THE DOORS

Jim Morrison: voz / Ray Manzarek: teclados / Roby Krieger: guitarra / John Densmore: batería

ÍNDICE

TEMAS SOBRESALIENTES

        - Introducción

1967 - The Doors

1967 - Strange Days

1968 - Waiting For The Sun

1969 - The Soft Parade

1970 - Absolutely Live

1970 - Morrison Hotel

1971 - L.A. Woman

1971 - Other Voices

1972 - Full Circle

1978 - American Prayer

Break On Through (The Doors)

Light My Fire (The Doors)

You're Lost Little Girl (Strange Days)

People Are Strange (Strange Days)

Love Me Two Times (Strange Days)

When The Music's Over (Strange Days)

The Soft Parade (The Soft Parade)

Roadhouse Blues (Morrison Hotel)

Peace Frog (Morrison Hotel)

L.A. Woman (L.A. Woman)

Riders On The Storm (L.A Woman)

 

INTRODUCCIÓN

 

Cuando escuché por primera vez algunas canciones de los Doors no me impresioné en absoluto. Las sentía monótonas, aburridas, lentas, arrastradas. Cómo pasé de eso al enamoramiento total es algo que no puedo explicar convincentemente. Lo que sé es que cuando volví a darles una oportunidad dije "Epa!" y encontré una seducción especial, muy fuerte, que antes no había sentido y tuve ganas de comprarme los discos, y cuando los conseguí tuve ganas de escucharlos todo el tiempo.

Después de todo no es un fenómeno tan raro. La música de los Doors es absolutamente única; no existió ni existirá nada parecido en los anales del rock; eso es lo que la hace a la vez tan difícil de asimilar a primera oída como tan atractiva y adicitiva una vez que se le va tomando la mano. Melodías carnosas, atmósferas oscuras, buenos riffs, poesía maldita, blues, jazz y ambientes carnavalescos son los principales elementos que definen el particularísimo sonido de los Doors.

Todo salido de la nada. Corre 1967 y en la costa oeste de los Estados Unidos todo es flower power, hippismo, sueños de amor y paz, viajes de ácido... y de pronto sale de Los Angeles Jim Morrison con sus letras oscurísimas, sus atmósferas letárgicas, sus lagartos, sus complejos de Edipo, sus criaturas deformes, sus carnavales y sus gritos de mariposas. Imaginen el impacto que una cosa así pudo haber provocado. Fue tal que aún hoy en día Jim Morrison se erige como una de las leyendas más populares y míticas del rock, un ícono cultural omnipresente cuyos fans son capaces de adorar como un a un dios. Bárbaro, pero más allá del genio poético e exéntrico de Morrison mi parecer es que el fantástico sonido de los Doors se lo debemos mucho más a los intrumentistas, particularmente al órgano de Ray Manzarek y a la guitarra de Roby Krieger.

En efecto, Ray Manzarek es el alma de los Doors. Desde sus espectaculares y característicos riffs de órgano (Break On Through, pasando por Strange Days, When The Music's Over, Hello I Love You y Peace Frog) hasta su magnífico solo de teclado en Riders On The Storm y su ocasional piano en canciones como The Crystal Ship y Moonlight Drive, el hombre hacía que las cosas suenen siempre bien, siempre frescas, siempre atractivas. No era un virtuoso... no era de esos que te hacían cualquier ejercicio imposible y faraónico con el instrumento: simplemente daba en la tecla y con frecuencia sus pasajes solistas con tintes de jazz y música clásica son muchísimo más efectivos, entretenidos y evocativos que miles de virtuosismos estériles y absurdos que andan dando vueltas por ahí (ehem Wakeman ehem). La falta de un bajista estable en la banda imbuía a Ray a hacer ocasionalmente los bajos de la canción con la mano izquierda (aunque eventualmente la banda contrataría bajistas de sesión que cumplirían un importante papel en las canciones). Lo de Roby Krieger es un poco menos distintivo pero su guitarra también otorga alguna de la mejor música de los Doors, particularmente en los últimos álbumes donde brillan sus bestiales solos de blues como el de Been Down So Long, sin hablar de los múltiples riffs que contribuyó. No se trata de riffs aplastantes y mastodónticos a la Zeppelin o a la Who sino pequeñas notitas con clase, como Maggie M'Gill y Love Me Two Times. La batería de John Densmore no es sobresaliente; simplemente el ritmo adecuado en el momento adecuado; su estilo de formación jazzística, sin embargo, le da un toque especial al sonido de los doors.

Pero la figura central fue y será Mr. Morrison. Demostración de que muchas veces el éxito en el mundo del rock reside más en una personalidad exéntrica y avasallante que en el erdadero talento. No es que Jim no lo tenga eh?... las canciones que compuso son ciertamente obra de genio y su particular voz me atrae bastante, ya sea suave, amenazante y malévola como en los primeros álbumes o sucia, blusera y casi cayéndose a pedazos como en los últimos. El asunto es que su genio musical no es tan inmaculado como lo ilustra su status de leyenda y resulta inverosímil que lo haya adquirido solo por su destreza creativa. No, todos las estrellas del rock forjan su leyenda en parte a través del talento musical, sí, pero en parte también en base a actitud, personalidad, carácter... Y Jim Morrison ciertamente tenía esa chispa, la misma que tuvo gente como Lennon, Hendrix y Jagger y tantas otras leyendas. Mick Taylor, guitarrista de los Stones puede dar fiel testimonio de cómo el talento solo no alcanza para ser un ícono cultural como Jim. La imagen de Morrison era ciertamente algo fascinante para la época, con sus delirios de místicas oscuras, sus letras transgresoras e incómodas, su presencia en el escenario y sus defasajes maníacos (como cuando se bajó los pantalones en escena una vez).

Los Doors sacaron en total ocho discos de estudio y éstos pueden dividirse estilísticamete en pares que comparten más o menos las mismas características. Empezaron con todo; sus primeros dos álbumes, The Doors y Strange Days son ciertamente de los más arriesgados, consistentes y originales que se hayan hecho en 1967. Su alquimia de jazz, blues, poesía oscura, melodías pop, psicodelia y órganos caranavalescos se reveló inmediatamente brillante e inmediatamente exitosa. Este sonido tan particular e hipnótico ayudó a crear una mística, magia y oscuridad alrededor de los Doors que le dio a estos primeros álbumes un aura especial, un status de clásicos, que no se pudo reproducir nunca en los siguientes trabajos de la banda.

Los siguientes dos álbumes, Waiting For The Sun y The Soft Parade abandonaron en buena medida esta vena oscura y gótica de los trabajos anteriores para orientarse más a experimentos con el pop liviano y psicodélico. Claro que jamás se trató de pop común y corriente, después de todo el órgano de Ray y la voz subyugante de Morrison seguían allí para darle una impronta inconfundible al sonido. Ciertamente la calidad de estos dos álbumes es mucho más dispar e irregular y por lo tanto es voz populi considerarlos, con razón, los más flojos álbumes del grupo.

