpresa! Claro! Cómo iban a confundirse... ese estilo es Fripp, nadie más toca así. Otra canción que me vuela la cabeza es Memories Can't Wait, que impacta de entrada con un riff de la puta madre, un riff que solo puedo definir como NEGRO; amenazante, oscuro, repleto de ominosas vibraciones y ecos... Creo que Eno tiene que ver con el sonido de estos riffs, y vuelvo a agradecer su presencia. Igualmente es más que un riff, y la canción es genial y atrapante de principio a fin. El trío conceptual de la primera mitad Mind, Paper y Cities son una más pegadiza que la otra. Mind es totalmente genial; sus intrincadas melodías de guitarra nunca dejan de estupidizarme, y la forma en que los sintetizadores entran sutilmente en el repetitivo estribillo eleva la majestuosidad y el poder de la canción a alturas de gloria. Pero lo mejor es el final, donde a una mente brillante se le ocurrió explotar con un violento riff distorsionado que patea CIENTOS de HIGADOS y conduce la canción hacia su final. Paper tiene otro gran riff inicial y un estilo funkoide en las guitarras que recuerda un poco al álbum anterior. Cities es puro pop de la mejor calidad, tiene un ritmo absolutamente imparable e infecciosas melodías de sintetizador que difícilmente puedas resistir. También tenemos la magnífica Air, que despliega de entrada una PERFECTA melodía sintetizada, tan oscura como pegadiza, que parece como de película de misterio. Heaven suena bastante normal para lo que es el álbum... y eso porque es una balada melódica, un terreno bastante convencional en el que los Heads no se habían metido con anterioridad. Eso no quiere decir que se aburrida: no, no... suena agradable y atemporal, como un verdadero clásico, y se recuerda también por el famoso estribillo que dice "Heaven is a place where nothing ever happens"... Ja, ja, lindos conceptos tiene David para con el más allá. Realmente nadie tiene la menor idea de cómo es la vida después de la muerte, pero siempre aparece algún charlatán, y las descripciones que se han inventado algunos curas y catequistas sí que dan la impresión de "un lugar donde nunca pasa nada" ¿Pesadillesco verdad? Aunque, quién sabe si después de muertos nos queda la necesidad de que pasen cosas...

No quise extenderme demasiado con todas estas canciones; no tiene sentido describirlas porque son sencillamente indescriptibles. Hay que escucharlas. Lo único que digo es que son todas bárbaras, TODAS. Todas las coloree de rojo. Solamente las últimas tres como que me cansan un poco. Animals es por lejos el tema de rock más divertido y payasesco que haya escuchado. De repente, el cantante le tiene TERROR a los pobres animalitos de la naturaleza... "Animals think! That's a fact!", "To trust in them... A BIG MISTAKE!!!" Ah, pobre loco Byrne, parece que se le acabó la nafta del tanque... Musicalmente es interesante, pero también demasiado grotesca como para impactar como las demás. Electric Guitar y Drugs por su parte son bastante monótonas y lejos están del entretenimiento provisto por las demás canciones. Electric Guitar suena particularmente débil para estos oídos, gracias a una melodía que solo podría calificar como FEA y un groove monótono y poco inspirado. Drugs es mejor, muy atmosférica, pero tampoco tiene muchas ideas y vueltas musicales como para justificar esos leeentos cinco minutos de duración.

A pesar de estos últimos "bajones", Fear Of Music es soberbio... un clásico, una de esas obras únicas y originales que merecen permanecer como hitos históricos. Te costará entender mi alto nueve al principio, ya que esta música es demasiado bizarra y extravagante... pero cuando le hayas tomado la mano a los inagotables sonidos y ritmos que ofrece, adiós, te cambió el cerebro para siempre. Algunos consideran Fear Of Music apenas como un álbum de transición entre el sonido de More Songs About Buildings And Foods y la plena madurez estilística que alcanzarían en Remain In Light. Puede que sea así, pero para mí esto no significa que el álbum sea más débil ¡TODO LO CONTRARIO! Es el mejor de los Heads, porque las canciones son excelentes, de la primera a la antepenúltima (jeje, rebuscado giro). ¿Han leído la revisión de la AMGuide? Pues ahí hay algo a lo que NO hay que hacer caso.

Sección COMENTARIOS DE LECTORES sobre FEAR OF MUSIC!


Remain In Light – 1980

9+/10

"I feel like and accident"

1) Born Under Punches (The Heat Goes On); 2) Crosseyed And Painless; 3) The Great Curve; 4) Once In A Lifetime; 5) Houses In Motion; 6) Seen And Not Seen; 7) Listening Wind; 8) The Overload.

mejor canción: The great curve

Para muchos, para la mayoría en efecto, Remain In Light es el pico artístico de los Heads, pero por mi dinero sigo prefiriendo Fear Of Music, así que los fanáticos de este álbum tendrán que empezar a preparar sus insultos para mandarme al mail. Ahora seriamente, hay cosas que son ciertas: una de ellas es que el sonido del grupo sigue evolucionando a grandes pasos, y sin duda es aquí, en este cuarto LP, donde alcanza su punto de madurez. Si lo que habías escuchado en More Songs About Buildings And Food y Fear Of Music te había sorprendido con su extravagancia, su paranoia y su anticonvencionalismo, pues esperá a darle un par de oídas a Remain In Light... es evidente que, colaboración con Eno mediante, el grupo logra aquí su máximo parangón de profundidad, variedad, complejidad y técnica, desplegando ante nosotros un mosaico inagotable de ritmos frenéticos, grooves astronómicos, sonidos INCREÍBLES y juegos vocales que simplemente desafían a la imaginación; hay que escucharlo, y aún así puede uno no dar crédito a lo que está saliendo de los parlantes. 

Con esto no estoy sugiriendo que el álbum sea muy distinto a lo visto en Fear Of Music... cualquier álbum de los Talking Heads con Brian Eno mantiene la misma tónica focalizada en lo puramente rítmico, en los sonidos extraños y esta no es la excepción. La diferencia está en que Remain In Light es simplemente el cenit creativo del grupo en cuanto a la naturaleza de este sonido. Mirando atrás, las rarezas de Talking Heads: 77, e incluso de More Songs, parecen niñerías en comparación a los trucos de guitarras, los ritmos y los tremendos grooves de éste; no por nada ha sido llamado por muchos como el álbum de pop más revolucionario de la historia. Es como que, a pesar de ser este el cuarto trabajo, los Heads siguen sacando conejos de la galera y agregan más matices sorprendentes a un estilo que, hasta aquí, no da ningún signo de estar agotado.

Sin embargo, que el estilo o el sonido de los Heads alcance su mayor expresión en Remain In Light no lo convierte automáticamente en su mejor disco... y desde mi perspectiva, no es este su mejor disco. ¿Razones? La primera razón y la mas obvia es que si bien la primera mitad es BRILLANTE y contiene la mejor música, las más excelsa y trascendental jamás grabada por los Heads, la segunda es un tanto hueca en comparación: es como que el sonido empieza a gastarse, a cansar, a hacerse un poco repetitivo y un poco gris. No, el disco nunca transita por los surcos de la mediocridad, pero me parece más que claro que los highlights se agrupan en los primeros cuatro temas, de una manera tan contrastante y obvia que la otra mitad parece poco más que una mera imitación, una expansión forzada de algo que ya mostró sus cartas fuertes de entrada. Este motivo me hace a veces considerarlo incluso por debajo de More Songs, ya que aquel fluía perfectamente de principio a fin, manteniendo el equilibrio y la calidad. Otra razón por la cual Remain In Light me entusiasma menos es que el grupo vuelve un poco a la monotonía. No, no es que el disco suene realmente monótono (al menos en la primera mitad), pero lo cierto es que luego de la exuberante variedad de Fear Of Music (para los estándares del grupo, claro está), Remain In Light vuelve a ser una sucesión de grooves bizarros que no hacen mucho más que insistir con una misma idea rítmica de principio al fin, sin casi alteraciones ni cambios de acordes ni nada de eso. No está mal, naturalmente no está nada mal, ya que es una música que SE SUPONE que tiene que ser así... y aún esas ideas rítmicas son de una creatividad y una complejidad tal que logran ser totalmente entretenidas e hipnóticas. Sin embargo, y esto es puramente subjetivo, la mayor dinámica de Fear Of Music sigue seduciéndome un toquecito más, con esas canciones que cambiaban de ritmo y melodía permanentemente, y con esas cosas totalmente inesperadas como Heaven o Animals apareciendo por ahí.

Ahora que se ha dicho eso, no tengo otro motivo para renegar de esta nueva obra maestra. Como dije antes, la primera mitad sobresale como la Torre Eiffel en París y si tuviera que ponerle una puntuación relativa, tendría un diez... Es una colección de jams rítmicos totalmente INCLASIFICABLES, donde aparecen aquí y allá apéndices de funk, de pop, de ambient, de música étnica del tercer mundo, de rap, y en fin, cualquier cosa. Como dije antes, los patrones rítmicos se mantienen inalterados desde el primer hasta el último segundo y su tonalidad virtualmente no cambia, pero sobre ellos el grupo va articulando la más compleja, sorprendente y retorcida red de soniditos, truquitos y jueguitos. De esta forma, canciones que en las primeras escuchas pueden sonar un tanto monotónas y extravagantes, se van haciendo más y más hipnóticas con las escuchas, hasta que terminan por hacerte estallar el cerebro... y cuando las digeriste por completo nunca podrás creer que en algún momento te hayan resultado aburridas. Un buen ejemplo de esto está bien al principio con Born Under Punches (The Heat Goes On). Este tema no me llamó la atención de entrada, ya que solo percibía un ritmo super-retorcido y desagradable que se estiraba eternamente sin mutar un ápice durante los casi seis minutos que dura. Ahora bien; con la música en el volumen adecuado descubrí de pronto que ese ritmo retorcido y desagradabe era en efecto tan complejo, tan chiflado y tan poco convencional que no había otra opción que admirarlo; también empezaron a meterse bajo mi piel las voces, que cantan todo tipo de bizarras melodías en armonía, pudiendo en determinado momento sonar relajantes y atmósfericas, para convertirse en nocivas y disonantes al segundo y terminar todas superpuestas en un implacable clímax sonoro. Pero lo mejor de estas canciones está en los RUIDOS que extrae el grupo vaya uno a saber de dónde... el ritmo principal de Born Under Punches tiene todo tipo de cositas golpeándose, tantas que es imposible determinar qué son, anticipar cuando aparecerán, ni nada; las guitarras (imposibles de contar) tocan un patrón melódico completamente fuera de serie y en el break instrumental irrumpen unos fabulosos beep-beeps que parecen venir directamente de un teléfono celular, o de una nave espacial, pero no: vienen de una guitarra embrujada (no tengo otra explicación)... En este tipo de cosas anida para mí el genio de los Talking Heads; ¡QUE SONIDOS MAN! ¿Qué otra banda te venía con estos sonidos? ¿Entienden ahora mi tibieza con respecto a Zenyatta Mondatta de The Police? Tanto él como Remain In Light son del mismo año, pero el trío inglés JAMAS pudo imitar estos sonidos increíbles de los Heads. King Crimson sí pudo, pero eso es otra historia.

