BONUS TRACKS!

1990 - 1999

He aquí una verdadera ensalada incoherente y desarticulada, pergeniada por mi perversa mente para confundirte. Básicamente, en esta sección encontrarás revisiones de algunos discos sueltos, aislados y surtidos de grupos y solistas de los 70' para los cuales no tengo una página propia prevista en el corto plazo. Son álbumes que me siento con ganas de revisar sin obligatoriamente conocer los demás del grupo, a veces porque los escuché y me gustaron mucho, otras veces porque son demasiado famosos y legendarios como para que no los tenga contemplados en mi sitio. Con el tiempo, todos estos álbumes irán pasando a las páginas de sus respectivos grupos, de forma que esta sección puede ser considerada como una "incubadora" donde reposan algunas revisiones prematuras. Pero recuerden, estos grupos irán apareciendo con página propia en el MUY LAAAARGO plazo. 

 


 

1990's

1991 - Nirvana - Nevermind

1998 - Air - Moon Safari

1998 - Pulp - This Is Hardcore

 


Nevermind  – 1991

7-/10

"Here we are now, entertain us"

1) Smells Like Teen Spirit; 2) In Bloom; 3) Come As You Are; 4) Breed; 5) Lithium; 6) Polly; 7) Territorial Pissings; 8) Drain You; 9) Lounge Act; 10) Stayaway; 11) On A Plain; 12) Something In The Way.

mejor canción: Polly

Es un clásico. Nos guste o no, Nevermind es un clásico. Es el álbum que apareció en el momento indicado, con la música indicada y la actitud indicada; el álbum que atestó un golpe contundente en la escena musical (seguramente sin proponérselo, tal como suele ocurrir con este tipo de fenómenos), dejando una rúbrica tan profunda, tan radical que, no importa cuánto nos guste o no esta música, permanecerá siempre inscripto como una bisagra ineludible en la historia del rock and roll. Es, diría yo, el clásico instantáneo de los 90's por definición. Lo irónico es que, para ser una cosa tan trascendental, la revolución que ofrece en lo puramente musical es casi nula, y eso es lo que dificulta una explicación coherente de por qué tanto alboroto, por qué tanta mística, por qué tanta vaca sagrada. Puede ser, dirá alguno, un discazo muy bien hecho, pero muchos otros también lo son y no los conoce ni el loro. Esto es algo más; es un ícono, un universal, un monolito. Un Sgt. Pepper's, un Dark Side, un Joshua Tree, uno de esos monstruitos.

Hay dos o tres cosas que, así nomás, me permiten más o menos comprender porqué un disco como este pegó tanto. Con Nevermind Kurt Cobain encontró la sintonía perfecta con una nueva generación de adolescentes perdidos, incomprendidos, aislados, fagocitados por un mundo crecientemente hostil, demasiado grande, frío y oscuro; por una vida sin más sentido que un "potlatch" de consumismo, violencia y drogas; tipos marcados por una una terrible incapacidad para comunicarse con su sociedad y por el consiguiente sentimiento de auto-aversión. La Generación X del "teen-angst", del "I'm a creep", de los globalizados 90's, del alienado portal hacia el siglo XXI. Tengo la impresión de que Ok Computer (rival supremo de Nevermind en cuanto a vacas sagradas noventeras se refiere) trascendió en parte por tratar los mismos leit-motivs. Pero mientras aquella obra de Radiohead es más bien un retrato adulto y cerebral inyectado con una especie de anestesia tecnológica, Nevermind es un aullido. Un aullido visceral, adolescente, de furia, a flor de piel, con verrugas y sangre, desesperado. Todos esos pendejos de 15 años, que odiaban el mundo tanto como a ellos mismos, no tenían en la música ninguna voz que expresara y canalizara su temor... ¿Qué iban a escuchar? ¿Pink Floyd? ¿U2? ¿Guns And Roses? ¿Crosby, Stills & Nash? Nah. Entonces Kurt Cobain apareció justo con esas inquietudes, con esas expresiones autobiográficas de una mente atormentada y ¡BANG! Fantástico, eso es lo que la naciente camada de la naciente década estaba sufriendo. A comprar entonces.