El siguiente doblete está compuesto por Morrison Hotel y L.A. Woman donde los Doors se reinventan como banda de blues hardcore y roots-rock. Obviamente la "magia oscura" de 1967 no ha vuelto y por ello muchos fans no se sienten del todo satisfechos con esta etapa del grupo pero hay que decir que mientras la atmósfera general no es tan particular y excitante como en los primeros dos álbumes, al menos la consistencia en el nivel de canciones alcanza para considerarlos entre las publicaciones imprescindibles de los Doors.

Luego de L.A. Woman Jim Morrison tomó un descanso en París y se transformó en leyenda al morir en circunstancias poco claras. Los demás miembros de la banda decidieron el seguir sin él y como fruto de esta aventura quedaron dos álbumes, Other Voices y Full Circle. Ambos álbumes son hoy en día inhallables en CD y en todo caso la crítica no ha sido muy benévola con ellos. Yo no los escuché así que no puedo emitir opinión pero su escasa relevancia en el mundo musical es suficiente para asegurar que sin Jim estaban muertos, sin importar todo el talento y las buenas intenciones que tuvieran Ray y Roby entre manos.

Los Doors son realmente una banda esencial y no es ningún desperdicio tener sus seis álbumes de estudio con Jim Morrison. Su legado al mundo del rock es ciertamente valioso, no solo por los grandes clásicos que han contribuido sino por su sonido y su atmósfera, tan únicos, tan distintos y tan seductores.

 


 

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The Doors – 1967

9-/10

"Take the highway to the end of the night"

1) Break On Through; 2) Soul Kitchen; 3) The Crystal Ship; 4) Twentieth Century Fox; 5) Alabama Song (Whisky Bar); 6) Light My Fire; 7) Back Door Man; 8) I Looked At You; 9) End Of The Night; 10) Take It As It Comes; 11) The End.

mejor canción: Light my fire

El debut homónimo de los Doors permanece hoy en día como "el clásico" de la banda. En aquellos momentos, la asombrosa mezcla de rock, misticismo y poesía que ofrecía esta publicación se convirtió instantáneamente en una de las más importantes revoluciones estilísticas del rock de los 60 y desde entonces ha sido incluído junto a discos como Are You Experienced? y Led Zeppelin como uno de los mejores álbumes debut de la historia. Ahora bien... en rigor ¿Sobrevive el álbum a este mito? Definitivamente si. La mayoría de las melodías son increíblemente pegadizas; Jim Morrison logró ciertamente darle a todos sus delirios góticos y poesías eróticas un efectivísimo corte pop y es comprensible que en su momento este álbum los haya catapultado de inmediato a la fama y la fortuna.

¿Qué tiene de especial The Doors? Bueno, pues funda un sonido totalmente nuevo, totalmente distinto de lo que los demás grupos hacían en su época. Un poco de jazz, un poco de rock, mucha improvisación y las letras más provocativas y bizarras que podrían aparecer en una publicación pop... a todo eso le sumamos la tan mentada y maravillosa atmósfera de magia y oscuridad que Jim y los Doors supieron transmitir con estas canciones y nos queda un disco absolutamente inolvidable que tiene sus pequeños puntos flojos, pero cuya consistencia y poder de evocación es tal que no me tiembla ni una pestaña al ponerle un nueve.

Una de las cosas que más me asombra de este álbum es la contundente consistencia que despliega, sobre todo teniendo en cuenta que es un primer esfuerzo y que el grupo no tenía ninguna experiencia al grabarlo. La realidad es que en el caso de los Doors la madurez parece estar presente desde el principio. Los siete primeros temas, uno a uno, son excelentes, fenomenales y no me canso nunca de escucharlos. Los cuatro finales parecen comparativamente más flojos pero eso no quiere decir de ninguna forma que arruinan el álbum, simplemente que palidecen un poco frente a las genialidades precedentes.

De estos once temas hay tres que siempre son foco de la polémica. The End, la canción que cierra el álbum, es ciertamente lo más rompemoldes y experimental del álbum, sobre todo por su letra cargada de asociaciones libres freudianas, complejos edípicos y una fuerte rebelión psicológica que pegó fuerte en la conciencia colectiva popular. Gracias a esto se ha convertido en uno de los clásicos más importantes de la banda y al mismo tiempo ha dividido a los oyentes en dos grupos. Aquellos que creen que es una absoluta genialidad y otros que sienten que es un embole eterno que induce al bostezo y la abulia. El problema es que la canción es lenta, arrastrada, extremadamente larga y sumamente pobre en dinamismo. No es una suite, no tiene muchas partes distintas y cambiantes, no hay ni siquiera un ritmo sostenido: es una mantra siempre con el mismo tono, el mismo ambiente repetido hasta el final de la canción generando una plataforma opresiva para que Jim cante y susurre unos versos absolutamente trasnochados con líneas extremadamente dulces como "Father! / Yes son? / I want to kill you / Mother! / I want to..."  (y se insinúa un "FUCK YOU!!!) ¿Mi juicio? Pues bien, el principio es maravilloso, las líneas de guitarra son totalmente hipnóticas y la atmósfera opresiva ciertamente funciona muy bien... pero ¿Once minutos? ¿Once minutos de lo mismo y lo mismo y lo mismo? La verdad es que después de los primeros momentos veo que no puedo mantener mi atención... no obstante, al intentar con mucho esfuerzo concentrarme en el lento fluir de la música, advierto una tensión brutal, dramática que hace que valga la pena. Es una canción dificil, definitivamente no para escuchar todos los días. Un viaje psicológico extravagante. Mi juicio final (luego de mucho tiempo) es que es una composición brillantemente lograda: monótona pero tensa, lenta pero fascinante, caótica pero oscura y épica. La mini oscuridad de End Of The Night resuelve la misma atmósfera con mucha mayor economía, siendo mucho más corta y desplegando una guitarra slide que me pone los pelos de punta.

Los otros dos temas problemáticos son I Looked At You y Take It As It Comes. Para muchos estos dos están totalmente fuera de lugar en el álbum, y alegan que son extremadamente poppy, muy estúpidos e irritantemente felices y melosos. La verdad es que no se bien de qué hablan. Es verdad, puede que no sean los temas más oscuros del álbum pero de ninguna manera son flojos y ciertamente están muy lejos de ser "felices" o "melosos", sobre todo Take It As It Comes que tiene un solo de órgano ultraveloz y un estribillo bastante amenazante. Por su parte, I Looked At You me parece una muy buena canción pop con algunos de los ganchos mas pegadizos de todo él album. La letra ES mala pero francamente no me puedo resistir a las simples repeticiones de "It's too late, too late, too late..." o la forma que Jim canta "And we are on our way". No, la verdad es que no tengo nada en contra de estos dos temas. No están entre los mejores del disco pero no lo arruinan para nada y no siento de ninguna forma que estén desubicados. Disfruto escuchándolos.