La inolvidable Crosseyed And Painless es un groove de funk similar pero levemente superior; el patrón rítmico, sin escatimar en complejidades y trucos, es un poco más convencional y digerible que el de Born Under Punches, con un atractivo riff de guitarra distorsionada y unos toques que parecen revivir los "ring-ring-ring" de More Songs About Buildings And Food. La melodía vocal es mucho más focalizada, sobre todo en el glorioso estribillo de "There was a line, There was a formula", derivando al final de todo en una excelente sección de ¡RAP! cantado en forma bien nerd por Byrne. El mejor número de este tipo es la INFERNAL The Great Curve, que se destaca por tener una pecusión tribal simplemente fenomenal, repleta de bongos, congas, tambouras y tan solo Dios sabe qué otros instrumentos de percusión... pero entre todos estos incansables golpeteos de cosas aparecen bronces enloquecidos, electrizantes riffs de guitarras, tres o cuatro juegos de voces distintos que se arremolinan unos sobre otros y dos solos de guitarra de Adrian Belew con un tono simplemente EXTRATERRESTRE... Recordemos que Adrian Belew es un guitarrista de sesión que más tarde se haría célebre como miembro de King Crimson; este enfermizo y distintivo tono de guitarra estrenado en The Great Curve sería exportado un año más tarde al disco Discipline, sobre todo en temas como Elephant Talk. Por favor, escuchá The Great Curve lo antes posible; es la cosa más bizarra, hipnótica y espectacular que habrás encontrado en mucho tiempo, una especie de trance rítmico, tribal, étnico, espacial, cósmico, hipnótico, semi-bailable. Si esa bestial definición no te asusta, nada lo hará; yo no puedo hacer mucho más para describir lo indescriptible.

¿Y qué decir sobre Once In A Lifetime entonces? Así como los Beatles tienen su Yesterday y los Stones tienen su Satisfaction, los Talking Heads tienen su Once In A Lifetime, que si bien no impactó demasiado en su momento, a la postre se ha convertido en su marca de fábrica, su canción más emblemática. Con plena justicia si quieren mi opinión... ¿Qué decir de esta perfecta gema compositiva que critica algunos aspectos claves del Sueño Americano? Tiene un sonido PERFECTO de principio a fin, efatizado por esos celestiales garabatos electrónicos del comienzo (Brian Eno = Dios) que me dan la sensación de un mundo subacúatico, siguiendo con el HERMOSO barrido de distorsión en el final (donde Byrne repite su famosa mantra "Same as it ever was", pasando por el MAJESTUOSO estribillo, el mejor de la carrera de los Heads y una de las melodías más contundentes y poderosas de la new-wave. Como siempre digo, los antros bailables para jóvenes apestan de mala música de robots, pero si algún día a alguna mente iluminada se le ocurre pasar Once In A Lifetime, se me ocurre que todo el lugar estallaría en una catarsis. Quintaesencial, eso es lo que define a Once In A Lifetime; a veces considero que ésta y no The Great Curve es lo mejor del álbum.

Y así pasa la primera mitad, que es tan excelsa que me permite darle a álbum un redondo nueve, aún cuando el resto no está a la altura. No es que las cuatro canciones restantes sean malas, de hecho son extraordinarias, pero luego de cosas monumentales como Crosseyed, Great Curve y Once In A Lifetime da la impresión de que no tienen nada muy contundente para ofrecer, aunque hay que reconocerles que presentan una línea estilística diferente. Si en la primera mitad teníamos grooves hiperveloces repletos de energía y cargados de adrenalina, ahora tenemos algunos pasajes más oscuros, tranquilos, subrepticios y retorcidos. Houses In Motion y Seen And Not Seen son casi idénticas, ambas otorgan una buena atmósfera marchosa y los ruiditos interesantes no cesan... Houses In Motion particularmente tiene un estribillo muy pegadizo, pero de a ratos se me antojan un tanto perezosas y formulaicas, como si a los miembros del grupo se le hubieran agotado las ideas con el tour-de-force inicial y se conformaran con tirar estos tibios ensayos sobre la vieja fórmula. Eso sí, nunca dejan de sonar interesantes y desafiantes, y se me ocurre que con este tipo de canciones, los Heads están fundando TODA la movida del trip-hop y la electrónica experimental moderna unos diez años antes de pioneros como Massive Attack. Genios. Listening Wind suena disonante, atmosférica y misteriosa... tampoco es muy diferente a Houses o Seen And Not Seen, pero resalta un poco más gracias a su melódico estribillo y soberbias melodías de guitarra de Belew. Para cerrar tenemos uno de los números más atmósfericos y tenebrosos del grupo; The Overload. Es evidente que Brian Eno cumple un papel MAYOR en la composición del tema, ya que es lo más cercano al ambient del disco... En general, los discos donde el rol de Brian es protagónico contienen una fuerte dosis de experimentalismo ambient en su segunda mitad (Notable por ejemplo en la Trilogía de Berlin de David Bowie), y Remain In Light no es la excepción. Supongo que si uno quiere atmósfera y solo atmósfera el número es excelente; fúnebre, tenebroso, lento, como anticipando una gran ruina y una espantosa muerte. Personalmente prefiero los grooves frenéticos y psicóticos ala Great Curve, pero no desprecio cosas como The Overload, que aunque es un chiquitín larga y monótona, al menos aporta un humor distinto al álbum.

Y aquí se cierra la historia grande de los Talking Heads. También se cierra la sagrada alianza con Brian Eno, quien ya dejaría su puesto en el siguiente LP... El resultado es este álbum fundamental y revolucionario, que marca un momento cúlmine para la música pop, que encierra dentro de sí un paradigma musical completamente revelador, influyente e inimitable. La música pop nunca volvería a ser la misma después de Remain In Light (o Fear Of Music también, pero Remain In Light es como que culmina el proceso) y sus ecos puede que lleguen hasta hoy en día; me pregunto que sería la música techno sin cosas como The Great Curve marcando el camino años antes... Como sea, andá a comprar este disco AHORA. Y si no te gusta pues, amigo, dale tiempo; y si aún así sigue sin gustarte pues no hay esperanzas para tu mal gusto.

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*The Name Of This Band Is Talking Heads* – 1982

10-/10

"The world moves on a woman's hip"

1) New Feeling; 2) A Clean Break (Let's Work); 3) Don't Worry About The Government; 4) Pulled Up; 5) Psycho Killer; 6) Who Is It?; 7) The Book I Read; 8) The Big Country; 9) I'm Not In Love; 10) The Girls Want To Be With The Girls; 11) Electricity (Drugs); 12) Found A Job; 13) Mind; 14) Artists Only; 15) Stay Hungry; 16) Air; 17) Love --> Building On Fire; 18) Memories (Can't Wait); 19) Heaven.

1) Psycho Killer; 2) Warning Sign; 3) Stay Hungry; 4) Cities; 5) I Zimbra; 6) Drugs (Electricity); 7) Once In A Lifetime; 8) Animals; 9) Houses In Motion; 10) Born Under Punches (The Heat Goes On); 11) Crosseyed And Painless; 12) Life During Wartime; 13) Take Me To The River; 14) The Great Curve.

mejor canción: Born Under Punches (The Heat Goes On)

Este álbum histórico fue editado en CD por primera vez hace muy poco tiempo, y me lo compré flamante, recién salido a las bateas de las disquerías (es la segunda vez que lo hago luego de Hail To The Thief). ¡Y qué contento me puse cuando llegué a mi casa y lo puse para escucharlo! Yo sabía, gracias a Stop Making Sense que los Talking Heads fueron una banda en vivo brutal, pero ESTO... no me lo esperaba, ESTO es algo bien diferente, de otro nivel. Mientras que en Stop Making Sense vemos a una (estupenda) banda de pop bailable cómoda con sus status, viendo todo desde la cima luego del éxito de Speaking In Tongues, aquí en este disco vemos a una banda underground experimentando sus locuras extrañas, con un gran ánimo de impresionar y romper barreras, y con una frescura en directo que es una verdadera cachetada, una bofetada de vigor y convicción que simplemente me cautivan, y te cautivarán a tí también. No hay mejor elección que The Name Of This Band, para entender de una vez y para siempre por qué los Talking Heads son una banda irrepetible.

Las tomas en vivo que ofrece el disco remiten a los años tempranos del grupo, correspondientes con los primeros cuatro álbumes de estudio. El primer CD ofrece extractos de diferentes conciertos ofrecidos entre 1977 y 1979. Aquí escuchamos a la banda original de David, Jerry, Martina y Chris, ellos solos, sin músicos extra ni mayores adornos. En el segundo CD aparece el repertorio COMPLETO de la famosa gira de Remain In Light de 1981, aunque las canciones también están extraídas de distintos conciertos. Acá vemos a una banda mucho más pretenciosa y espectacular, con la participación de varios músicos de soporte, entre los cuales está nada menos que Adrian Belew, quien ese mismo año se uniría a King Crimson para grabar el, muy inspirado en los Heads, álbum Discipline. Pero lo más notable de esta edición es que aporta una cantidad industrial de bonus tracks que la edición original de 1982 no traía, y por eso casi que son más las canciones del grupo que aparecen que las que quedan afuera. TREINTA Y TRES CANCIONES.

Por supuesto, cada disco tiene su atractivo. El primero remite al estilo minimalista, pero funky y energético de los primeros discos del grupo, solo que todo está tocado con mucha mayor convicción y volumen que en estudio. Cuando metés el CD lo primero que aparece es New Feeling... Y New Feeling en Talking Heads 77 no era una cosa súper llamativa ni espectacular... Pero acá de repente te asalta ese riff... riff giratorio diría yo para definir lo indefinible, entran unos tamborileos CONTUNDENTES de Frantz y ya estás metido en un groove de pop/funk que si te ponés a pensar es muy, muy simple y casi tonto, pero está tocado de una forma tan superlativa, tan limpia y enérgica que las palabras casi que no pueden hacer justicia. Si no me creen, escuchen esos truquitos de guitarra increíbles que toquetean sutilmente con cada nueva repetición del riff... Escuchen con atención. Ese tipo de cositas, de pequeñas variaciones, de ganchitos simples pero asombrosos están POR TODAS PARTES en este disco. ¡Genial! A Clean Break (Let's Work) es un tema nuevo de los días de 77 que sí estaba en la versión original de The Name. ¡Es EXCELENTE! Lo primero que tenemos son unos power-chords impresionantes que derivan en un jugueteo de guitarras sencillamente exquisito, y la melodía vocal de Byrne es muy, muy, muy pegadiza, incluyendo algunos de esos gritos altos patentados de Psycho Killer.

Hablando de Psycho Killer, hay aquí dos versiones excelentes que ESCUPEN sobre la versión de Stop Making Sense. El arreglo de guitarra acústica era interesante, pero la canción no sirve sin el estilo new-wave original. Aquí esos arreglos se respetan y si bien el tema no varía gran cosa durante su desarrollo, en la coda los tipos ensayan esos trucos inesperados de distorsión y teclados funky que aseguran entretenimiento permanente. Otros highlights del primer disco están en The Big Country, con una guitarra slide mucho más rockera y líquida gracias a un HERMOSO sonido de distorsión; Artists Only, que provee un groove TREMENDO de filosa oscuridad; The Girls Want To Be With The Girls, que suena más melódica que nunca; Drugs, que acá toma el nombre de Electricity y DESTRUYE a la versión original de Fear Of Music; Stay Hungry, cuya sección funky final sigue tan adictiva como de costumbre y es aprovechada por los miembros de la banda para ROMPERLA con un jam de guitarras y teclados ochentosos que no tiene rival alguno, y quien sabe... Todas las canciones brillan y resplandecen. Las de Fear Of Music pierden un poco sin los artilugios de producción de Brian Eno, pero el lujo de escuchar Air, Cities y Memories Can't Wait en vivo no nos lo saca nadie. Por último quería destacar a Love --> Building On Fire, otra canción inédita que suena un poco convencional (aunque tiene un estribillo que se pega como chicle en la zapatilla) y que además es la primera canción que me entero tiene una flechita en el título.