Y compraron. Compraron mucho. Y el negocio de las discográficas, tomando nota cuidadosamente del asunto, entendió de pronto que podía reciclar y empaquetar el teen-angst de Nevermind en diferentes envases y hacer fortunas con todo eso. Y claro, fue EL fenómeno comercial de la década. Si algún yugo le pesa a este álbum, es el de haber pavimentado la autopista para que una inmensa pila de basura insoportable invadiera la década como una plaga. Así, durante años (y aún hasta hoy) nos tuvimos que tragar a incontables patrullas de payasos sin talento alguno, inventados por las empresas, haciendo "Rock-Alternativo-Para-Adolescentes-Frustrados" (Korn, Linkin Park, Sum 41, Good Charlotte, Creed... hay demasiados) que si Nirvana no la hubiera pegado, nunca habrían exsistido. Ahora bien, también hay que tener en cuenta que sin Nevermind, el mundo difícilmente se habría familiarizado con el rico movimiento underground de los ochentas, y todavía estaríamos pensando que en esa década solo hubo hair-metal y dance-pop. De hecho, si algo socialmente beneficioso hizo Nirvana fue bajar de un hondazo a casi todos esos grupos metaleros ochentosos HORRIBLES y bueno... Hay que aplaudirlos hasta que duelan las manos por eso. Pero acabar con una basura para promover otra igualmente terrible no es en realidad ningún mérito: el verdadero legado de Nirvana fue el haber abierto las puertas del reconocimiento público a bandas muy decentes, y hasta mejores, como Alice In Chains, Soundgarden y Pearl Jam, así como haber rescatado del olvido a sus padres de los 80's: The Pixies, The Replacements, Hüsker Dü, Meat Puppets y muchos otros pioneros ocultos. El grunge, como casi todo, tuvo sus buenas cosas y sus malas cosas. Por las dos habrá que señalar a Nevermind, supongo.

Pero vamos al grano. Nevermind no me gusta. O mejor dicho, me gusta MUY poco. Entiendo muy bien por qué fue grande, lo traté de explicar en los párrafos previos, pero cuando me siento a escucharlo me aburro hasta las lágrimas. Siempre. ¿Por qué? Muy sencillo: en lo musical se me hace un disco sin atractivo. Es plano, ruidoso, repetitivo, unidimensional, falto de ideas... Debo reconocer, eso sí, que suena a gloria en comparación con muchos de sus imitadores (salvo excepciones como los Smashing Pumpkins, que son claramente superiores), pero digamos que no me entuasiasma gran cosa la idea. Es que ya desde el vamos este tipo de música no tiene mucho que ver con mis gustos. Un disco donde lo único que hay son guitarras abrasivas y feas que casi no varían el tono, y que encima apela todo el tiempo a la dinámica suave / fuerte de una forma tan predecible, no tiene ninguna posibilidad de convertirse en santo de mi devoción, por más voluntad que ponga. Es verdad que algunas melodías llaman la atención, que algunos riffeos superan la media, que hay ciertos momentos de sutileza y todo eso, pero no sé; necesito algo más INTERESANTE que el mismo flaco gritando las siempre las mismas cosas sobre un riffeo sucio. Si vas a ser gritón y ruidoso, ok, fenómeno Kurt, pero hacé algo copado cada tanto, algo inesperado, algo diferente, algo en otro nivel, algo que sorprenda un poco. No te pido que seas virtuoso, pero morder no es solamente tocar a full y gritar a full sin nunca parar el carro y ver qué corno estás haciendo. Bah, eso es lo que pienso.

Pero, sin dudas, lo que más me aleja de Nevermind es que me importan un pito los gimoteos lastimosos de Cobain. Nunca fui ESE adolescente a punto de suicidarse al que apelan, nunca entendí bien qué diablos es es el famoso "teen-angst" y la verdad nunca le dí mucha bola. Con esto no quiero decir que yo sea un adolescente feliz y normal que tiene la vida solucionada (De hecho, ya ni soy adolescente), pero francamente estas preocupaciones de Nirvana no me pegan, no me sirven. Para mí la adolescencia nunca fue pensar que todo era una mierda y que yo era una mierda; fue, en cambio, algo mucho más ambivalente, mucho más profundo y contradictorio que las pelotudeces obvias que anda farfullando Cobain acá. Si pudiera sentirme identificado con el discurso del álbum, seguramente ni me preocuparían todas sus debilidades musicales. De hecho, hay cosas del punk que me encantan y no son mucho más elaboradas o interesantes que éstas. Es solo que muerden y esto no muerde un pomo, porque no sé de qué hablan los tipos estos. Ellos están en su mundo, y yo en el mío tratando de encontrar un laburo para sostenerme, ver como paso una pila de exámenes que no sé si me van a servir para algo y pensar qué hago en este país lleno de pobreza y corrupción. Gracias Cobain por tu ayuda inútil.