Pero como decía, la principal atracción está en los primeros siete temas que se suceden como un rosario de gemas incomparables. El inicio con Break On Through (To The Other Side) es una de esas fabulosas introducciones que te golpean de entrada. Cuando uno pone el CD por primera vez y escucha esa fantástica batería jazzera y ese memorable riff del órgano entrando a todo trapo sabe que está en presencia de una experiencia única y cuando Morrison aparece de golpe con su voz característica y totalmente amenazante cantando "You know that day destroys the night / Night divides a day" uno comprende de golpe todas las manifestaciones de admiración que el álbum cosecha por doquier. Todo en Break On Through es espectacular: el solo de órgano, los gritos inigualables de Morrison y la atmósfera de la canción que vibra como pocas cosas la hacen un formidable inicio de álbum. Seguimos con la excelente Soul Kitchen, un tema de tintes pop con un sencillísimo pero absolutamente clásico riff de órgano. Los gritos de Jim "Let me sleep all night in you soul kitchen" son un fuego liberador catárquico que no tiene comparación. The Crystal Ship es otro highlight; una fenomenal balada psicológica con hermosos pasajes de piano y una melodía vocal exuberante y mística simplemente de fábula. Twentieth Century Fox es una de las más desvaloradas; es otro de los temas poppy del álbum. Lo que más me atrapa son las adictivas líneas "But - she's - no - drag - just - watch - the - way - she - walks" donde Jim acentúa cada una de las palabras. Eso solo basta para tener a la canción en un pedestal, pero todos los versos son igualemente pegadizos. Alabama Song es un extraño cover de una ópera alemana: en principio esto podría resultar un híbrido risible y fuera de sintonía con el resto del material, pero los Doors la abordan con una naturalidad y una fluidez tal que la hacen propia instantáneamente. Los versos, sobre todo en el estribillo ("Oh moon of Alabama") son maravillosamente pegadizos y la letra es tan descabellada que resulta sumamente interesante escucharla. 

Light My Fire es el clásico absoluto del álbum y aún hoy sigue siendo su opus más conocido. El riff carnavalesco de Ray Manzarek que abre y cierra la canción me pareció increíblemente tonto y desubicado la primera vez que la oí pero hoy ya no podría pensar la canción sin él. Es tan inhumanamente pegadizo y fluye tan milagrosamente bien que la única palabra que me viene a la mente cuando lo escucho es "genio". La versión que pasan en la radio es una amputación verdaderamente vergonzosa que nos impide acceder al verdadero atractivo de la canción: el extenso pasaje instrumental donde Ray y Robbie hacen un solo cada uno. La magia, la belleza y la polenta que depliega la banda en estos minutos transmiten un absoluto éxtasis en donde el oyente solo se siente envuelto, atrapado, subyugado por los sonidos sin costura que fluyen como un río contínuo y relajante. El ritmo sencillo y calmo de fondo y las maravillas que él órgano y la guitarra hacen sin complicarse innecesariamente son el mejor momento del álbum y quizá de la carrera de los Doors. ¿Qué le falta a esta canción? Pues una pista vocal ala Elvis sumamente erótica y sugestiva que den ganas de estar con una buena mujer para calentarse al máximo... ¿Y saben qué? ¡La tiene! ¡Tiene ESA pista vocal! Por lo tanto Light My Fire es un merecido clásico eterno.

Luego viene el otro cover que hay en el álbum, una magnifica rendición de Back Door Man de Willie Dixon. La forma en que se van sumando los instrumentos al principio no hace otra cosa que hacerme transpirar y los rugidos bestiales de Jim cantando otra letra que salpica sexo y erotismo completan un blues apretado, sudoroso y aplastante, los Doors en su máxima expresión de energía y descontrol.

The Doors es un álbum brillante. La tendencia de desemercerlo que vi en varios lados no me han convencido en absoluto. Lo privan del diez el tedio ineludible de The End, la falta de relevancia en las últimas canciones y el hecho de que el siguiente álbum, Strange Days, sería aún mejor.

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*Strange days* – 1967

9+/10

"Strange days have found us"

1) Strange Days; 2) You're Lost Little Girl; 3) Love Me Two Times; 4) Unhappy Girl; 5) Horse Latitudes; 6) Moonlight Drive; 7) People Are Strange; 8) My Eyes Have Seen You; 9) I Can't See Your Face In My Mind; 10) When The Music's Over.

mejor canción: When the music's over

¡Mejor! Así es. Mientras que The Doors ha pasado a la posteridad como el clásico absoluto de esta banda, a través de bastiones como Light My Fire, Break On Through y The End, paralelamente se ha establecido un consenso bastante generalizado en cuanto a que es Strange Days, publicado solo unos meses depués del debut, su más grande y verdadera obra maestra, su hora definitoria. ¿Me están preguntando a mí? Pues sí, tengo que adherir. Strange Days es, en efecto, un clásico incomparable y es difícil contradecir que los Doors han alcanzado aquí su absoluto pico creativo. 

Igualmente, y esto lo digo por los varios comentarios que oí acerca de una aplastante mejoría con respecto al debut, no creo que sea MUCHO mejor que The Doors: si tomamos canción por canción y hacemos un juicio basado exclusivamente en la calidad compositiva de los temas, diría que no es posible establecer definitvamente la superioridad de Strange Days. Si bien la consistencia de Strange Days es casi perfecta, joyas como Light My Fire, Soul Kitchen, The Crystal Ship y Break On Through se revelan insuperadas por las canciones del segundo álbum; puntos relativamente débiles como I Looked At You y Take It As It Comes están varios escalones por encima de, por ejemplo, Horse Latitudes y pasajes brillantes como los intrumentales de Light My Fire no tienen ningún tipo de correlato en esta publicación. No, en cuanto a canciones, estrictamente canciones, ambos álbumes entran en un virtual empate.

Lo que hace despuntar a Strange Days sobre el resto del material de los Doors es su incomparable atmósfera. Mientras en The Doors solo se daban algunos indicios a través de temas como The Crystal Ship y End Of The Night es en Strange Days donde la tan celebrada aura mágica, oscura y gótica de los Doors alcanza su mayor esplendor. La guitarra de Roby, los teclados de Ray y la poesía de Jim se enfocan no tanto en la exhibición de talentos sino en la creación de densas atmósferas de misterio y enigma. Así, la experiencia de escuchar Strange Days se convierte en una orgía carnavalesca de sensaciones místicas, imágenes sugestivas y atmósferas sombrías que estimulan nuestra imaginación a evocar critauras extrañas, lugares remotos y peligrosos estados de ánimo. Una atmósfera fantástica que no tiene ningún tipo de competencia en ningún otro álbum de los Doors. De esta forma, temas pop no demasiado brillantes compositivamente se ven realzados a la categoría de excelentes gracias a este increíble ambiente. Eso es Strange Days, un álbum pop que ni siquiera tiene ese filo rockero del álbum anterior pero que cuenta con las mejores melodías y los más inquietantes estados de ánimo logrados por los Doors.