Si el primer disco ya era lo bastante entretenido, el segundo te volará el coco. Se trata de una recreación en disco, del concierto completo de la gira de 1981. Ahora sí, con más recursos que nunca, la banda deja de ser una reducida formación de art-punk y se pone a coquetear con cuanto género se le ocurra, reduciendo a polvo a sus audiencias con un cocktail extravagante de funk, dance, art-rock, avant-garde, world music, todo teñido de una energía, un ritmo y un entusiasmo notables... BIZARRO en el mejor sentido de la palabra. Adrian Belew brilla con sus AFILADOS solos de guitarra, pero además está Tina con su bajo, hay teclados y todo tipo de ruiditos excelentes. Igualmente, algunas de las canciones del repertorio no terminan de funcionar al cien por cien. Once In A Lifetime, por ejemplo, se nos presenta encarnada en una decente versión más lenta, reptante y oscura, pero sencillamente no se puede superar la MÁGICA versión original de Remain In Light. Por su parte, tanto Life During Wartime como Crosseyed And Painless me suenan más contundentes en Stop Making Sense. Pero es solo una percepción personal que no puedo justificar plenamente. Quizá hasta se trate de que ya las escuché en muchas versiones diferentes y estoy un poco cansado. Ustedes pongan en buen volumen ambas canciones y será excelente igual.

¿Highlights? Siempre hay. En este caso un de ellos Psycho Killer, como siempre, aportando desde el principio algunos sonidos extraordinarios de Belew. Y si no, escuchen con atención la trepidante coda, escuchen ESOS SOLOS... Loquísimo y vibrante. Algo muy similar ocurre con mi favorita Stay Hungry; esta vez, justo cuando irrumpe mi adorada sección funky, Adrian Belew entra con una CELESTIAL barrida de distorsión que se va hamacando de parlante en parlante de una forma genial, mientras en el fondo el ritmo machaca y machaca implacable en una suerte de proto-punchipunch. También tocan Cities, una demoledora versión de I Zimbra y una excelente Animals que nuevamente desbanca a la original. Pero el momento central del concierto está con el doblete infernal de Houses In Motion y Born Under Punches. Houses In Motion sale convertida en un inesperado momentum gracias a la DESPIADADA coda de art-funk que se mandan al final, sin contar que TODO el groove es adictivo y cool de principio a fin. Por su parte, Born Under Punches arranca con un ritmo imparable donde Martina se pone a patear glúteos con un soberbio toque de bajo mientras Belew desparrama perturbadores sonidos por el ambiente. Y después entra Byrne con sus guitarritas espasmódicas y todo está dicho ya; no puede esto ser muy malo que digamos. Esto es bailable e intoxicante hasta los poros, pero al mismo tiempo grita "ARTEEEEE" a toda voz. Simplemente monumental. Y en el final, bueno, están los clásicos Take Me To The River, con esa línea de bajo que ENLOQUECE al público y a mí (aunque los gritos femeninos del coro se me hacen muy chillones) y, por supuesto, The Great Curve cerrando a todo trapo con sus metrallas de guitarras y sus clásicos remolinos de voces.

The Name Of This Band Is Talking Heads es, lisamente, el mejor Talking Heads que tu dinero puede pagar. Obviamente tanto Fear Of Music como Remain In Light son obligatorios, pero aquí se encuentran los mejores momentos de AMBOS discos tocados con un nivel de creatividad y energía insuperable. Más un racimo de canciones de los primeros dos ostensiblemete mejoradas también. Más un booklet lleno de fotos y comentarios de la prensa musical. El nombre de esta banda es Talking Heads. La nota de este disco es diez.

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Speaking In Tongues – 1983

7+/10

"Watch out! You might get what you're after"

1) Burning Down The House; 2) Making Flippy Floppy; 3) Girlfriend Is Better; 4) Slippery People; 5) I Get Wild: Wild Gravity; 6) Swamp; 7) Moon Rocks; 8) Pull Up The Roots; 9) This Must Be The Place (Naive Melody).

mejor canción: Burning down the house

Decididamente aquí es cuando los Talking Heads empiezan a ponerse menos interesantes. No estoy diciendo con esto que Speaking In Tongues sea un mal álbum ni nada de eso, simplemente que luego de haber volado mi cabeza con la contundente inventiva de Fear Of Music y Remain In Light, este álbum se me hace muchísimo más convencional y pedestre, aún cuando el nivel de consistencia se mantiene en forma asombrosa. ¿Razones? El sonido, simplemente no ya no es el mismo; la banda parece querer retroceder al estilo más simplón de Talking Heads 77, quizá sabiendo que no había forma de ir más allá de los fantásticos sonidos logrados en Remain In Light: aquel álbum era el techo de lo que podían dar, los Heads lo intuían y el único camino posible era relajarse, bajar de la cima y publicar esta colección de simples pero efectivos temas bailables que suenan casi ordinarios en comparación a cosas como The Great Curve o Memories Can't Wait, por poner dos ejemplos.

Claro, una de las razones más relevantes para este abrupto desnivel estilístico es la retirada del productor Brian Eno del "dream-team". Nadie parece saber claramente las razones por las que se quebró tan fructífera sociedad. Al parecer, el tour-de-force de Remain In Light había dejado un tanto agotada y desgastada a la banda, lo cual determinó que los miembros se tomaran un largo recreo de tres años para darse un respiro, embarcándose mientras tanto en proyectos separados. Tina y Chris fundaron su propio grupo, llamado The Tom Tom Club, mientras Byrne siguió con Brian Eno para hacer más música por su cuenta... Según lo que leí en algún lado, a Eno le interesaba muchísimo seguir trabajando con Byrne pero no tenía en alta estima al resto de los Heads, por lo tanto en determinado momento a David se le presentó la disyuntiva de elegir a Brian Eno o a su vieja banda. El tipo se decidió por su banda (un amigo fiel), pero perdió los servicios del gran productor que los había realizado en su máximo potencial. Y creánme que se nota bastante: el sonido de Speaking In Tongues es muchísimo más hueco, flaco y unidimensional que nunca. Todas las texturas profundas, polirritmos maníacos y matices oscuros que signaban los álbumes anteriores han desaparecido completamente, y sin ellas los Talking Heads parecen más bien una banda de dance ochentoso común y corriente, donde lo único que se escucha es un ritmo bailable extremadamente simple combinado con un par de sintetizadores monótonos. Para colmo, las guitarras de Byrne y Harrison ya no hacen su famoso funk espasmódico de los días de More Songs About Buildings And Food, conformándose con una performance bastante rutinaria y adormecida.

Ahora bien, tampoco caigamos en la tontería de decir que todo lo bueno de los Talking Heads fue mérito de Brian Eno... Nada de eso; evidentemente la banda tiene sus propios ingenios compositivos y sus propias ideas musicales. Por eso, aunque muchos de los fascinantes recursos de producción de Eno se extrañan, el álbum sigue sonando entretenido y fresco. Es cierto que esta música ya no es FASCINANTE como antes, pero en definitiva sigue siendo bailable, funky, pegadiza, divertida y hasta extraña por momentos. No soy un gran fanático del dance y la música bailable de los ochenta, y aunque admito que Speaking In Tongues se acerca bastante a eso, Byrne y compañía siguen siendo capaces de ciertos trucos, sonidos y recursos instrumentales que definitivamente los hacen únicos... ES música bailable ochentosa, pero sin duda no de la más convencional. Además, maldición, ¡Esta música sí que me hace bailar! Es tan rítimica y pegadiza que, ay! el cuerpo se me mueve solo. No rivaliza con los momentos más funky de More Songs, pero la verdad es que tomaría estos temitas bailables estúpidos antes que cualquier número de electrónica moderna. Speaking In Tongues se convirtió enseguida en el álbum más exitoso y popular del grupo... eso es una locura si uno se pone a pensar, que la gente haya preferido esto a la genialidad interminable de Fear Of Music... pero se entiende: esta es una música mucho más amigable, comercial y apta para las masas.

El tema que sobresale es, claro, Burning Down The House. Tengo entendido que se trata de la canción más conocida del grupo, y no hace falta hacer mucha memoria para recordar que pegó bien fuerte hace poco, gracias al cover de Tom Jones y los Cardigans... ¿Recuerdan? ¿Fight fire with fire...? Esta versión original, claro, es, aunque menos enérgica, mucho más oscura y retorcida, con las típicas melodías desafinadas de Byrne cantando su inmortal "¡Cuidado, podrías obtener lo que buscas!" ("Watch out, you might get what you're after") y todo el grupo rugiendo a pura potencia en el estribillo "¡BURNING DOWN THE HOUSE!"... Musicalmente el tema está repleto de cositas interesantes, tales como el insano ritmo casi tribal, o como la fabulosa introducción crimsoniana (siguen compartiendo influencias con Fripp) y la aún más fabulosa coda ambiental. 

En realidad, todas las canciones del disco llegan a disfrutarse de la misma manera, una vez que se dedicaron las suficientes escuchas necesarias para digerirlas. Insisto que no es una música muy interesante, pero entretiene e invita a divertirse. Making Flippy Floppy empieza con un groove bastante pedestre y monótono, y justo cuando uno empieza a buscar el botón "skip" para pasar al siguiente tema, cae un estribillo irresistible que simplemente grita "BAILAR!!!" con esa línea de sintetizador y ese bajo saltarín de Tina. Otro de los hits es Girlfriend Is Better, que no tiene nada realmente sobresaliente más que un ritmo claramente de discoteca y otro estribillo ultra-pegadizo. Y así siguen las canciones, un groove bailable detrás de otro, y no tiene mucho sentido detenerse a describir todo en detalle. Swamp parece un extraño híbrido de dance-blues (!?!?) y siempre destacó para mí con su amenazante estribillo de "hi... hi - hi - hi - hi - hi"; I Get Wild - Wild Gravity tiene un estribillo bien poppy realmente cautivante; Slippery People está buena, sobre todo por la melodía de piano que aparece cada tanto; Moon Rocks es bastante monótona y no aporta ningún gancho vocal interesante, pero se salva con la sección levemente ambiental del final; Pull Up The Roots es una de las más funky e irresistibles y This Must Be The Place (Naive Melody) es la única que no puede bailarse, ya que tiene un tono medio caribeño, como de reggae o algo así, ya ni se; también me gusta, pero más que nada por la relajante y tranquila melodía vocal. Dicen que en esta última ninguno tocó el instrumento que usualmente le correspondía... pues sale bien!

No imaginen nada parecido a Remain In Light o Fear Of Music. Speaking In Tongues es el más comercial, convencional y luminoso álbum de los Heads hasta la fecha. Si no te interesa el pop bailable de los ochenta es probable que no te guste el álbum o que, como en mi caso, sí te guste y eso te convierta automáticamente al pop bailable de los ochenta. Qué se yo. Nada para saltar de alegría, pero está bueno, es una música divertida que no ofende a nadie realmente.

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Stop Making Sense – 1984

9-/10

"This ain't no fooling around"

1) Psycho Killer; 2) Heaven; 3) Thank You For Sending Me An Angel; 4) Found A Job; 5) Slippery People; 6) Burning Down The House; 7) Life During Wartime; 8) Making Flippy Floppy; 9) Swamp; 10) What A Day That Was; 11) This Must Be The Place (Naive Melody); 12) Once In A Lifetime; 13) Genius Of Love; 14) Girlfriend Is Better; 15) Take Me To The River; 16) Crosseyed And Painless.

mejor canción: Crosseyed and painless

Ah sí, los Talking Heads también eran una fantástica banda en vivo, tal como lo viene a probar esta notable colección de temazos grabados en diferentes conciertos que la banda dio para su gira de Speaking In Tongues. Originalmente Stop Making Sense fue una película - documental sobre la gira, que incluso se proyectó en los cines y muchos han aclamado como uno de los mejores videos de rock jamás vistos... Yo no la ví así que no puedo opinar mucho, pero lo que escuchamos en el disco no hace otra cosa de aumentar mis ganas de verla. Originalmente, el soundtrack que se pubicó en disco solamente contemplaba la mitad de las canciones aparecidas en el film; uno de los tantos despropósitos que suelen cometer los empresarios discográficos. Piensen bien, aquel compilado original no incluía Heaven, no incluía Crosseyed And Painless, no tenía Thank You For Sending Me An Angel... todos grandes highlights de la película... Por suerte, hace poco alguien tuvo la feliz idea de corregir este error y ahora tenemos la Special Edition, que provee la más que satisfactoria cantidad de dieciséis temas (aunque escuché que Cities también aparece en el film, y aquí vuelve a brillar por su ausencia). Varios insultos tengo guardados para estos caprichos de malcriados, pero no es éste el momento para desencadenarlos.