Las canciones, como se supone, son todas más o menos parecidas. De hecho, algunas se me confunden; cada vez que escucho On A Plain, me la confundo con el estribillo de Breed; Lithium se me confunde con In Bloom y así hasta que todo termina dándome igual. Mi elección personal como canción favorita seguramente le resultará insólita a la mayoría ¿No? ¿Polly? ¿Y a esa quién la conoce? No me importa, la elegí por ser casi el único momento del álbum en el que la banda demuestra que puede transmitir las cosas con sutileza. No todos los días encontramos canciones sobre una violación tan reposadas; a través de esa lánguida pero incisiva pista acústica, la banda es más intimidante, peligrosa y enfermiza que en los griteríos insulsos del resto del disco. Otro punto alto es, claro está, la celebérrima Smells Like Teen Spirit, que si bien personalmente no me parece ningún temazo siempre que lo escucho comprendo que estoy ante un clásico, desde el inoxidable riff inicial hasta el demoledor "With the lights out / It's less dangerous!" que explota en el estribillo. No me pone la piel de gallina, pero sin dudas es de lo más potente que hay acá. Por su parte, Come As You Are está renegada por los fans por ser demasiado "comercial". Al diablo, es una buena canción, con un riff de esos que quedan para siempre, aunque la versión del Unplugged me gusta mucho más. ¿Será por que el tono de guitarra que usan en casi todo Nevermind es de lo más inexpresivo? Probablemente; maldito sea el productor Butch Vig. También hay que destacar al virulento hard-rocker Breed, que combina de forma magistral un riffeo oscuro y casi aterrador (Sobre todo la parte de "She said, she said") con un estribillo pegadizo y más o menos melódico. Otros dos grandes pesos pesados son In Bloom y Lithium, ambos ubicados en la desproporcionada primera mitad del CD. Los dos me resultan vagamente atractivos, pero se parecen demasiado entre sí; Lithium, con el prototipo de "estrofa suave / estribillo violento" no agrega nada de nada; In Bloom por lo menos tiene un estribillo memorable.

En la segunda mitad está la tortuosa Territorial Pissings, que no es más que un número punk de lo más genérico y predecible que no puede ni atarle los cordones a Breed. Lo que más me gusta de esta segunda camada es Drain You, que a partir del minuto y medio de duración nos ofrece el único momento instrumental verdaderamente SINIESTRO y CREATIVO del disco; una serie de platillazos terroríficos y un martilleo mortífero de los bajos amenazando desde la oscuridad. Excelente, cada vez que llega esa parte me pregunto si no quedó pegado algún pedazo de Pink Floyd o Black Sabbath ahí perdido. La subsiguiente Lounge Act es lo más pop que tiene el disco; un número pegadizo y hasta bailable con una melodía potente que se arruina en pocos segundos cuando Kurt inenta gritarla en vez de cantarla. Por último, destaco el final con Something In The Way, una nueva muestra de refinada sutileza (hay hasta violas!) que, igualmente, se hace demasiado aburrida y robótica para mi gusto. Aunque sigue siendo un clásico, se nota.

La trascendencia de Nevermind no solo es entendible, sino que es innegable. A mí realmente no me interesa glorificarlo mucho porque a) Es directamente responsable por casi toda la mierda de los 90's; b) Estilística y compositivamente tiene pocos relieves para ofrecer, aparte de un puñado de temas clásicos pero no muy impresionantes y c) El "teen-angst" sobre el que se entiende su resonancia me resbala como un pescado crudo en el hielo. Un mojón, sin dudas, pero estoy seguro que los 90's tienen mucha más carne que esto en sus góndolas. De otra forma, no habría mucho que hacer allí.