Él álbum abre de forma magistral con una mágica y sombría cascada de notas que establece de entrada la vena dominante. Las diferencias con el álbum anterior se sienten; mientras Break On Through empezaba con una contundente explosión de energía, Strange Days entra con la pista titular arrastrándose ponzoñosamente y anunciando que "Strange days have found us / Strange Days have tracked us down" (Los días extraños nos han encontrado, los días extraños nos han seguido la pista) Es una canción magnífica donde cada nota vale oro y genera en mi mente toda clase de imágenes aterradoras: carpas lejanas iluminadas por la luz de una luna distante, jaulas repletas de criaturas deformes y malévolas iluminadas por la luz de las llamas, ojos parpadeantes mirándome en la noche... brrrrrr. No tiene los ganchos irresistibles del álbum anterior pero una vez que te has dejado seducir por sus versos inquietantes y su mística no hay forma de volver atrás. You're Lost Little Girl es frecuentemente pasada por alto, pero creo que es mi favorita. La atmósfera nocturna y melancólica que logra Krieger con sus líneas de guitarra es absolutamente gloriosa, especialmente en el solo que, breve y económico, constituye una de las más sexys e hipnóticas sucesiones de notas que escuché en mi vida. No es difícil imaginarme caminando sin rumbo por un callejón desconocido, iluminado por la luna y algunas farolas siniestras con esta canción como telón de fondo. ¡A esto le llamo alimentar la imaginación! Love Me Two Times es mucho menos mística y constituye la única pieza veraderamente rockera del álbum. Provee uno de los riffs más contundentes de la carrera de los Doors, una letra totalmente descerebrada y una interpretación ajustadísima. Unhappy Girl es otra gema pop menor, pero tan irresistible que también cuenta entre mis favoritas. La melodía totalmente brillante y las múltiples líneas de órgano suenan insanamente adictivas, pero además tiene unas líneas de guitarra de Roby que suenan como "caribeñas" y por lo tanto le dan al tema un maravilloso aire "de playa" y viento, sol, palmeras y el mar a lo lejos. 

Si hay algo que impide que este brillante álbum fluya sin costuras como una limpia y perfecta superficie espejada es Horse Latitudes un ejercicio de atmósfera pura donde Jim recita un poema sobre caballos que se ahogan en el agua respaldado por una serie de efectos especiales. El efecto de terror está, pero sinceramente no me da nada de miedo: suena sumamente amateur y casí ridícula y el hecho de interrumpir sin respeto una racha de gloriosas melodías no contribuye a que ame esta cosa. Por suerte se redime con Moonlight Drive que quizá no tenga los ganchos melódicos más logrados de todo el álbum ni la atmósfera más fascinante, pero está bien igual. People Are Strange, el tema más conocido del álbum, combina una perfecta línea de guitarra con la melodía más infecciosa y pegadiza de todo el disco. My Eyes Have Seen You, aunque compositivamente no parece gran cosa, viaja desde una intro maravillosa hacia pasajes de proto - metal donde la banda hace sentir su poder. I Can't See You Face In My Mind es relativamente menor y solo es memorable por la escalofriante atmósfera lograda por las marimbas de Manzarek. 

Finalmente tenemos When The Music's Over, una épica de once minutos que de alguna manera trata de redimir el tedio de The End con ganchos más efectivos. El resultado es contundente. A pesar de ser un combo de plagios del álbum anterior (Desde un riff de órgano prácticamente idéntico al de Soul Kitchen, hasta una atmósfera media similar a la de The End, pasando por una copia de End Of The Night en los versos "Turn out the lights") la composición es terriblemente buena. Los versos iniciales, seteados en un maravilloso groove de órgano y guitarras hipnotizantes suenan a clásico, el solo de guitarra violento y disonante constituye un momento único en el canon de los Doors y la sección media de delirios poéticos, aunque imita a The End, nunca aburre tanto como aquella.

Strange Days es uno de los más clásicos álbumes de todos los 60. Consistencia de canción a canción, melodías de primer nivel, atmósferas que te llenan la mente de imágenes maravillosas y un ensemble instrumental super creativo y completamente inimitable. Quizá un poco monótono en su vena mística, en el hecho de que canción a canción no haya demasiada variedad de estilo y ánimo, pero con un nivel compositivo que basta para darle a cada canción su propio status de clásico. Celestial o infernal, según como se mire, Strange Days definitivamente infaltable en toda colección personal de álbumes y de joyas. Después de este álbum los Doors nunca volverían a ser los mismos. 

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Waiting For The Sun – 1968

7-/10

"They've got the guns but we got the number"

1) Hello I Love You; 2) Love Street; 3) Not To Touch The Earth; 4) Summer's Almost Gone; 5) Wintertime Love; 6) The Unknown Soldier; 7) Spanish Caravan; 8) My Wild Love; 9) We Could Be So Good Together; 10) Yes, The River Knows; 11) Five To One.

mejor canción: Spanish caravan

Y de pronto el grupo cambia inesperadamente de rumbo. Ni el rock psicodélico / jazzero del debut ni la atmósfera maligna de Strange Days; Waiting For The Sun es un simple álbum de pop. Obviamente: Strange Days también era un álbum de pop, pero era siniestro, peligroso, oscuro y con un filo cortante. Waiting For The Sun es pop sin pretenciones, sencillo, luminoso, inocuo... y si me preguntan a mí el resultado no es gran cosa. Está muy claro que los muchachos sufrieron el famoso síndrome del tercer álbum; al parecer ya todas las buenas composiciones se habían agotado en el tour-de-force creativo de los primeros dos y para Waiting For The Sun solo pudieron salir estas canciones. Y el resultado es una decepción importante, sobre todo teniendo en cuenta los antecedentes inmediatos: ¿Dónde están las melodías? ¿Los riffs? ¿Dónde quedaron esas fantásticas atmósferas de enfermedad y locura?