¿Qué quieren que diga? La banda suena espectacular. Todos esos fenomenales trucos, imposibles diría uno, que se mandaban en el estudio, pues sí, los reproducen sin problemas en el escenario, solo que poniéndole EL DOBLE de energía y ganas, y sacudiendo al público como en una gran fiesta alocada y freak. Cuentan con la ayuda de una legión de músicos invitados (o contratados, quién sabe) incluyendo a Bernie Worrel, el tecladista de Parliament-Funkadelic, el percusionista Steve Scales, el guitarrista Alex Weir más un exuberante duo de vocales femeninas. El conjunto ROCKEA, pero claro, a su manera totalmente extravagante, nerd y retorcida. Hay para todo: los sintetizadores hacen cualquier tipo de soniditos curiosos, los ritmos levantan a los muertos de sus tumbas y las guitarras hacen ese tringui-tringui glorioso como en sus mejores días, todo con una calidad de sonido cristalina y contundente. Y, como decía antes, el nivel de energía es admirable; uno se da cuenta que la banda realmente podía soltarse si se lo proponía... Al lado de estas celebraciones paganas, maníacas y rabiosas, las versiones de estudio suenan más comedidas y tranquilas; es aquí donde muchas de las canciones, especialmente las del pálido Speaking In Tongues, alcanzan su máximo potencial de furia, diversión y plenitud.

La selección de temas es muy buena. Por supuesto, hay bastante material de Speaking In Tongues (seis de las nueve canciones) y no falta casi ninguno de los clásicos que cualquiera esperaría. Está Psycho Killer, muy cambiada, con un excelente ritmo sintetizado sobre el que Byrne toca la gutiarra acústica y canta. En realidad prefiero la más rockera versión de Talking Heads 77 (donde además David llega mejor a las notas más altas), pero la combinación entre ese ritmo totalmente bailable y el imparable aporreo acústico de Byrne es ciertamente llamativa. Heaven, en cambio, muestra una SERIA mejora sobre su versión de estudio. Nuevamente, los Heads deciden hacer una interpretación acústica y creánme que la cosa se revela realmente hermosa, majestuosa, antémica. La guitarra acústica suena genial y la performance vocal de Byrne es mucho más potente y sentida que la que se oía en Fear Of Music; sí señor, los Talking Heads también podían hacer buenas baladas melódicas. Otro gran momento está en Life During Wartime... No diría que esta interpretación me gusta más que la original, pero es innegable que aquí se da más entusiástica y energética que antes; abre con un buen solo de teclado que de pronto revienta en ese tremendo groove bailable, que esta vez parece atronar como una estampida de elefantes maniáticos... Y el estribillo es una locura total, con las voces femeninas acompañando a todo pulmón en ese catárquico "THIS AIN'T NO PARTY, THIS AIN'T NO DISCO" antes de que el tecladista se mande un magnífico solo de sintetizador. También hacen una acústica Thank You For Sending Me An Angel, uno de los mejores temas de More Songs, y suena genial. Lo mismo para el clásico cover de Al Green Take Me To The River, que aparece considerablemente más rápido (y por lo tanto aún más funky y bailable que en la lenta versión original) y donde descollan el clavi de Worrel, las voces del coro femenino y la PENETRANTE línea de bajo de Tina. Maldición, el que no baila con esto tiene la médula espinal cortada o algo así... También hay buenas versiones de Remain In Light. Once In A Lifetime no me deja muy conforme, quizá porque no existe forma de superar la perfección de la original, pero Crosseyed And Painless SI que patea toda clase de traseros, nalgas y gluteos. Empieza de forma engañosa, con un reposado jam instrumental GLORIOSO; el ritmo es tranquilo y relajante, sobre él van rodando suaves cascadas de sintetizadores y algunas guitarras SANTANAESCAS empiezan a entonar la melodía principal de la canción. Pero aún el público no sabe bien de qué se trata hasta que de pronto, BAM! Entra ese clásico riff, el ritmo se acelera de pronto como una montaña rusa y la banda comienza un groove INFERNAL que destila potencia, locura y espasmos de distorsión por todas partes y que lleva el disco a su conclusión.

Lo grandioso es que incluso los temas bailables irrelevantes de Speaking In Tongues se convierten en highlights bajo estas frenéticas tomas en vivo. Burning Down The House es un ejemplo conspicuo: la versión original sonaba bien, pero era un tanto comedida y paliducha. ¡Olvídense! Aquí la historia es otra... la banda REALMENTE parece estar incendiando la casa; los riffs de guitarra boxean sin piedad, Byrne canta con pura energía e intimidante convicción, como un lunático empecinado en quemar todo (incluso pregunta al principio si alguien entre el público tiene un FÓSFORO para prestarle), los sintetizadores crean una aplanadora de sonidos fantásticos y los ritmos son ATRONADORES. Una sobrecarga similar de energía ocurre con Making Flippy Floppy, cuyo magistral estribillo suena el DOBLE de potente y espasmódico, con Slippery People, que contiene sobre el final un jam funky que vale la pena oír antes de morirse y con Girlfriend Is Better, de cuya letra la banda extrajo el nombre para el álbum... Me pregunto por qué en Speaking no le pusieron el mismo entusiasmo a ese estribillo... "I HAVE A GIRLFRIEND WHO'S BETTER THAN THAT"... Ah sí, otro gran tema para bailar.

Ah! También hay dos sorpresas... Una de ellas es una versión de What A Day That Was, una canción solista de Byrne (de su álbum de 1981The Catherine Wheel) grabada en el estudio. ¡Es buena! Sobretodo me gusta el estribillo melódico, con esos "ooohhh, ooohhh, ooohhh". La otra sorpresa no me entusiasma tanto: Genius Of Love es un tema de The Tom-Tom Club, el proyecto solista de Tina y Chris... El estilo es parecido a los Heads, lo canta Tina y suena... un poco tontín, pero tampoco es una basura ni nada de eso, no os preocupéis.

Bueno, no hay mucho más para decir, solamente que la nueva edición de Stop Making Sense pertenece a ese club de álbumes en vivo que realmente valen la pena. Así que cuando lo veas en los escaparates vas a tener que comprarlo; pocas veces se tiene la oportunidad de escuchar a una banda tocar TAN BIEN sobre un escenario. Ideal para fiestas.

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Little Creatures – 1985

8-/10

"And I've seen sex and I think it's alright"

1) And She Was; 2) Give Me Back My Name; 3) Creatures Of Love; 4) The Lady Don't Mind; 5) Perfect World; 6) Stay Up Late; 7) Walk It Down; 8) Television Man; 9) Road To Nowhere.

mejor canción: And she was

Una GRAN transformación en el sonido de la banda acontece con Little Creatures. Algunos la han considerado una especie de "sell-out", o sea, una bochornosa sumisión a las comodidades del pop de FM... Y en cierto sentido es verdad; los Talking Heads, famosos por sus lunáticos collages de art-rock, sus bizarros temas bailables y sus exéntricos grooves funkoides, de pronto meten su cabeza de lleno en lo convencional y sacan este álbum... Un álbum de pop. Pop común y corriente. Pop de los ochentas propensos a la difusión radial y adecuados para una liviana digestión auditiva. Byrne y amigos le dicen adiós a la maníatica pirotecnia de guitarras, adiós a los ritmos desencajados y frenéticos, adiós a las letras sin sentido. Nuevo régimen: melodías suaves, arreglos reposados y convencionales. Horror. Mejor dicho: HORRRRROOOOOR!!!

Bueno, no tanto. En cierta manera este súbito giro de 360 grados es comprensible. Al parecer, David Byrne, aparte de ser un payaso nerd, un showman cósmico excéntrico y un "freak" vanguardista, tenía un compositor bastante amplio dentro, un artista con inquietudes y cosas importantes (importantes para él al menos) que decirnos. Es por eso que en algún momento alrededor de 1985 se cansó un poco de toda esa aura de "enfermito paranoico" que lo estereotipaba, y decidió dar a conocer su costado más acequible. Como para que se lo recuerde también como un artista versátil y trascendente, y no como un marginal que solo valía escribiendo sátiras cómicas, experimentales y grotescas como Fear Of Music. Little Creatures, por ende, nos muestra a un David más humano, más cerca de la tierra, más poeta, más preocupado por llegarnos emocionalmente. Esto no quiere decir que se haya convertido en una especie de Billy Joel o James Taylor (en cuanto a seriedad y solemnidad, no tengo nada contra esos compositores); todavía hay letras un tanto extravagantes (Stay Up Late) o incluso oscuras (The Lady Don't Mind), y el material del disco es muy liviano como para ser llamado "serio", pero por otro lado, coincidirán conmigo con que nunca antes el grupo había incursionado en la imaginería poética de And She Was, ni intentado escribir un himno humanitario como Road To Nowhere. Está claro que David ha madurado como compositor.

Claro que si "madurar" significa "escribir canciones menos extraordinarias y más convencionales", uno estaría tentado a dudar de ella. Porque no es solo la actitud, la intención y el mensaje loa que cambian; la música también acompaña la transición y abandona todo tinte funky, bizarro y bailable del pasado en favor de una colección de texturas simples y agradables, más cercanas a una onda de FM pop común y corriente. El método compositivo también evidencia una profunda cirujía: si antes todo era cuestión de crear puros grooves rítmicos repletos de trucos y sonidos inesperados sobre los cuales Byrne ensayaba unos borboteos casi atonales, ahora la banda prefiere encarar la composición con una metodología más normal, orientándose hacia el formato de canción tradicional, retomando el concepto de verso, estribillo y middle-eight, y haciendo hincapié en las melodías y armonías en lugar de los ritmos y los trucos instrumentales.

Pero tranquilos amigos, porque el asunto no es tan magro después de todo. Evidentemente, esta música de Little Creatures suena muchísimo menos INTERESANTE que aquellas innovadoras y creativas composiciones de Fear Of Music y Remain In Light, y sinceramente, para ser un álbum que se vale más que nada por sus ganchos melódicos, no ostenta los más espectaculares ni los más pegadizos que se pueden esperar de un disco pop. Pero es agradable y es consistente, y por eso vale ponerle un bajo ocho; en ningún momento me deja boquiabierto o embriagado de inspiración; pero al mismo tiempo, escucharlo transmite una agradable sensación de despreocupación, alegría y levedad. Es un disco simpático y afectuoso, que no te chupa ni te serrucha el cerebro con avant-garde intelectualoide como los trabajos anteriores de la banda. Por ese motivo es ideal para pasar un buen rato y disfrutar de algunas bonitas melodías, de esas que ponen de buen humor aún sin otorgar los más competentes ganchos. Hay melodías, los ganchos están, pero son discretos, sutiles, reposados; no saltan a tu cara como lo haría una buena melodía de los Beatles, sino que fluyen agradablemente perezosos y mejoran con las escuchas. Acompaña una música sencilla y totalmente desprovista de pretensión: ya no hay nada que pueda llamarse experimental o bailable aquí; Harrison vuelve un poco a jugar con la guitarra slide, aparecen bronces y sintetizadores, los patrones rítmicos son sencillos y las tranquilas guitarras, salvo contadísimos momentos, apenas recuerdan los espasmos delirantes de los días de More Songs About Buildings And Food. Little Creatures esencialmente ofrece pop de FM ochentoso, pero con un estándar de calidad bastante distintivo y elevado, tan elevado que no hay un solo momento ofensivo en todo el álbum, y apenas un escueto puñado de pasajes un tantito insulsos. Si lo comparamos con, por ejemplo, The Police y sus temas pop de Synchronicity como Oh My God, Every Breath You Take, King Of Pain o Wrapped Around Your Finger, Little Creatures suena bastante más rico en matices interesantes. Tal es así que por más estándar que sea, nunca escuché un álbum de pop que suene igual, así que supongo que los Talking Heads siguen manteniendo un estilo.