Sección COMENTARIOS DE LECTORES sobre NEVERMIND!


Moon Safari – 1998

8+/10

"All in all, there's something to live"

1) La Femme D'Argent; 2) Sexy Boy; 3) All I Need; 4) Kelly Watch The Stars; 5) Talisman; 6) Remember; 7) You Make It Easy; 8) Ce Martin-La; 9) New Star In The Sky (Chanson Pour Solal); 10) Le Voyage De Penelope.

mejor canción: La femme d'argent

Música electrónica. Esperá! No huyas! Claro; comprendo tu inquietud si eres de esos adictos al rock clásico que suele espantarse ante la sola idea de escuchar electrónica. Lo sé: estuve ahí en algún momento. Pero les digo: esta no es música electrónica común y corriente; no son esos ritmos robóticos, marchosos y caretas diseñados para bailar en los boliches mientras enseñas tu celular para que todos recuerden cuán cool sos. Esto es algo más bien distinto, que me sorprendió gratamente cuando lo escuché, que asimilé con rapidez y que pavimentó el camino para comprender por fin que la buena música electrónica existe y es abundante. Moon Safari tiene más que ver con esa rama de la electrónica llamada "chill-out", música relajante, muy atmosférica, que acentúa más las texturas, los timbres y las melodías que la parte del ritmo; no es música para bailar, es música moderna para escuchar tirado en el piso, boca arriba, mirando el cielo mientras se oscurece y las estrellas van apareciendo de a poco. O algo por el estilo.

Pero el aspecto más relevante y distintivo de Moon Safari es que Nicolas Godin y Jean-Benoit Dunckel, los miembros de este duo francés, no se apegan puramente a computadoras y fuentes digitales para crear sus sonidos electrónicos, sino que ¡Oh Sorpresa! Utilizan instrumentos analógicos del rock clásico, instrumentos DE VERDAD! De esos que se toman, se afinan y SE TOCAN! Guitarras acústicas, bajos, órganos, teclados de jazz, baterías, intrumentos de viento y algunos sintetizadores de la vieja generación como el mellotron y el piano rhodes, usados por grupos del rock progresivo y clásico en general. ¡Shockeante! De esta forma nos queda una música que huele a "electrónica" en su esencia, pero en su mayor parte está creada y tocada por músicos de verdad con instrumentos reales, y no por esos DJ's impostores jugando con programas digitales para computadora o máquinas de ritmos. No quiero decir que no se pueda hacer buena música con computadoras y máquinas de ritmos (ejem, Kraftwerk!), pero en este caso el plus "orgánico" que le dan las texturas clásicas de los instrumentos le da un encanto definitivo al disco.

El resultado artístico de Moon Safari no es particularmente demoledor o intelectualmente desafiante, pero el combo destila buen gusto por los cuatro costados. Es una música bastante "retro" con marcados tintes progresivos, jazzeros y psicodélicos, sumamente accesible, melancólica pero no depresiva, liviana, evocativa, evancescente y atmosférica, de esa que suele usarse como cortina para películas o programas de TV. Alguno escribió por ahí que se trata de mero "caramelo para el oído", música intrascendente para endulzar el tímpano y no otra cosa. Es verdad, pero también es verdad que la cantidad de sonidos, texturas y grooves que articulan estos dos franchutes en sus composiciones conforman una experiencia musical sumamente entretenida que no se agota en la primera oída.

La calidad de los distintos temas es uniforme; todos tienen una atmósfera sencillamente estupenda, que nos traslada a los rincones más ocultos de nuestra memoria y nuestras sensaciones. Y además es importante remarcar que son canciones bastante variadas y remiten a los más diversos géneros: desde grooves de funk psicodélico (La Femme d'Argent), baladas pop (All I Need; You Make It Easy), jazz de salón (Ce Martin La), instrumentales "floydianos" (Talisman, New Star In The Sky), tango (Ce Martin La también) y pop más o menos directo (Sexy Boy, Kelly Watch The Stars). Es cierto que el álbum declina un poco hacia la segunda mitad, ya que las composiciones, aunque agradables, se van tornando un poco menos distintivas y menos sorprendentes que al principio. La introducción, La Femme d'Argent es la que siempre me gustó más, gracias al fenomenal groove que otorga un prominente bajo muy funky y diversos solos de teclado procesado, aflorando como sutiles gajos de melodía por todas partes, con un leve sonido de cuerdas y coros como trasfondo. La cosa empieza bastante jazzera durante la primera mitad, gracias a ese maravilloso sonido de teclado y al impecable bajo, pero en la segunda parte, luego de que la canción se interrumpe y se reincia en un crescendo, aparece una excelente melodía de sintetizador que denuncia la clara influencia de Pink Floyd en el dúo y termina el tema de la mejor forma.