Bien, no seamos tan intransigentes. Waiting For The Sun no es simple pop blandito. Después de todo los Doors eran una banda demasiado talentosa y aún eran capaces de darle a su sonido una fuerte personalidad, y aún podían recrear algunas atmósferas interesantes y melodías carnosas. El problema es que las canciones en general son endebles, vacuas, sin grandes melodías ni grandes revoluciones dentro de ellas. Y mientras las canciones de The Doors y Strange Days se sucedían una a otra la cual más clásica, pegadiza y perfecta, en Waiting For The Sun se suceden como grises, leves y olvidables viñetas de música... melodías cansinas y perezosas que apenas se hacen notar. Seguro, después de muchas escuchas el oyente encontrará cierto encanto general en la sutil atmósfera el álbum, y podrá paladear cierto gusto discreto en la mayoría de los temas pero, lo garantizo, jamás se vislumbra siquiera la intensidad de los dos trabajos anteriores.

Mi principal preocupación es que el álbum no demuestra un gran esmero compositivo, que las melodías no me enganchan ni me agarran el cuello como antes. Sin embargo hay algunos que parecen bastante molestos por la dirección tomada por la banda: para muchos los Doors solo valen por sus temas oscuros y densos como The End o When The Music's Over y nada tienen que hacer con estas leves y luminosas canciones pop. Y yo, naturalmente, estoy en desacuerdo: estas "cancioncitas" no serán la marca registrada de los Doors y seguro no serán gran cosa, pero por lo menos le dan al álbum un encanto y una identidad propia... claramente es el estilo que la banda sentía propio ese año (1968). Hay en Waiting For The Sun tres intentos por mantener viva el aura "densa y oscura" de los álbumes anteriores y los resultados son patéticos, parecen horribles imitaciones. Claro: les dirán que es en estas horribles imitaciones donde la vieja gloria parece revivir, pero desconfíen... en mi opinión son las cancioncitas inofensivas y felices las que, aún débiles, hacer valer este álbum.

Las tres imitaciones horribles de los que hablaba son Not To Touch The Earth, The Unknown Soldier y Five To One. Bien, no son exactamente HORRIBLES pero coincidamos en que claramente Jim ya NO SENTÍA esa oscuridad, esa actitud, esa forma de hacer música y solo lo hacía de forma totalmente forzada para mantener vivo "el espítiru". Not To Touch The Earth, un extracto de una composición épica inédita llamada Celebration Of The Lizard, es ciertamente inquietante y hasta pegadiza (sobre todo en los primeros versos, que a veces no puedo dejar de repetir) pero esos riffs disonantes y los griterios saturados del final fluyen con menos naturalidad que un camello a través del ojo de una aguja. Y aunque la canción no es mala (tiene su emoción, tiene su intensidad), resulta casi ridículo escuchar cómo los Doors tratan dolorosa y forzadamente de extraer una atmósfera maligna, lléndose a extremos absurdos de discordancia y atonalidad. ¡The Unknown Soldier es un caso aún peor! No solo la melodía (si es que se puede llamar tal) apesta con todas las ganas, sino que además tiene una imitación de marcha militar que suena más torpe y desubicada que diez Horse Latitudes para finalizar con un horrible canto de "War is over, war is over, war is over" que me da vergüenza ajena: porque Not To Touch The Earth era atonal pero por lo menos destilaba cierta intensidad, The Unknown Soldier ni siquiera tiene eso: me deja helado. Five To One, el tema que cierra el álbum, tiene algo de amenazante y venenoso pero, otra vez, no es más que una sarta de gritos exagerados, falsos y forzados sin ningún punto articulados sobre unos riffs pesados pero nulamente creativos. Se olvidaron que una atmósfera maligna fluye mejor cuando es sutil, subrepticia y melódica (como ocurre en temas como End Of The Night, When The Music's Over y Strange Days) que aullando descerebradamente por la simple consigna de hacer ruido. Igual es una buena canción de guerra, ideal para manifestaciones violentas contra las milicias del stablishment; tiene una carga de adrenalina y violencia bastante genuina que no puedo negar.

Si, tengo claro que los Doors ya habían perdido el toque demente para perturbarnos exitosamente con ánimos malévolos. En comparación, los temitas pop del álbum son una lluvia fresca y renovadora. Ya lo dije y lo repito: las melodías son en extremo perezosas y no se pegan con facilidad en mi mente, pero no me parece que los Doors estén incómodos con ellas... creo que ese era el estilo que verdaderamente sentían fluir en ese momento y aunque compositivamente no llegan demasiado lejos, al menos son mucho menos patéticas que los desesperados intentos "oscuros" de los que hice mención. De todas ellas mis favoritas son Spanish Caravan, Love Street y Yes, The River Knows. Más que una canción Spanish Caravan es atmósfera pura cuyo objetivo es evocar los encantos mágicos de la península Ibérica; Ok, nunca será tan efectiva como una verdadera composición española pero dentro de lo que podía hacer una banda yankee el resultado es fantástico. La intro de guitarra flamenca, que incluye fragmentos de Asturias de Isaac Albéniz, quita el aliento y la melodía arabesca con tintes psicodélicos funciona a la perfección. Hubiera preferido una cosa así en vez de Horse Latitudes en Strange Days. Love Street es un número que parece extraído directamente de una comedia musical; un pianito, guitarras y una gran melodía la convierten en una de las más atractivas canciones del LP. Yes, The River Knows es una bella y atmosférica balada de piano. Otorga una buena dosis de reposo antes de la ruidosa Five To One, y la melodía es sumamente etérea, poética, evanescente; no es fácil de memorizar o tararear, pero en este caso no es por mediocre sino justamente por su fascinante carácter inasible y volátil, como un pájaro que uno nunca puede a atrapar. Inesperadamente, Yes, The River Knows se ha convertido en una de mis favoritas del disco.

El resto de los temitas no son tan memorables y van desde lo agradable hasta lo vomitivo: Summer's Almost Gone capta cierta atmósfera de misterio y tiene una melodía maravillosamente estática y lánguida que evoca un adormecido atardecer caluroso; Wintertime Love es un vals un tanto liviano con un melódico estribillo, la verdad... me gusta. Hello, I Love You abre el álbum con un infeccioso y distintivo riff de órgano cuyo sonido colorinche y brilloso va muy bien con el rosa chillón de la contracubierta del CD. La melodía, que tiene reminiscencias de All Day And All Of The Night de los Kinks, no es nada espectacular pero logra pegarse con estupidísimos versos como el ya célebre "Hello, I love you, won't you tell me your name"... We Could Be So Good Together tiene un lindo riff de órgano pero no mucho más que eso.  Por último, My Wild Love es lejos la peor canción del álbum y de todo el catálogo de los Doors y de toda la historia de la música. Si este disco tiene una calificación tan baja es por culpa de esta porquería inmunda. Es mala, pésima, horrenda, fea, maaaaaaaalaaaaaa. ¿Por qué? Porque es una melodía de solo cuatro notas que se repite una y otra vez, hasta la eternidad, como un absurdo canto indígena y está toscamente adornado con efectos vocales payasescos, en extremo irritantes, como esos prrrrrrrrrrrrrrrrrr prrrrrrrrrrrrrrr insoportables y varios gritos... ahhhhh! Pero qué asco... qué aburrimiento. ¿No encontraron OTRA forma de llenar espacio?