El álbum fue bastante exitoso, y tanto And She Was como Road To Nowhere se han convertido en clásicos. Con mucha razón, debo agregar. And She Was provee lo que yo nombraría el estribillo más pegadizo y memorable de todo el álbum; cuando llega ese "The world was moving she was..." con ese ritmo sostenido e insoslayble, pues me quedo pegado como un bicho al radiador del auto. Además, el tema gratifica al oyente con una serie de imágenes sugerentes casi de realismo mágico y un crescendo de power-pop que remata el final del tema con un excelente riff de calidad casi Stone. El otro clásico, Road To Nowhere me resulta casi tan atractivo, gracias a su innovadora amalgama de gospel, ritmos marchosos, acordeones y melodías irresistibles por doquier. Como decía antes, se trata del primer "himno" que intenta David Byrne como compositor, o sea, una canción que intenta englobar preocupaciones sociales, comunitarias y profundas... con éxito. Muy lejos de "Animals think... AND THAT'S A FACT" ¿Verdad? ¡Hey David Byrne también tiene preocupaciones serias! Todos los días se aprende algo nuevo.

Otros highlights aparecen con The Lady Don't Mind, que más allá de su grosera sintaxis (cualquiera sabe que debería ser "The lady DOESN'T mind), provee una intro musical realmente cautivante, de esas que te mantienen escuchando, y otro buen estribillo envuelto en bronces, especialmente memorable cuando estallan esos "come on, come on" y "alright, alright". Por último, se destaca sobriamente la suite multiparte Television Man, cuyo mejor momento está en la ominosa y brillante melodía de sintetizador que aparece después del coreo de "na-na-na-na-na-na" cuando promedia el tema, para después sumergirse en una progresión new-wave digna de los mejores momentos de Fear Of Music; quizá lo más rescatable del álbum desde el punto de vista instrumental.

El resto de las canciones no sobresale demasiado, pero entrega sus cosas. Give Me Back My Name suena realmente oscura, y no parece pasar del mero adorno atmosférico hasta que llega un competente estribillo cantando "Something has been changing my life". Creatures Of Love se recuerda más que nada por sus exéntricas e ingenuas letras a favor del sexo procreativo ("I've seen sex and I think it's allright / It makes those little creatures come alive), pero además contiene una buena instrumentación de guitarra slide y prominentes bajos y un estribillo bien agradable y melodioso. Algo similar puede decirse de la correcta Perfect World, en la que destaca el falseto de Byrne al final del estribillo. Stay Up Late fue un éxito, pero para mí no tiene nada especialmente atractivo más allá de la curiosa letra que narra la venganza de una baby-sitter hacia el bebé que está cuidando, obligándolo a quedarse despierto toda la noche. Es agradable y placentera, pero no otorga momentos que realmente obliguen a quedarse escuchando con atención, lo mismo que Walk It Down, que de todas es la que menos detalles suelo retener, a pesar de que, como todas las canciones aquí, tiene un estribillo de calidad.

Si te gustan los Talking Heads solo por su sonido crispado y revolucionario de los días de gloria, Little Creatures puede llegar a ser una desilusión importante, pero lo cierto es que estas canciones están bien compuestas, arregladas con gusto y tocadas con profesionalismo sin prostituir la impronta estilística del grupo, al punto que se nota la calidad aún sin las genialidades exéntricas de antes. Así que si tenés la cabeza más o menos abierta lo vas a disfrutar en menor o mayor medida. No es música que uno compra y escucha para estimularse creativamente, sino para disfrutar un buen rato de melodías livianas, de despreocupación, quizá mirando el río, paseando en auto con una amiga o simplemente recostado en la cama, en verano, mientras afuera el sol se pasea lentamente por el cielo y todo está bien.

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True Stories – 1986

7-/10

"Transmitter! Oh! Picking up something good"

1) Love For Sale; 2) Puzzlin' Evidence; 3) Hey Now; 4) Papa Legba; 5) Wild Wild Life; 6) Radio Head; 7) Dream Operator; 8) People Like Us; 9) City Of Dreams.

mejor canción: Radio head

Esta vez los Talking Heads decidieron, por primera vez en su historia, repetir exactamente la fórmula del álbum anterior. Los resultados están a la vista; True Stories es el peor disco del grupo hasta el momento. ¡Pero alto ahí!, tu que estás por tacharlo de tu lista de compras; que sea el peor álbum no significa que sea MALO... ¿Nos entendemos, verdad? Tampoco es muy bueno, se puede decir que está en el umbral de la mediocridad, pero con un pie dentro de lo disfrutable. Dicen que los Talking Heads nunca sacaron un álbum realmente malo, y si supuestamente True Stories es lo más bajo que llegaron, pues entonces estoy más que de acuerdo.

True Stories es además una pequeña anomalía dentro del catálogo del grupo, ya que originalmente estas canciones no fueron escritas para los Talking Heads; todas forman parte de un proyecto cinematográfico de Byrne (el tipo es cantante, músico, director de cine, escritor, actor, fotógrafo, y no se qué otra cosa, así que no me miren como extrañados). La película del mismo nombre, una sátira musical (o un musical satírico) sobre la vida rural en Texas, Estados Unidos, tuvo cierto éxito artístico y aunque no parece ser ningún clásico (digo "parece" porque no la ví), por lo menos nadie la criticó demasiado mal. Con el disco es otra cosa distinta; Byrne tuvo la idea de, en vez de lanzar un soundtrack con los temas directamente del film, regrabar todos los temas con los Heads y convertirlo en el sucesor de Little Creatures, algo así como lo que hizo Queen con A Kind Of Magic. El resultado no conmovió ni a críticos ni a fans, quienes desataron un aluvión de críticas desfavorables. Incluso, después de algún tiempo, el mismo David declaró estar arrepentido de la movida, aunque esto me huele más bien a una actitud defensiva frente al revés de las críticas que a algo sincero; perfectamente podrían haber hecho una obra maestra si querían.

Aunque no sé si con estas canciones, porque son justamente ellas las que no son gran cosa. True Stories suena casi idéntico a Little Creatures, aunque esta vez encontramos un poco más de diversidad y algunos "reciclajes" muy sutiles de un pasado menos inmediato y más bailable de la banda, especialmente notables en la primera mitad a través de incursiones en géneros rítmicos varios como zydeco (Radio Head) o world-beat (Papa Legba). Cómo sea, esto es pop y toda música pop que se precie se juzga primera y principalmente por sus ganchos; al igual que ocurría con Little Creatures, éstos tardan en notarse y pueden necesitarse tres o cuatro escuchas a las canciones para asir completamente las melodías y poder guardarlas en la memoria. Son ganchos perezosos y difusos, no son los más sólidos, pero están. Por este motivo, True Stories termina valiendo lo suyo: aunque se nota que los temas en sí son TODOS bastante rutinarios y no aparece un solo clásico auténtico a la vista, en definitiva la instrumentación no está nada mal (por momentos retoma la agresividad perdida en Creatures), hay varios momentos que sin volarnos la cabeza se revelan competentes, algunas melodías son encantadoras, hay suficiente variedad como para no aburrir y, sobre todo, vuelve a faltar algo REALMENTE ofensivo y vomitivo como para condenar al disco a la basura. Por eso mi conclusión en este sentido es concluyente: no es un disco sobresaliente ni esencial, pero tampoco es la porquería soberana que muchos piensan; se trata de un producto discretamente entretenido y parejo que peca de cierta tendencia a volatilizarse de la memoria una vez que acaba, pero que mientras suena no tiene nada de malo. ¿Está claro? NI UN SOLO TEMA MALO ¡Otra vez!

Los primeros seis temas del disco ostentan una diversidad sin duda interesante, aunque por momentos da la impresión de que los tipos solo están recreando viejas fórmulas. ¿Viejas fórmulas dije? ¿Entonces qué demonios hace aquí un HARD-ROCKER como Love For Sale?, ¿Acaso habían hecho un hard rock antes? NO! Ahora, si estás esperando una cosa bestial a lo Guns N' Roses con riffs a lo Angus Young, pues olvídalo. En realidad, se trata de un rock a lo Talking Heads, con un riff bastante sucio para lo que es el sonido tradicional de grupo pero un poco hueco y modernoso en el sonido. Los ganchos melódicos tampoco son apasionantes; es más bien la energía y la cadencia rítmica quienes salvar la canción. ¿Pero acaso no sabemos que la cadencia rítmica representa un 80% de la frescura y la gracia del grupo? ¡Y con eso le basta para ser un highlight del álbum! En seguida tenemos un interminable groove híbrido de organ-rock y gospel en Puzzlin' Evidence; nuevamente, el ritmo imparable y la pura energía de la pista son lo único rescatable. La combinación entre órganos enloquecidos, ritmos furibundos y coros femeninos es ciertamente adictiva, aunque cinco minutos quizá sean un poco excesivo para un esquema tan simple. Es verdad que los Talking Heads siempre fueron maestros de los grooves puros, pero antes por lo menos eran lo suficientemente complejos como para no agotarse en pocos minutos; comparen Puzzlin' Evidence con The Great Curve y entenderán a qué me refiero.

Hey Now es lo más olvidable de todo el disco; no es ni fea ni mala y es verdad que el solo de guitarra es bastante bueno, y que el estribillo con coros de música étnica es pegadizo, pero en todo caso no logro retener mucho de ella. Papa Legba, por su parte, es una interesante pero discreta incursión en el mundo del world-beat y los ritmos del tercer mundo, algo que ya habían hecho en Fear Of Music con I Zimbra. En general, la gente la descarta como una vulgar parodia y lastimero reciclaje, pero yo pienso que la atmósfera no es mala y que el pasticho de influencias (ritmos pseudoafricanos mezclados con ululares árabes y un estribillo en castellano) resulta atractivo al oído. Además, creo que la parte en la que David canta "In the night" en falseto constituye uno de los mejores ganchos del álbum.

En seguida llega el single y tema más conocido del disco Wild Wild Life, que si bien suena muy, muy, muy estúpida en los versos, toma bastante fuego en el puente y el estribillo, irresistible como ninguna otra cosa, para luego sorprender con algunas buenas notas de guitarra. La siguiente, Radio Head, es un ensayo de ¡ZYDECO! y la verdad es que funciona BASTANTE bien. Eso sí, la elegí como mejor canción casi aleatoriamente, solo porque fue lo que más me llamó la atención. Hay una saltarina pista rítmica de acordeón (que momentos me recuerda a la música del litoral argentino), y su melodía presenta ganchos sólidos de principio a fin, incluyendo el mejor estribillo del disco y buenas armonías vocales. Rezan los rumores que el título de esta bizarra pieza sirvió de inspiración para el nombre de una buena banda de los noventa, pero anduve buscando información por todas partes y no encontré nada concreto sobre ella... ¡Vamos! ¿¡Quién le va a poner RADIO HEAD a una banda?! Un grupo con ese nombre no tiene ningún futuro, créanme.