Dos favoritas mías son All I Need y You Make It Easy, dos baladas acústicas muy similares entre sí, que en principio parecen remitir a un simple y comercial pop de FM, pero que en realidad sobresalen por su increíble atmósfera trascendental y casi de otro mundo. Las melodías vocales, cantadas por Beth Hirsch, son positivamente seductoras, y las secciones instrumentales basadas en sintetizadores y teclados son tan fantásticas y evocativas como cualquier otra. Otro dúo de temas similares es Sexy Boy y Kelly Watch The Stars, que son lo más cercano a "bailable" que llega Air en este disco. No, ninguna de las dos es realmente bailable, pero ambas se sostienen sobre ritmos permanentes y vocales procesadas a través de vocoders, lo cual de alguna forma las relaciona con la electrónica más tradicional. Sexy Boy fue el "hit" del álbum (con un vídeo en MTV y todo!) y se sostiene sobre un fenomenal groove robótico, repleto de densas capas de sintetizadores distorisionados (me parece incluso oír una guitarra eléctrica ululando después del primer fraseo de "Sexy booooy"), marcado por una batería que parece de verdad y pegadizos ganchos vocales. Hay además un solo de teclado bien, bien jazzero y todo tipo de trucos agradables. Kelly Watch The Stars, a pesar de ser otro de los temas más celebrados del Moon Safari, ofrece poco en comparación ya que la melodía vocal esta menos desarrollada y resulta mucho más repetitiva. La música sin embargo sigue siendo tan buena como el resto, especialmente en la sección instrumental media, donde la cantidad de ritmos pegajosos y sonidos de sintetizador simplemente te transportan.

El último gran highlight está representado por el excelente crescendo de Talisman, que empieza con una inolvidable melodía de teclado, a la que se le van agregando ritmos, penetrantes bajos y ampulosas masas de cuerdas sintetizadas, derivando hacia un trance sumamente atmosférico, psicodélico, un panorama inquietante y ominoso, pero profundamente bello a la vez. Los demás tracks también tienen lo suyo: la breve Remember me irrita un poco con su torpe gancho vocal de vocoder, pero musical y rítmicamente es tan atractiva como cualquier otra, sobre todo en ese fantástico groove espacial que se desencadena después de los primeros versos. New Star In The Sky (Chanson Pour Solal) empieza con un gentil rasgueo de guitarra acústica y teclados, y va creciendo suavemente a través de una elegíaca melodía de acordeón sintetizado y profusos pianos (y risas de niños jugando en el fondo). Realmente fantástico. La primera mitad de Ce Martin La es puro jazz de salón moderno, con un saltarín y azucarado solo de corno francés (de verdad); la segunda mitad en cambio se atraganta de referencias al tango, con un clásico sonido de bandoneón apareciendo brevemente antes de la vuelta al tema principal. Realmente atmosférico y atemporal. El cierre con Le Voyage De Penelope es poco más que un solo de sintetizador que también asume la forma de crescendo.

Moon Safari, el debut de Air, puede sonar un poco insustancial y aburrido ocasionalmente, debido a que la esencia de esta música casi no varía de canción en canción. Sin embargo, el SONIDO que logran estos dos franceses es una de las cosas más seductoras, atmosféricas y adictivas con las que me crucé en mucho tiempo, y ningún fan del "chill-out", el ambient o la electrónica en general puede pasarlas por alto... e incluso el fan del rock clásico, como yo, puede llevarse una grata sorpresa.

Sección COMENTARIOS DE LECTORES sobre MOON SAFARI!


This Is Hardcore – 1998

8+/10

"How many others could handle it if all their dreams came true?"