En resumen: para mí es el álbum más flojo de los Doors (con Jim) Los tres temas "auténticamente doors" me aburren y me molestan, ninguno de los temitas pop se me pega como un clásico y My Wild Love es una de las basuras más ofensivas que pudieron haber inventado cuatro hombres. No obstante, después de algún tiempo la cosa se digiere como un pequeño mundo de pop extravagante que definitivamente tiene sus momentos. El siguiente The Soft Parade tendría algunas cosas un poco más interesantes... mudémonos allí!!!

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The Soft Parade – 1969

7+/10

"You cannot petition the Lord with prayer!!!"

1) Tell All The People; 2) Touch Me; 3) Shaman's Blues; 4) Do It; 5) Easy Ride; 6) Wild Child; 7) Runnin' Blue; 8) Wishful Sinful; 9) The Soft Parade.

mejor canción: The soft parade

¿Qué ha pasado con los Doors? ¿Se han vuelto totalmente locos? ¡Arreglos de cuerdas!, ¡Bronces!, ¡Saxofones!, ¡Violines! ¿Qué desastre han hecho acá? (...) Sí, algo así es lo que todos sienten con este álbum, considerado por consenso general como el peor de los Doors. Yo lo escuché varias veces y ya me he curado de espanto, depués de todo ¿Por qué tanto escándalo frente a lo que no es más que fresca y divertida experimentación? Si, hay que entender; escuchar The Soft Parade por primera vez puede ser un shock: todos esos bronces pomposos, esos arreglos de cuerda hollywoodenses son más o menos lo último que uno esperaría de un álbum de los Doors, pero si se lo encara con una mente abierta, como hice yo advertido ya de todos sus peligros, se llegará a la conclusión de que se trata de una pieza única, altamente creativa, repleta de diversión y, aunque un poco lastrada por la inconsistencia compositiva, sigue siendo más intrigante y atrapante que el anterior álbum.

Cierto, las canciones arrastran la irregularidad de Waiting For The Sun hasta el punto de que hay unos cuantos números sorprendentemente débiles, pero a decir verdad los arreglos de cuerdas y bronces funcionan bastante bien (al menos a mí no me irritan) y, lo que es mejor, los Doors parecen haber recobrado en buena medida la facultad para crear atmósferas truculentas y oscuras sin necesidad de gritar ni serruchar nuestros oídos. En The Soft Parade veremos a los Doors ensayando sin compromiso ni seriedad artística alguna una clase única de jazz psicótico y blues ácido que tiene sus momentos flojos pero que mayormente constituye entretenimiento de primer nivel, no demasiado profundo pero tampoco demasiado plano.

Parece que en su momento Jim Morrison no andaba con muchas luces para componer y por lo tanto The Soft Parade se convierte en el primer álbum en el cual las canciones se firman individualmente. De esta forma Roby Krieger (el único además de Morrison que aparece en los créditos) tiene por primera vez una oportunidad para demostrar qué puede hacer con sus canciones. Y la verdad que no le va tan mal pues contribuye uno de los puntos altos absolutos del álbum. La magnífica Touch Me se ha convertido con justicia en uno de los clásicos del álbum: su amalgama perfecta de grooves jazzeros de órgano, pomposos arreglos de cuerdas y una de las melodías vocales más sublimes, originales y fluidas jamás cantadas por Jim despega de una forma asombrosa e invita a cantar simultáneamente (Sobre todo en el estribillo: "I'm gonna love you till the heaven starts to rain"). Sí, puede parecer un poco "grasa", un poco "azucarado" de primera oída, sobre todo teniendo en cuenta que no estamos frente al sonido típico de los Doors, pero esa melodía vocal fluye con una cadencia, una gracia y una delicadeza tal que logra transformar una canción pop estúpida en una revelación emocionante. Cualquier banda MATARÍA por una melodía así. Y no se olviden de ese brillante final donde el adictivo groove de órgano va creciendo en intensidad y tensión mientras un saxo descontrolado hace espirales en el aire. ¡Bien Roby! Lástima que los demás temas del guitarrista no sean tan geniales. Tell All The People, la canción que abre el álbum, está bien: más bronces, más piano, más saxofones y una melodía agradable... pero es demasiado similar en tono y estilo a la superior Touch Me como para que brille con luz propia. Wishful Sinful es una balada ácida bastante larga y lánguida, repleta de cuerdas atmosféricas que no hace demasiado por mí mientras que Runnin' Blue es una parodia de country bastante flojita que solo vale la pena por la primera aparición vocal de Krieger cantando en estilo hoedown rodeado de violines. Es risible pero sumamente pegadizo... pero solo esa parte.

Morrison, a pesar del poco material que aporta, sigue demostrando por qué él y no Roby es el genio de los Doors. Ok, sus canciones no son de lo máximo que jamás hiciera, pero son bastante más consistentes que las del guitarrista. Olvidemos Easy Ride, un experimento bastante soso similar en calidad a Runnin' Blue y aboquémonos a sus tres gemas del álbum. Sí, Jim es el único que vuelve a los blues oscuros y siniestros de antaño! Shaman's Blues es un brillante y frecuentemente obviado blues psicodélico con un bestial riff de bajo, una gran progresión inicial y una estupenda atmósfera. Si, es un poco monótona en sus casi cinco minutos de duración pero provee matices tan fascinantes que difícilmente llega a aburrirme. Wild Child también está buena, si bien solo por el riff asesino que sostiene la canción (Si me preguntan a mí, es un tanto similar al de Politician de Cream). La melodía vocal no es memorable pero la banda toca con suficiente convicción y garra como para convertirlo en uno de los números más valiosos del disco. Para completar el trío de temas decididamente mediocres que ofrece el álbum tenemos Do It, una colaboración de Jim con Roby que no aporta nada más que las líneas "Please, please listen to the children" una y otra, y otra, y otra vez. Realmente no se esforzaron demasiado y creánme que se nota.