Las tres últimas canciones son baladas. Baladas pop inofensivas y bonitas que parecen pedazos de Little Creatures o, en todo caso, de Heaven, perdidas por el espacio. El hecho de que estén juntas hace que siempre me las confunda, pero sé que las tres son bastante razonables y están en concomitancia con la calidad del resto del álbum. Dream Operator transmite cierta belleza en su antémico estribillo y tiene arreglos sorprendentes; sus solos de guitarra nos recuerdan una vez más la influencia country que, aunque parezca imposible, tiene la banda. Y si eso aún no te convenció, entonces People Like Us lo hará: esta canción es PURO COUNTRY-POP, con ese slide encantador que me hace acordar a alguna canción de All Things Must Pass y esos versos inocentes de "We just want someone to love". Obviamente me agrada muchísimo, es una de las que más me gusta del disco, lo mismo que el número de cierre City Of Dreams, que es lo más antémico y solemne del álbum, y en este aspecto parece claro que a Byrne le agarró la onda de culminar sus álbumes con algún manifiesto humanitario, tal como lo había hecho con Road To Nowhere en el álbum anterior. City Of Dreams no es tan buena como aquella, pero tiene OTRO estribillo 100% decente que no tiene nada que envidiarle a ninguna otra canción de este tipo.

En fin, no me gasto más en describir estos temas porque no hay MUCHO para decir de ellos. Solo que están bien, son agradables, ocasionalmente interesantes y nunca ofenden. Para mí, eso basta para considerarlo un álbum bueno y afectuoso que quizá no llame la atención al principio pero que con las sucesivas escuchas irá ablandando al oyente. Si te gustó Little Creatures, no veo ninguna razón para que te sientas desilusionado gran cosa con True Stories.

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Naked – 1988

7+/10

"This was a Pizza Hut; now it's all covered with daisies"

1) Blind; 2) Mr. Jones; 3) Totally Nude; 4) Ruby Dear; 5) (Nothing But) Flowers; 6) The Democratic Circus; 7) The Facts Of Life; 8) Mommy, Daddy, You And I; 9) Big Daddy; 10) Bill; 11) Cool Water.

mejor canción: Mr. Jones

Y los Heads finalmente se aburrieron de la pulida y convencional fórmula pop de los dos anteriores álbumes, así que para este nuevo trabajo decidieron volver un poco "a las raíces". Las concesiones de levedad, accesibilidad y superficialidad presentes Speaking In Tongues y Little Creatures, combinadas con la ausencia de ribetes demasiado experimentales, habían dado al grupo un éxito comercial inusitado, pero los duros reveses con los que la crítica recibió a Little Creatures fueron el primer síntoma de que la fórmula del éxito empezaba a declinar y que quizá los Talking Heads ya no serían tomados en serio si volvían a la carga con temas inofensivos como Wild Wild Life o baladas comerciales como City Of Dreams. De modo que Byrne y sus compañeros, ya sin ánimos de revolucionar nada, intentan con Naked una movida retrospectiva y el grupo vuelve en forma parcial a los grooves paranoicos y bizarros de los días gloriosos de Fear Of Music y Remaing In Light, retomando con marcado énfasis las influencias de world-music y los toques funkys de las viejas épocas. En pocas palabras; con Naked el grupo intenta recuperar su identidad más distintiva, la de los grooves rítmicos súper-complejos y repletos de sonidos raros y guitarras frenéticas, aquella que se había desenfocado un poco con el dance ochentoso de Speaking In Tongues y el pop refinado y de fácil digestión de Little Creatures y True Stories.

Los resultados de semejante movida están marcados por los altibajos, pero en mi opinión son más los "altos" que los "bajos". Ya sé que no muchos coincidirán conmigo, ya que Naked nunca tuvo una gran cotización entre los oyentes. Es más: junto a True Stories, Naked es frecuentemente citado como el peor del grupo. No termino de entender el por qué de esta mala fama; el álbum sin dudas se vuelve un poco aburrido por momentos, pero lo mismo ocurre a veces con la segunda mitad de Remain In Light y aún así la mayoría acepta la genialidad de aquel disco. Naked no es exactamente genial, pero teniendo en cuenta el paradigma musical histórico de los Talking Heads y ajustándose a lo que uno puede esperar del grupo a estas alturas, el producto final nunca deja de ser satisfactorio y sin dudas confirma la tesis de que los Heads jamás han lanzado un álbum verdaderamente malo.

El disco no sorprende; se nota con claridad que Byrne, Harrison, Frantz y Weymouth solo están reformulando los viejos pergaminos, haciendo un repaso por el espejito retrovisor y reciclando elementos surtidos de los distintos álbumes de la banda. No importa; el sonido del grupo siempre ha sido lo suficientemente peculiar como para no confundirlos y siempre ha sonado creativo para mis oídos, aún cuando en muchas de estas canciones la cosa empiece a oler un poco a cliché. El punto es que nuevamente no hay un solo tema realmente horrible aquí, y sí muchos momentos que si bien nunca son IMPRESIONANTES, logran enganchar al oyente. Además, por más formulaico que sea el trabajo de composición, no puedo señalar ningún álbum anterior de los Heads que se parezca mucho a Naked. En realidad, no se puede decir que suene muy distinto a los dos últimos trabajos, solo que aquí vuelve con toda la fuerza el énfasis en el aspecto rítimico en detrimento de los estribillos pegadizos y las melodías pop irresistibles.

Quizá la manera más obvia de distinguir a Naked de los demás discos del grupo es que se trata de su más fuerte incursión en la música del tercer mundo, el world-beat y varios géneros de zonas marginales frecuentemente ausentes en las influencias del rock. Ya desde el principio habían aparecido trazos de este elemento en el estilo del grupo (siendo el tono africano de I Zimbra el ejemplo más célebre) y las tendencias a explorar con géneros mundiales se mantuvieron siempre implícitas hasta True Stories. Sin embargo, mientras con anteriorirdad el world-music siempre había aparecido en segundo plano, mezclado con influencias del disco, el dance, el funk y el ambient, aquí resurge triunfante con total protagonismo. Con esta tónica, buena parte del álbum consiste en extendidos jams de ritmos tropicales, ya sea con sabor marcadamente africano o bien tomados de la música trdicional caribeña y sudamericana. Los ritmos vuelven a ser variados y complejos gracias a la inclusión de muchos más artilugios percusivos que la norma; por su parte, los bronces aparecen con inusitada fuerza en un par de números, haciéndonos pensar que algún tema de Celia Cruz se coló en el álbum. En estos casos todo adquiere un sabor marcadamente fiestero y tropical que podría considerarse inédito en un álbum de los Heads: hay que ser justos y reconocer que aún en la reproducción de viejas mañas, el grupo se las arregla para agregar estas pequeñas brisas de cosas frescas y novedosas. Pero por fortuna no todo es rumba, salsa y merengue aquí; las cuantiosas partes del álbum que no se corresponden con este pardigma latino nos entregan inclasificables experimentos rítmicos y atmosféricos, que si bien no suenan tan interesantes y profundos como en los días de Brian Eno, al menos se las ingenian para mantenerme alerta la mayor parte del tiempo.

De entre los temas "latino - tropicales", el gran highlight está en la irresistible Mr. Jones. En general la música latina pura suele irritar mis nervios debido a su sobredosis de bronces y ritmos saltarines, pero en Mr. Jones la cosa parece funcionar de mil maravillas dentro de mi cabeza. ¿Será que soy tan elitista que no la soporto cuando la interpretan sus legítimos representantes caribeños pero sí la tolero en manos de unos yankees que solo se apropian de un género extraño? No lo sé; quizá deba escuchar más merenque y salsa, lo cierto es que este tema en particular me encanta; quizá sea porque en rigor no se trata de música caribeña pura, sino un rejunte extravagante de muchas cosas. Hay elementos latinos muy claros, pero también hay guitarras jazzeras, flautas psicodélicas y demás lindezas que le otorgan identidad propia. Los ritmos repletos de tamborcitos, cajitas y maracas es totalmente cautivador de principio y fin, mientras la profesional sección de bronces arrasa con un poder de convicción adictivo, sobre todo después del primer estribillo, justo a los 1:26 minutos, donde arremeten con un groove de rumba verdaderamente pegadizo que invita a sacudirse como mono. El conjunto de todos estos elementos abigarrados es imparable y realmente constituye un altamente recomendable tema tropical para bailar.

Algo similar sucede con Blind, que abre el álbum con otro fenomenal groove de trompetas caribeñas, pianos de rumba y guitarras funk en la vieja tradición del grupo, coronado todo por un Byrne entonando de una forma muy rara nunca antes escuchada en él. La tercera canción, Totally Nude, también tiene marcadísimas influencias de música tropical, pero esta vez los tipos las mezclan con la típica guitarra slide de Jerry Harrison, la cual con sus entretenidas cabriolas le da un toque country a la cosa... ¿Ven lo que me atrae tanto de esta banda? ¿Ven porqué esta música "tropical" no me resulta tan aburrida? La canción en principio puede sonar tonta e insustacial, pero ¿A quién más se le ocurre mezclar country americano con temas tropicales? Algo similar ocurre con Big Daddy, que empieza con unos sutiles bronces latinos, solamente para que enseguida irrumpa una ¡ARMÓNICA! Sí, una armónica que suena malvada, blusera y fiera como en cualquier tema de los Stones; aquí aparece mezclada con ritmos caribeños, bronces y guitarras típicas de la new-wave. La canción en sí no será lo más memorable tal vez, pero semejante mezcla de elementos no puede menos que llamar un poco la atención.

El gran éxito del disco fue (Nothing But) Flowers, llegando incluso a tener la reputación de último gran clásico del grupo entre algunos oyentes. El tema provee una atmósfera levemente tropical usando solamente unas cuantas guitarras y órganos y la melodía vocal es ciertamente competente, aunque puede tornarse un poco repetitiva hacia el final. El atributo más sobresaliente sin embargo está en la letra; Byrne escribe un manifiesto anti-naturaleza y pro-urbano (en broma supongo), narrando la historia de una ciudad que de pronto se ve invadida por plantas, enredaderas y flores que lo cubren todo, creando un paraiso natural donde antes había tejido urbano. El narrador de la canción, nostálgico y triste por el destino de su ciudad, deja clara su preferencia por las autopistas y los edificios sobre la flora y la fauna, a través de frases grotescas y sumamente divertidas como "This was a Pizza Hut, now it's all covered with dasies" o "We used to microwave, now we just eat nuts and cherries". Para los amantes de la naturaleza los hechos de esta canción pueden ser un sueño cumplido, pero el tipo que canta claramente ama más a la ciudad y sus comodidades.