1) The Fear; 2) Dishes; 3) Party Hard; 4) Help The Aged; 5) This Is Hardcore; 6) TV Movie; 7) A Little Soul; 8) I'm A Man; 9) Seductive Barry; 10) Sylvia; 11) Glory Days; 12) The Day After The Revolution; 13) Like A Friend.

mejor canción: Dishes

Me acuerdo perfectamente cuando salió a la calle este álbum. Me acuerdo porque hubo varias referencias a él en una revista de música que te daban gratis si comprabas discos en Musimundo; por aquellas épocas yo estaba apenas saliendo del globito Beatle para entrar en el globito Floyd y, como era de esperarse, no le dí mucha pelota. Ni a This Is Hardcore ni a nada de lo que andaba dando vueltas por aquellos días, incluido el Ok Computer que había dado un batacazo el año anterior. Cierto tiempo después me lo recomendaron calurosamente en el foro de mi site (especialmente cierto personaje que lo considera el mejor álbum de la década) y, recapitulando algunos de los elogiosos comentarios sobre él que había leído sin demasiada atención en mi adolescencia, decidí que era hora de intentarlo.

Me aburrió bastante, pero después descubrí que es un disco al que hay que tomarle la mano de a poco y con mucha paciencia. Esa es la advertencia más importante que puedo dar de entrada. No esperes que te atrape de golpe, que te deje con la cabeza partida de un solo hachazo como un Nevermind o un Ok Computer. Al revés de aquellas obras, This Is Hardcore es ante todo un álbum de lenta digestión, subrepticio como una tensión magnética que se cuela en los poros sin que te des cuenta. El proceso, tedioso como puede parecer en un principio, rinde sus frutos. No voy a mentirles: aún siento cierta decepción enquistada en mi cabeza, pero en líneas generales se puede decir que la cosa, oscura e inquietante como es, terminó gustándome lo suficiente. Las mayorías estarán un poco más familiarizadas con Different Class, el antecesor tres años más viejo que hizo explotar como dinamita la carrera de Pulp (existen desde 1983), y quizás es ese disco el que debería estar revisando, en lugar de esta extraña secuela que tiene más tufo a polvo de edificios derruidos y a resaca de madrugada que a otra cosa. Pero ¡Oh sorpresa! Resulta que también tengo Different Class y me parece bastante inferior, y por eso, para no andar provocando a los fans de Pulp con calificaciones "heréticas", decidí quedarme con éste. Y revisarlo, por supuesto.

Ahora al grano. Jarvis Cocker es, se nota a leguas, un tipo intelectual y filoso que no tiene parangón en la escena del brit-pop. Obviamente sabemos que los hermanos Gallagher de Oasis ni siquiera se anotaron en la competencia, pero tampoco Thom Yorke o Damon Albarn, por nombrar a los más notables colegas del pop inglés, tienen la sensibilidad honesta, y hasta brutal, de Cocker para transformar en palabras sus sombras internas. En ese plano, This Is Hardcore constituye un triunfo. En 1998 la fiebre del brit-pop estaba enterrada en el pasado, y el hype noventero sobre el que se había encaramado Pulp con Different Class, totalmente carcomido. ¿Para dónde dar el golpe de timón entonces? Pregunta compleja, sobre todo si tenemos en cuenta que ni Blur ni Oasis supieron contestarla muy bien, procediendo a empantanarse en proyectos continuistas. Pulp, en cambio, jugó mejor sus cartas y concibió un cierre. O mejor dicho, un final. This Is Hardcore es ese final; es como la resaca después de la celebración, la oscuridad luego de los fuegos artificiales, la cama vacía después de la orgía. En él, Jarvis reflexiona sobre lo que le ocurrió de golpe a partir del éxito de Different Class y también sobre lo que vino después. Cómo cambió. En 1983, David Byrne de los Talking Heads advertía: "¡Cuidado!, podés obtener lo que deseas". Hoy, Jarvis se pregunta: "¿Cuántos podrían aguantar si todos sus sueños se hicieran realidad?". Evidentemente, él no pudo y entonces todo es súbitamente extraño, sabe que no puede volver a ser como antes. Aflora una nueva conciencia, en la cual la decadencia, la soledad, el avance de la edad, y la añoranza por tiempos de juventud son moneda corriente. Es el testimonio de un hombre que pasó por el trauma de tenerlo todo de la noche a la mañana y descubrir que no le sirve de mucho. O, dicho de otra manera: tener demasiado y demasiado poco a la vez. No es algo que le haya pasado a muchos, pero en estas canciones Cocker se esfuerza de forma sobrehumana por universalizar en el público sus propios fantasmas. Y lo logra, con intensidad. This Is Hardcore es, ante todo, un examen de conciencia. El de Jarvis y, por supuesto, de cualquiera de nosotros.