Pero si por algo Morrison aparece una vez más como la estrella indiscutida de los Doors, si por algo me permito considerar este álbum por sobre Waiting For The Sun es gracias a la inolvidable pista titular, una suite absolutamente genial que incluye matices de jazz y psicodelia... los Doors en su absoluta esencia de agresividad, locura y brillantez... abriendo sin embargo nuevos caminos ya que The Soft Parade no se parece EN NADA a las canciones anteriores de Jim. Y si con Touch Me, Roby había logrado escribir una asombrosa melodía vocal, esta épica aporta CUATRO melodías diferentes, todas ellas memorables y vigorosamente infecciosas, todas ellas seteadas en uno de los grooves más fascinantes y adictivos de la banda y una de las poesías más extrañas, surrealistas y desvariadas de Morrison. Ya desde la introducción Jim nos deja bien en claro que no vamos a escuchar una canción más: sus líneas poéticas recitadas sin música establecen la tensión y la alarma hasta que estallan con un maníaco "YOU CANNOT PETITION THE LORD WITH PRAYER!!!" antes de la primera sección acústica, maravillosamente atmosférica y mágica. Cuando Jim comienza cantando "Can you give me sanctuary?" está muy claro que la vieja mística ha resucitado. Poco después y de repente entra el órgano de Ray creando un clima circense y jazzero virtualmente incomparable con cualquier otra música para que Jim escupa la segunda melodía memorable con las líneas "Peppermint, miniskirts, chocolate candy / Champion sax and a girl named Sandy". Lo bueno que tiene este tema, además de las melodías vocales insuperables y a diferencia de épicas anteriores como The End y When The Music's Over, es su tiempo sostenido y polirrítmico, logrado a través de un magnífico trabajo de Densmore quien golpea tambores, bombos y congas con un estilo bien jazzero. El tercer momento aparece con un pegadizo patrón de bajo y OTRA melodía infecciosa en las líneas "Catacombs, nursery bones, winter women, growing bones". La parte más extensa del tema llega con la excitante melodía y anuncio "Successful hills are here to stay / Everything must be this way ("Las colinas exitosas han llegado para quedarse" ¡Todas estas letras no significan absolutamente nada!) La melodía, la cuarta, totalmente brillante y casi antémica va creciendo en volumen y en tensión a medida que varias voces (siempre Jim, doblado) se van agregando hasta culminar en una oda amenazante e imponente donde por lo menos cinco Jims cantan al unísono con toda polenta mientras el ritmo va enloqueciendo. Finalmente Jim concluye elocuentemente que "When all else fails we can rip the horses eyes and make them sleep, and cry" ("Si todo lo demás falla podemos arrancar los ojos de los caballos y hacerlos dormir, y llorar") mientras el portentoso y virulento ritmo de fondo se va apagando. Claramente uno de los clásicos de oro del grupo.

Y claramente una buena razón para que The Soft Parade no sea en realidad el trabajo más flojo de la banda. De hecho, pasado el shock inicial lo más lógico es que llegues a adorar este álbum tanto como cualquier otro de los Doors. Tiene sus puntos claramente inferiores pero el blend único de orquestas, ácidos y jazz es una adición de valor a cualquier colección.

Sección COMENTARIOS DE LECTORES sobre THE SOFT PARADE!


Morrison Hotel – 1970

8+/10

"The future is uncertain and the end is always near"

1) Roadhouse Blues; 2) Waiting For The Sun; 3) You Make Me Real; 4) Peace Frog; 5) Blue Sunday; 6) Ship Of Fools; 7) Land Ho; 8) The Spy; 9) Queen Of The Highway; 10) Indian Summer; 11) Maggie M'gill.

mejor canción: Peace frog

Pues bien. Parece que el público ya había tenido ración suficiente de orquestaciones pomposas, valses pop, comedias musicales y acid jazz... y parece que los Doors estuvieron muy de acuerdo. Morrison Hotel constituye un nuevo salto estilístico en la siempre cambiante carrera musical del grupo; cuando uno lo pone en la compactera y aprieta play algo o alguien parece gritar "¿No te gustaron nuestros lindos experimentos de nuestros álbumes anteriores? ¿Querés rock? TOMÁ" y con ese ánimo nos escupe los primeros acordes sucios y demoledores de Roadhouse Blues para demostrar que la capacidad de patear una buena cantidad de traseros estaba intacta, para dejar claro que Morrison Hotel planteaba una vuelta a lo básico, al rock, al blues y la energía que tanto había faltado en Sun y Parade. Así es. La era del pop liviano ala Wintertime Love y el jazz de salón ala Touch Me había llegado a su fin y aquí estaban los viejos rockeros de siempre con la cocktelera llena de blues directo, roots rock y un poco de rock n' roll para tirar la casa abajo. Y a decir verdad, el camino no está para nada equivocado. De hecho; Morrison Hotel es un álbum sumamente consistente, sorprendentemente enérgico y asombrosamente creativo en cada uno de sus arreglos. Así que yo digo: el cambio sienta MUY bien.

Claro que siempre aparecen los oyentes aguafiestas de siempre y en este caso la protesta tradicional se centra en la ausencia total de la magia y la oscuridad de otros tiempos, esas atmósferas de locura, enfermedad y peligro tan célebres de los primeros dos álbumes. Para estos oyentes aguafiestas los Doors no son muy interesantes como banda de rock y blues básico y no son nada sin una buena atmósfera de terror psicológico y oscuridad demoníaca. Pues mi opinión es la siguiente: los Doors son MUY interesantes como banda de rock y blues básico: de hecho, desde el mismo debut los Doors ya mamaban el blues y el jazz: ¿Alguien se acuerda de Break On Thtough, Love Me Two Times o Back Door Man y esas cancioncitas? Y, en todo caso, los arreglos de este álbum son todo menos genéricos: obviamente que la avanzada del roots rock es innegable pero ¿Alguien se anima realmente decirme que temas como Peace Frog, Ship Of Fools, Waiting For The Sun y Queen Of The Highway son tradicionales? NO! Como dije antes, los tipos eran músicos demasiado originales y la impronta musical a lo largo de todo el álbum demestra de que no son cuatro tipos más tocando blues sino que son Jim, Ray, Roby y John tocando blues y nada puede parecerse a ellos. Con respecto a la ausencia de atmósferas místicas... y sí, salvo alguna pequeña excepción, sepultados están los famosos reyes lagartos, las serpientes y los ojos que podemos arrancarle a los caballos. Pero eso a mí me importa un cuerno... después de todo ¿No se hubieran banalizado todos esos trucos si Jim hubiera decidido seguir con la misma fórmula? Seguramente ¿Qué opinión tenemos de esos grupos que la pegan con algo y lo repiten hasta el hartazgo sin animarse a exlporar nuevas cosas? ¿Eh? Y aunque Morrison Hotel no goza de ninguna atmósfera fascinante o intimidante, la calidad musical, o sea lo importante, demuestra buena salud.

En efecto, lo que realza a Morrison Hotel es, más que su rock and roll y su blues, es su consistencia. Waiting For The Sun y Soft Parade habían proporcionado interesantes experimentos que no podían realizarse completamente debido a la irregular calidad de las piezas. Morrison Hotel parece asistir a un renacimiento en la capacidad compositiva y aunque, naturalemente, no todas las canciones despuntan como clásicos, no hay nada aquí tan bochornoso como My Wild Love, The Unknown Soldier o Easy Ride. Por eso, y por que se ha vuelto con efectividad a un esquema más rockero y contundente creo que Morrison Hotel es el tercer mejor álbum de los Doors después de los clásicos de 1967.