Más allá de estos títulos no hay demasiados rastros de world-music, y las tendencias giran hacia ensayos atmosféricos y experimentales de la tradición de Remain In Light. Algunos de ellos son realmente efectivos, otros no tanto; la cuestión es que todos logran ser al menos interesantes. Una de mis favoritas es Ruby Dear, la cual se destaca especialmente por su gigantesco ritmo a lo Bo-Diddley, que avanza implacable como una tromba, como una manada de rinocerontes. Pero además de ese gran ritmo las guitarras también hacen unas cuantas cosas interesantes, rellenando los huecos de forma permanente con trucos y melodías realmente atractivas que el dan a la canción una notable profundidad. Otro de los grandes momentos del álbum aparece con Bill, cuya impecable introducción ambiental de sintetizadores sumada a esos solos pinkfloydianos y esa majestuosa melodía en el estribillo conforman una de mis absolutas favoritas; realmente ideal para escuchar por la noche cálida en la oscuridad de tu habitación mientras afuera las luces de la ciudad permanecen quietas: MUY atmosférica y evocativa. En la misma vena interesante incluyo a The Democratic Circus, una curiosa e injustamente infravalorada pieza que comienza con una batería muy sencilla y unas suaves líneas de bajo; algunas delicadas guitarras slide van haciendo su entrada antes de que Byrne empiece con una muy bella melodía vocal. Todo suena agradablemente relajante y melódico hasta que súbitamente algo parece quebrarse y entran unos tremendos acordes distorsionados a lo King Crimson. El efecto es cautivador, ya que el tema empieza a ponerse más violento y sucio, como si una extraña mutación lo hubiera hecho degenerarse. Digno de una oída. Por último destaco el final de Cool Water, otro efectivo número atmosférico que comienza con unos ominosos acordes de gutiarra que nos hacen pensar en Black Sabbath o Metallica, antes de que entre un ritmo de batería veloz y las guitarras se vayan poniendo más violentas y complejas hasta crear un groove realmente adictivo.

Ahí por el medio hay dos temas que no me parecen demasiado logrados: el martilleo industrial de The Facts Of Life suena como el King Crimson de la época, y es más o menos interesante, pero se hace un poco repetitivo y feo con los minutos transcurridos. Mommy, Daddy You And I también tiene un tejido instrumental original y fresco, sobre todo en la parte de reggae, aunque la melodía vocal es demasiado genérica para mi gusto. En todo caso es lo menos atractivo de un álbum que no tiene un genuino punto flojo. Ninguna de estas canciones me pega y me fascina como lo hacían los grandes momentos de Remain In Light o Fear Of Music, pero lo cierto es que casi todos los números proveen un buen nivel de interés, entretenimiento y melodía. Quizá una escucha entera de cabo a rabo puede hacerce un chiquitín tediosa, pero a fin de cuentas la alquimia de tantos elementos distintos unidos milagrosamente hace de Naked una experiencia sensorial relativamente interesante y sin dudas, a pesar de su mala fama, constituye una dignísima despedida de esta extraordinaria banda, la cual fue disuelta oficialmente poco tiempo después de publicado este disco.

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COMPILADOS DE HITS


Sand In The Vaseline - 1992

HHHHH

 

1) Sugar On My Tongue; 2) I Want To Live; 3) Love --> Building On Fire; 4) I Wish You Wouldn't Say That; 5) Psycho Killer; 6) Don't Worry About The Government; 7) No Compassion; 8) Warning Sign; 9) The Big Country; 10) Take Me To The River; 11) Heaven; 12) Memories Can't Wait; 13) I Zimbra; 14) Once In A Lifetime; 15) Crosseyed And Painless; 16) Burning Down The House; 17) Swamp; 18) This Must Be The Place (Naive Melody).

1) Life During Wartime (Live); 2) Girlfriend Is Better (Live); 3) And She Was; 4) Stay Up Late; 5) Road To Nowhere; 6) Wild Wild Life; 7) Love For Sale; 8) City Of Dreams; 9) Mr. Jones; 10) Blind; 11) (Nothing But) Flowers; 12) Sax And Violins; 13) Gangster Of Love; 14) Lifetime Piling Up; 15) Popsicle.

mejor canción: Crosseyed and painless

Este compilado doble puede ser importante porque aporta al oyente nada menos que ocho canciones inéditas que me pregunto de dónde demonios salieron. ¿Son singles? No, según la AMG no lo son... ¿Son descartes nunca antes escuchados? Es posible, pero en ese caso ¿Cómo es que llegaron a ser "popular favorites" si nadie los conocía? En fin, otro de los grandes misterios de la naturaleza. La pregunta del millón es si vale la pena comprarse tamaño paquete tan solo por estas ocho canciones nuevas. Pues... ehhhh... pongamoslo así: no hay nada REVELADOR, no hay nada de la talla de un Once In A Lifetime o un Road To Nowhere, pero sí hay cosas que podrían categorizarse como "sorpresas moderadamente agradables", especialmente en las últimas cuatro canciones. Por lo tanto, quizá sí valga la pena comprar el compilado aunque para el ya iniciado el 80% sea totalmente redundante. Para el completista enardecido y para aquellos que quieran tener un pantallazo de la banda sin comprar sus álbumes, entonces sí, omitir Sand In The Vaseline no es una opción.

Curiosamente, estas nuevas canciones están agrupadas al principio y al final de la colección, lo cual me lleva a pensar que las cuatro primeras son descartes tempranos del álbum debut y las cuatro últimas son descartes tardíos de Naked. Esta tesis se ve reforzada por el hecho de que, efectivamente, las cuatro primeras suenan como algo de Talking Heads 77 y las cuatro últimas suenan como algo que podría haber aparecido en Naked. De las cuatro primeras la más memorable es para mí Love--> Building On Fire, que también aparece grabada en vivo en The Name Of This Band Is Talking Heads, aunque esta versión suena más pulida. Se trata de un numerito saltarín bastante antémico y pegadizo, sobre todo en la parte del estribillo que suena relativamente convencional para lo que son las canciones que sí aparecieron en 77. Los arreglos de bronces que aparecen a mitad de la canción me resultan un poco truchos, pero bueno, zafa. Las otras tres no impresionan gran cosa y no tengo mucho para decir: son como los temas del debut, pero más flojitos. A todo esto me pregunto por qué no aparece A Clean Break (Let's Work), ese tema excelente que está en The Name Of This Bands grabado en vivo. ¿Por qué? ¿Por qué? Me gustaría saber qué fue de él.

Más interesante es el asunto con los temas inéditos más nuevos. La producción ya se percibe aquí mucho más compleja, atmósférica y lujosa, con mucho sintetizador, recordando bastante a algunos tracks de Naked como Bill o Cool Water o, también, a al sonido de Byrne solista. Para mi sorpresa, todos estos grooves son bastante fuertes y están llenos de cosas interesantes para escuchar: artilugios percusivos, voces de gospel, guitarras funky, tecladitos aún más funky... en fin, todo lo que cualquiera espera de un buen groove "talkingheadiano". No entiendo, por ejemplo, por qué no incluyeron un irresistible jam de art-funk como Popsicle en el disco Naked. Por qué tampoco incluyeron allí un número pop radial tan bueno (o mejor) que Flowers como lo es Lifetime Piling Up, por qué no incluyeron el sorprendente experimento atmosférico de Sax And Violins. No es que con estas canciones Naked se hubiera merecido un 10, pero aún así, no son cosas para andar desperdiciando. Popsicle suena como un groove machacón en la vieja y sana tradición de Houses In Motion aunque con una pátina más pop que avant-garde; ese estribillo cantado a coro por Byrne y unas chicas es muuuuuy pegadizo. Para escuchar en la playa un mediodía caluroso y hamacar la cabeza al son del ritmo incesante. El costado atmosférico del grupo aparece bien representado por Sax And Violins y en menor medida por Gangster Of Love (nada que ver con el tema de The Tom Tom Club Genius Of Love). En Sax And Violins encontramos todo tipo de instrumentos excepto... saxos y violines. Muchas capas sintetizador ambiental, algunos xilofones y vibrafonos jazzeros, algo de guitarra... es francamente entretenido de escuchar y aún sin ser la octava maravilla del mundo, hubiera sido un highlight en Naked. También vale la pena una escucha a Lifetime Piling Up, que se suma a la onda pop de temas como Flowers y Wild Wild Life, pero que resulta incluso un poco mejor que aquellos, gracias a un estribillo bien memorable que contrasta ingeniosamente con los grises y rutinarios versos.

La selección del compilado en sí parece bastante lógica. Si tuviera que hacer algún cambio, incluiría la versión de Burning Down The House de Stop Making Sense que es TAN superior a la original que casi parecen canciones diferentes. A cambio, hubiera dejado la versión de estudio de Life During Wartime que no está nada mal, y también habría agregado tomas de The Name como Houses In Motion o Born Under Punches. También hubiera incluído The Great Curve pero ya lo ven; son favoritos POPULARES, si fueran MIS favoritos... ahí sería otra cuestión y probablemente nadie excepto yo lo compraría. A no muchos les gusta The Great Curve tanto como a mí.

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CONCIERTOS


Concierto de David Byrne en Buenos Aires

(14/10/2004)

 

Confieso! Ese tipo de mentón anguloso, un ojo más chiquito que el otro y sonrisa excesivamente grande soy yo. El que está al lado es un tal David Byrne, que se me acercó corriendo y me pidió por favor que me saque una foto con él porque yo era su ídolo y no sé que otra cháchara. Seguro debe haber leído mi página también. Este tipo Byrne me contó que hace tiempo tenía una banda que solía ser bastante buena, y que estaba por dar un recital en el Luna Park de Buenos Aires, y que sería un honor que yo estuviera ahí... Y bueno, tuve que aceptar, aunque a regañadientes porque... ¿Qué tipo de recital puede dar un canoso acabado con esa cara de lunático perdido?

¡PUES UNO MUY BUENO! Y ahora les contaré... les contaré porque realmente la pasé muy bien. Hace tiempo que artistas del calibre de David Byrne han dejado de ser moneda corriente en teatros y escenarios porteños. Por eso, la noche del 14 de octubre prometía una velada excepcional para los miles de aficionados que colmaron el Luna Park para ver (y oír) tocar a este excéntrico personaje en la presentación de su nuevo disco Grown Backwards. No es David Byrne un músico que arrastre devociones masivas en estos pagos (Para esto están Sandro y Ricardo Montaner JA!) pero en una ciudad tan ingente y multifacética como Buenos Aires, se sabe, hasta los artistas más desconocidos siempre pueden contar con salas llenas y, especialmente, con un entusiasmo desbordante quemando debajo del escenario. Hace algún tiempo estuvo por aquí Goran Bregovic... Parecería que nadie, ni la abuela, sabe quién es, pero hete aquí que el muchacho llenó DOS Luna Park la próxima semana está viniendo de nuevo. Sí, pasan estas cosas raras en ciudades como éstas. Por suerte.

El comienzo del recital estaba anunciado a las nueve de la noche. A las ocho y diez yo todavía estaba en mi casa porque supuestamente me iba a pasar a buscar un amigo (Juan Pablo) con el auto... Y no llegaba... y no llegaba. Y yo no soy muy paciente para estas cosas, así que tomé unas monedas y me fui a la estación de tren dejando a mi amigo medio en banda. Tienen que entender que entre mi casa y el Luna Park hay como unos treinta kilómetros o más, eh? Como se imaginarán el maldito tren parecía que no llegaba nunca a Retiro, y para colmo, cuando estaba en el último tramo del recorrido, al maldito maquinista se le ocurre deterner la formación en medio de las vías, de la nada. Después me tomé el subterráneo y cuando llegué a la estación Lavalle tuve que correr cinco cuadras como desaforado, por las dudas.

Por suerte, cuando finalmente llegué el recital todavía no había empezado. A las nueve y diez, retraso de rigor mediante, el amplio recinto del Luna Park (que es un estadio de boxeo y no tiene el mejor sonido) bullía de expectativa; se intuían apenas unos pocos asientos libres, y corría por el aire la sensación de que no faltaba llegar mucha gente; las plateas se encontraban agarrotadas, y los súper-pullman repletos… Tan solo el sector más barato y lejano dejaba entrever ciertos impúdicos vacíos, acaso insinuando el poder adquisitivo de quienes se interesan por este tipo de música aquí y ahora. Mi ubicación en platea no estaba precisamente muy cerca del escenario, pero no era mala realmente. Veía bien todo lo que había que ver; después de todo la fila 21 no es tan lejana. Qué se yo. Estaba contento.