Con todo esto, imaginarán cómo me pesa sentir que lo musical no está a la altura; sentir que algunas de estas canciones están bien, pero muchas otras son relleno para almohadas; sentir que los arreglos a veces son interesantes y a veces no; sentir que me cuesta escuchar todo de un sola vez. Cuando en The Fear, Cocker canta que "You're gonna like it, but not a lot" está, sin intención, definiendo exactamente lo que me pasa con el álbum. Me gusta, pero no una barbaridad. El problema más serio es que los arreglos ofrecen, para durar lo que dura el disco, pocos matices de interés. A cada rato me da la sensación de que la banda apuesta demasiado a la intensidad y a la atmósfera, eximéndose de intentar melodías o relieves instrumentales de peso. ¡Ojo! No tengo problema con ese enfoque, pero cuando "intensidad" equivale a "pared uniforme de guitarras" y atmósfera equivale a "pared uniforme de cuerdas", el asunto me termina oliendo a pereza. Esta ocasional falencia hace que más o menos la mitad de las canciones no ofrezcan demasiado atractivo y se confundan unas con otras, aún cuando el significado ESTÉ efectivamente ahí. Me refiero más que nada a cosas como TV Movie, aburrida sin redención, Glory Days, plana como una meseta, o Like A Friend, agregada a la edición estadounidense, se me ocurre, solo para demostrar que pueden hacer estribillos muy parecidos al de Downtown Train de Tom Waits. Son canciones correctas, pero grises y olvidables: uno está ahí cinco minutos como tonto, esperando el gancho atrapante que nunca llega y haciendo un esfuerzo mayúsculo para sacar algo en limpio de lo que parecen discursos de Jarvis con música banal de fondo. El tipo canta con expresividad, pero no alcanza.

Ahora bien, cuando la banda se ajusta un poquitito demuestra que es capaz de cosas grosas. De hecho, la primera parte del álbum es muy consistente, con algunos picos gloriosos. The Fear abre con una formidable nota de oscuridad que alcanza su momento sublime sobre el final, con un solo de guitarra eléctrica de una belleza tal que eriza la piel. Me resulta bastante sugestivo cómo lo tocan para que suene similar a una mandolina; un recurso que me hace acordar mucho a Airbag de Radiohead, la obertura de Ok Computer ¿Casualidad? Sea como sea, The Fear es un TEMAZO por derecho propio, uno que presenta explícitamente las subterráneas inquietudes del álbum con frases memorables como "This is our music from a bachelors den / The sound of loneliness turned up to ten", o como "This is the sound of someone losing the plot / Making out that they're okay when they're not". Lindo panorama ¿No?. Aunque aún mejor me resulta Dishes: una balada impresionante, compuesta y cantada como los dioses, con un sentimiento penetrante y adornada por algunos de los más perfectos arreglos instrumentales. Sobre todo al final, cuando Jarvis canta "The earth is where we are, oh yeah" y se desgaja inesperadamente una melodía superlativa, adornada por exquisitas cuerdas y sobre la cual Cocker vuelve con aún más intensidad y convicción que antes... Buenísimo. Tal es así que la escojo como absoluta favorita del disco sin dudar demasiado.