Entre los presentes predominaba un público joven. Uno se rasca la cabeza y se pregunta si no deberían ser más viejos aquellos que, a fines de los setenta, fueron picados por el bicho de los Talking Heads (suponiendo que pasó tal cosa, porque no es exactamente una banda popular). Bueno, había algunos tipos grandes, pero la verdad la mayoría estaba entre los 20 y los 30. Quizá haya que creer al fin que las nuevas generaciones no solo están adoctrinadas por los hits baratos que la diosa FM obliga. Adolescentes, grupos de amigos, parejas de enamorados y familias enteras con chicos sumaban al murmullo. Había muchas chicas también... y uno se pregunta si este es el único tipo de eventos para encontrar chicas con genuinos intereses musicales, porque la verdad es que normalmente no se encuentran. ¿Dónde se esconden? Salvo que todas hayan ido con sus malditos novios. Sí, estoy celeoso. Malditos novios. A las chicas debería estarles vedado tener novio. No paro de encontrar chicas lindas e interesantes que ya tienen novios. Entre todo el jaleo yo trataba de localizar a mi amigo, pero era inútil, así que me senté y me dispuse a disfrutar del show.

A las nueve y veinte el Luna quedó a oscuras; el público aulló una ovación de trepidante adrenalina mientras la banda iba tomando el escenario sin grandes ceremonias. Allí estaba un encanecido Byrne, vestido íntegramente de marrón como si se tratara de un vendedor de café. Con toda la sobriedad del mundo ensayó un tímido saludo en vacilante pero inteligible castellano, tomó una guitarra eléctrica y puso primera marcha con Glass, Conrete And Stone, la cual presentó como soundtrack de alguna película cuyo nombre se me escapó. Pero además, es la pieza central de Grown Backwards; un inicio melódico, suave, nocturno, de baja pólvora, que le regaló a la noche una atmósfera intimista y relajada. Bien! Buen comienzo!

Una batería corriente a cargo de David Hilliard, un set de percusión étnica (con vibráfono incluido) a cargo de Mauro Refosco, un bajo a cargo de Paul Fraser y la ocasional guitarra de Byrne (porque ni siquiera la tocaba en todos los temas) conformaban el único arsenal de sonido dispuesto. Muy simple todo. Claro, a esta banda se le agregaba un impresionante sexteto de cuerdas de Austin, Texas, llamado “The Tosca Strings”, conformado por chicos muy jóvenes, poco más de mi edad quizá. Nada más necesitaban para ofrecer una combinación de sonidos heterodoxa, lujuriosa, seductora, que supo alternar a la perfección entre lo romántico y lo funky. Muy versátil. Luego de Glass, Concrete And Stone siguieron algunos cortes curiosos como el insólito tango en portugués Ausencia (que sonó excelente) y María Landó, un tema de la peruana Susana Baca. Soy sincero y digo que fue mi primer contacto con tales canciones, y que no puedo decir mucho de ellas. Cuando ya empezaba a preguntarme si no había caído por equivocación en un recital de Caetano Veloso o algo así, la voz de Byrne anunció un tema de Talking Heads y la primera ovación unánime de la noche resonó en todo el lugar. Oh sí, dos palabritas de merda generan un alboroto tremendo... te debés sentir DIOS haciendo eso!!!, Y ahí la banda se dejó de joder: una tremenda metralla de batería dio paso al bizarro groove disco-africano de I Zimbra y así fue como la impronta folklórica de los primeros temas dio un timonazo furioso hacia lo rítmico, lo ritual, lo irresistiblemente salvaje.

A todo esto David Byrne deleitaba al público con sus célebres bailes espásticos sobre el escenario, moviendo la cabeza como una caricatura egipcia, sacudiendo las caderas como maricón y caminando en cámara lenta hacia atrás y hacia delante. ¡Excelente! Como en la película de Stop Making Sense!!! Después llegaron The Great Intoxication de Look Into The Eyeball y una buena versión de This Must Be The Place que hizo que por primera vez la gente comenzara a hacer palmas. Entonces el sexteto de cuerdas se tomó un descanso y la banda aprovechó el momento para repasar con versiones despojadas pero exuberantes el clásico himno Road To Nowhere y la muy pegadiza And She Was, ambas del álbum de los Heads Little Creatures, y ambas más enérgicas y entusiastas que nada; para mí, aquí es cuando el show REALMENTE comenzó a tomar temperatura. Qué grandioso poder cantar el estribillo de And She Was ahí con todo el estadio y con David Byrne, fue uno de los grandes momentos de la noche. ¡Pero lo mejor recién estaba empezando! El segmento culminó con una rendición de la eterna, ineludible Once In A Lifetime, un resorte que impulsó a la audiencia a ponerse de pie y entregarse al ritmo imparable (el bajista fue quien, antes de empezar, hizo gestos con los brazos para arengar a la muchedumbre). A decir verdad, las versiones en vivo de Once In A Lifetime nunca son lo mismo que la original, y esta vez no fue la excepción. Como compensación se puede decir que el final fue EXCELENTE, ya que David se puso MUY funky con su guitarra, y bueno... ¿Quién no baila con estas cosas cuando se ponen funky? El último acorde del Yesterday de los Talking Heads dio paso a una aprobación interminable que incluyó los ya infaltables cantitos futboleros; David miraba impasible, plantado tímidamente en su enclave esperando para seguir con el show.

A continuación, un par de sorpresas. Una grata y otra no tanto: primero, una versión personal del clásico hendrixiano One Rainy Wish (Genial!) que sonó bien psicodélica con los violines esos, y un inesperado cover de Cole Porter (¿Qué estaba pensando?). Entonces los violines comenzaron con una melodía familiar y Psycho Killer desató el delirio. ¡Fa fa fa fa! ¡Fa fa fa fa! La gente volvió a levantarse y a arremolinarse anárquicamente en torno al escenario, solo que esta vez ya no se sentaría más. Las butacas, bien gracias. Yo también estaba ahí parado, muy entusiasmado de poder cantar la mismísma Psycho Killer a toda voz junto a la masa desconocida. Es en estos momentos en los cuales ME AGRADA ser parte de una masa enfervorizada. Aprovecho ahora para recordar que Byrne cantó INCREIBLEMENTE durante toda la noche. Nunca había escuchado a nadie cantar con tan buena forma en vivo... ¿Vieron que en general los cantantes suelen desafinar o vacilar? Pues el viejo este cantaba igual o MEJOR que en sus discos, a pura potencia, con buena voz y buena entonación. ¿¡Cómo hace!? ¡¿Hará playback como Los Nocheros?!

Temas de sus discos solistas como la pegadiza Like Humans Do, una imparable What A Day It Was (con ese estribillo que te mete un revólver en la cabeza para que cantes) y Dialog Box continuaron inyectando sobredosis de energía en las gargantas; en el medio apareció la extraña Desconocido Soy, una discreta colaboración con Café Tacuba del álbum Look Into The Eyeball cuya letra en castellano hizo titubear a David un par de veces. También apareció por ahí Blind del último álbum de los Heads. El final se acercaba, reservando acaso lo mejor.

Llegó el bis, y con él el momento esperado por todos (o al menos por mí): una versión-monstruo de Life During Wartime pisoteó sin piedad a un público que a esta altura bailaba ritualmente por toda la sala como si estuviera en un boliche un sábado a la noche cualquiera. Solo que esta vez bailaban una flor de canción... THIS AIN'T NO PARTY!!! THIS AIN'T NO DISCO!!! Jajaja, soñaba con gritarlo ahí en el recital desde que ví el afiche del concierto en la calle, y como supondrán no me tragué nada. Un nuevo griterío de entusiasmo y la banda salió al ruedo para ofrecer un segundo bis; se hizo el silencio y Byrne anunció un cover de nada menos que Giuseppe Verdi, Un Di Felice Eterea. No era exactamente lo que todos esperaban, y se dejaron oír desde el público clamores por Burning Down The House, los cuales fueron elegantemente eludidos por el cantante.

La noche cerró, entonces sí, con una turgente versión de Lazy, una de sus composiciones más nuevas y pegadizas, cuyos ritmos deliberadamente bailables propiciaron un verdadero clima de fiesta, propulsado por el retumbante groove techno-dance-funk-rap que se desató l. Y al final todo tuvo que acabar. El Luna Park volvió a iluminarse mientras los últimos aplausos se iban frenando de a poco y el escenario quedaba irremediablemente vacío. Fue una noche entretenida y amena, de esas que simultáneamente satisfacen a pleno y dejan ganas de un poquito más.

Entonces el hervidero quedó vacío. Estaba por salir a la calle cuando finalmente me encontré con mi amigo Juan Pablo y su amiga Rosario en la salida. Él tenía ganas de quedarse a ver si podía ver a David más de cerca y ya que estaba lo acompañé, aunque realmente no tenía expectativas de que tal cosa pudiera ocurrir. A un costado del escenario había un espacio y allí se había formado un pequeño grupo de gente; presumimos que estaban esperando a ver si aparecía Byrne, así que nos metimos entre ellos como si nada, careteando como los mejores. No parecía pasar nada, pero vimos que la mayoría tenía pegada a la ropa una etiqueta de VIP o algo así. Entonces el panorama mejoró; empezaron a aparecer los miembros de la banda; el bajista y el percusionista estaban allí y se pusieron a conversar con la gente. También de pronto vimos que estaban los chicos y chicas que tocaban las cuerdas (una de ellas estaba MUY bien) y a todo esto unos que habían dispuesto en el lugar dos mesas llenas de cervezas heladas y todo tipo de cosas para comer. ¡Genial! Entonces el percusionista se me acercó y me ofreció una cerveza... y yo la tomé. Para decir algo (por que no sabía qué decir) le comenté en inglés que la cerveza de botella era mejor que la de latita... No me entendió nada. No importa... el solo hecho de estar allí tomando cervezas y comiendo maníes con los miembros de la banda era suficiente. Eran buena gente... Los que tocaban las cuerdas se acercaron a mi amigo y le dijeron que les gustaba su campera. Mirá vos!

En una de esas, así de la nada, aparece David Byrne. El mismo. Curiosamente fue como si apareciera José Perez, es decir, nadie le llevó mucho el apunte y siguieron con sus conversaciones y su picada. Obviamente algunos sí se acercaban a saludarlo y a ofrecerle compacts con música, porque se sabe que el tipo es caza-talentos o algo así. David hablaba poco y oía a los plomos de La Portuaria (un grupo de tercera de estos pagos) que lo atontaban con una batería de chamullos baratos. Cuando por fin lo dejaron en paz aprovechamos y con Rosario nos sacamos una foto (que es la que ven arriba, eso de la intro es mentira!). Fue el momento indicado, porque inmediatamente después el flaco desapareció como por arte de magia. A todo esto, los instrumentos estaban siendo desmantelados y guardados en grandes valijas.

Pero eso no fue todo. Poco después lo vimos a David Byrne sobre la salida trasera del estadio, la que da sobre la avenida Madero. Ya estaba listo para irse... ¡EN BICICLETA! El tipo estaba loquísimo... Eran como las doce y media de la noche y el tipo se iba EN BICICLETA por la ciudad de Buenos Aires. Para hacerme el simpático intentaba decirle cualquier tontería en inglés como "cuidado con los autos", pero el tipo me miraba con cara de extraviado y no decía nada mientras se ajustaba su casquito. Justo cuando se estaba yendo aparecieron unos chicos que le hicieron firmar el Grown Backwards, entonces aproveché y metí por ahí el taloncito de mi entrada y me la firmó también. Y después desapareció en la noche, en bicicleta, solo, quizá como un asesino psicópata en busca de su siguiente víctima. Cuidado.

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