Luego de este inicio fenomenal la cosa se pone un poco desilusionante, pero no mucho. Party Hard no me gustaba nada al principio; quizás porque salta al oído que Cocker está imitando casi con desesperación al David Bowie de Lodger o Scary Monsters sin poder igualarlo. O quizás porque es lo más parecido al estilo más "discotequero" de Different Class que no me entusiasma del todo. La cuestión es que ahora me atrae un poco más, sobre todo por ese pegadizo estribillo robótico, por la innegable potencia de su martilleo rítimico, o por frases excelentes como "Why do we have to half kill ourselves just to prove we're alive?". Una canción sobre el submundo de la noche, del exceso, una historia de drogas y matones signada por la contradicción entre el amor y el odio. Las cosas cambian un poco de tono con el single Help The Aged, que aún con ese inolvidable (y escalofriante) "Funny how it all falls away", no le alcanza estar entre lo más atractivo del álbum. La canción sufre, y al consejo amable (ayudemos a nuestros mayores) le sigue la angustia latente (algún día nosotros también seremos viejos), pero ese infierno no se compara con la fortaleza del tema titular.

Ritmos robóticos a lo Portishead, bronces difusos, cuerdas portentosas, un piano de salón y un aire de noche fría en la ciudad de luces infinitas y distantes. Maravilloso. Así suena la intro de This Is Hardcore, una de las canciones más depresivas, intensas y atmosféricas que escuché en mi vida. Cocker se debate entre sueños de orgías y el vacío desesperante que sobreviene una vez que esas orgías han terminado. Mientras una masa gélida de cuerdas y trompetas de jazz suenan en el fondo, Cocker se descarga: "Oh, what a hell of a show / But what I want to know / What exactly do you do for an encore / 'Cos this is Hardcore". Buenísimo. Tengo todo lo que alguna vez soñé... ¿Y ahora? Y ahora nada. Terrible. Desesperante. Temazo. Es verdad que luego de la magnífica introducción el tema se infla como una bola de nieve sin guardar muchas sorpresas (la única es esa guitarra eléctrica a lo Radiohead que entra brevemente en la mitad), y por eso no me apasiona tanto como debería. Es ese desfasaje que encuentro a veces entre el impacto de las letras y el impacto de la música, pero en este caso creo que la intensidad y la atmósfera se valen lo suficiente.

El último tema más o menos grande que queda es I'm A Man, en donde Cocker se pregunta qué es realmente ser un hombre. Él ya tiene todo lo que, según dicen, hay que tener. Pero no le gusta. No quiere ser ese hombre. ¿Qué hombre quiere ser entonces? No lo sabe. La colección de contradicciones que tiñe el álbum expresada en el estribillo más arrebatador y pegadizo de todos, siguiendo el mismo patrón de Help The Aged y mejorándolo. Otra que me gusta es la gentil balada A Little Soul, aunque sea por que es la única arreglada a base de guitarras acústicas, lo cual le da cierto aire fresco al álbum. Sylvia es I'm A Man revisited y ya no ofrece nada nuevo ni interesante. Linda canción, buena coda, pero no vale mucho la pena. Y por último, la nostálgica The Day After The Revolution tiene una línea de guitarra fascinante que la salva de la abulia total. Fuera de eso, nada para remarcar. Es el mismo sonido de siempre y una forma no del todo inspirada de cerrar el disco.

Ah! Y no me quiero olvidar de la composición más extraña y atípica del álbum: Seductive Barry. Son ocho minutos y medio de atmósfera pura, un colchón etéreo de cuerdas, sintetizadores y guitarras procesadas sobre el cual Jarvis Cocker recita una de las escenas de sexo más intensas, fantasmales, sugestivas, vibrantes y espirituales que se hayan concebido en un tema musical. Es el acto sexual perfecto, soñado, casi inmaterial; la consumación absoluta de los deseos más profundos y desesperados. Y quien desee desesperadamente, encontrará mucha resonancia en esta pieza delirante. Es verdad que podría ser mejor, y que hay que estar con cierta vena especial para no aburrirse con casi nueve minutos de esto, pero si uno sintoniza, en una noche solitaria y sedienta, prestando atención a la letra, la cosa funciona. Pega. DURO.

No pasen por alto This Is Hardcore. Es un disco que merece la pena oírse, varias veces y con las letras a mano. El hecho de tener algunas canciones muy predecibles y poco distinguibles le quita peso; NO ES una obra maestra, pero a nivel retórico es una experiencia única e inquietante. Para todos aquellos que quieran un poco de pop de calidad, con un cortante filo de oscuridad opresiva y mezclado con las pesadillas personales de un inglés que no compró los placeres fáciles del éxito: éste es el disco.

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