El álbum (que es muy corto: lo puse desde el principio cuando empecé a escribir esta cosa y ya va por Maggie M'Gill) se divide en dos partes: la primera llamada Hard Rock Cafe y la segunda Morrison Hotel propiamente. Curiosamente, los grandes highlights del álbum aparecen en Hard Rock Cafe. Al igual que en The Soft Parade las composiciones están firmadas individualmente pero el dominio es de Jim: la mayoría de las canciones están firmadas como "Morrison", "Morrison / Doors" o "Morrison / Krieger". El clásico Roadhouse Blues abre el álbum de forma contundente. Un riff sucio y duro, la batería, una harmónica, un piano... y el groove retumba como las pisadas de un mastodonte preparando la escena para que Jim Morrison exprima todo su talento al aullar el blues... bien básico, bien directo, bien sucio, bien ... como para hacernos olvidar rápido de los delirios intragables de The Soft Parade. Después llega Waiting For The Sun, otro gran highlight del álbum. Por su nombre debería haber aparecido en el tercer álbum de la banda (aunque le da mil vueltas a cualquier cosa del mismo) y por su estilo parece más una balada oscura de Strange Days solo que con un riff pesado mucho más potente y corrosivo. La melodía es misteriosa, brillante y muy climática y la forma en que interactúa con ese riff es impactante. You Make Me Real es directo rock and roll, quizá un tanto banal, pero muy bueno: me recuerda un poco a Bad Boy de los Beatles (y quizá por eso se diga que es lo más próximo a los Beatles que hayan hecho los Doors) pero prefiero mucho más esta, con Jim aullando juventud y sexo como en los viejos tiempos. En seguida se abre paso el absoluto pico del álbum con la incorrecta, irreverente y totalmente pegadiza Peace Frog. Un riff funky de bajo, guitarra (que suena como un sapo!) y órgano ultra creativo abre el tema de forma brillante y con un ritmo imparable: los versos de Jim cantando acerca de "blood in the streets in the town of New Haven" son de lo más contagiosos y el estribillo es brillantemente melódico. Todo se combina de forma genial en la mejor canción del álbum, una que inexplicablemente suele quedar afuera de los compilados. Agreguenle un espectacular solo de Krieger y una sección poética en la mitad y tenemos una obra maestra. Blue Sunday es una balada muy tranquila y suave que muchos suelen pasar desapercibida. No es difícil ignorarla, ya que su melodía no tiene nada que nos agarre y nos voltee pero como es melódica y misteriosa a mí me gusta. 

Ship Of Fools y Land Ho!, esta última ya en Morrison Hotel, son frecuentemente citadas como dos de las más flojas del álbum. Está claro que no llegan al status de clásico, básicamente porque no despliegan ninguna melodía memorable pero la verdad es que los arreglos son bárbaros, y las melodías histriónicas y humorísiticas (ambos temas tratan sobre mar, barcos y marineros) contrituyen, aunque no grandes canciones, valiosas viñietas. The Spy es un blues lento muy bueno donde Jim nos amenaza con que "I know you deepest secret fear". El honky tonk piano de Ray y las guitarras susurrantes de Roby hacen la atmósfera un tanto maligna y tenebrosa, no con la misma magia de antaño, pero sí suficiente para hacer fascinante el tema. Queen Of The Highway es una de mis favoritas. La melodía vocal de Jim, aunque rítmica y pegadiza, es bastante rutinaria, lo que realmente me gusta de esta canción son los teclados de Ray que forman el esqueleto y las líneas de guitarra absolutamente magistrales que suenan cuando Jim canta "Soon to have offspring / Start it all over" y "Dancing through the midnight whirlpool". Indian Summer intenta al mismo tiempo recrear la atmósfera de The End (la guitarra suena casi idéntica) e intentar de nuevo con un canto indígena que tan malos resultados habían dado en My Wild Love. Aquí los resultados tampoco son gran cosa, pero al menos la canción pasa sin irritar mis sentidos e incluso puedo apreciar cierta belleza en su atmósfera etérea y solemne. Para cerrar los Doors vuelven al blues básico y viejo... el riff que abre Maggie M'Gill es bastante peculiar y sus guitarras interactuando de manera notable demuestran cómo, aún en terrenos tan trillados como el blues, los Doors podían salir con innovaciones sacadas de la galera. La canción transmite gracias a Jim una atmósfera de cansancio, resignación y pesimismo absolutamente impagable.

Así llegamos al final de un disco magnífico, donde los puntos flojos como Indian Summer y Land Ho! son perfectamente digeribles y los puntos altos como Peace Frog y Waiting For The Sun se cuentan, sin lugar a dudas, entre los más grandes clásicos de la banda.

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L. A. Woman – 1971

8-/10

"Took a look around, see which way the wind blow"

1) The Changeling; 2) Love Her Madly; 3) Been Down So Long; 4) Cars Hiss By My Window; 5) L.A. Woman; 6) L' America; 7) Hyacinth House; 8) Crawling King Snake; 9) The Wasp (Texas Radio And The Big Beat); 10) Riders On The Storm.

mejor canción: Riders on the storm

Con L.A. Woman los Doors, además de presentar su ¿arte? de tapa más fea hasta el momento (Quien lo haya hecho no se rompió mucho que digamos), se montan sobre el éxito logrado por Morrison Hotel y acentúan aún más sus tendencias hacia el blues hasta el punto que L.A Woman es CASI un álbum de directo blues hardcore. Lo cual no es exactamente una mala noticia, pues en el álbum anterior los Doors ya habían demostrado que podían hacer blues muy bien y ser al mismo tiempo sorprendentemente creativos. L.A. Woman, sin embargo, suena un tanto más genérico y formulaico que su antecesor y, por lo tanto, ligeramente menos entretenido. La mayoría de los fans, al menos acá en Argentina, lo consideran el mejor álbum de los Doors pero están equivocados; no solo por momentos le falta la identidad de los primeros discos sino que además, salvando los clásicos de siempre, todo es relleno.

Más genérico porque, como he dicho, la banda decide concentrarse mucho más en el blues como si fueran una banda más de ese género y, de entre diez temas que tiene el álbum, tres son números blues hechos y derechos y otros tres tienen un claro aire blusero, aún siendo un poco más distintivos. No quiere decir que estas canciones de blues son malas: al contrario, son todas muy buenas y demuestran con creces el talento de la banda, pero al ser tan planamente bluseras o rockeras, sin mayores matices que las distingan, terminan sonando bastante menos creativas que cosas como Peace Frog, Queen Of The Highway y Waiting For The Sun del álbum anterior... aún cuando está muy claro que los Doors son los Doors y ningún blues que hagan, por genérico que sea, va a sonar como un blues más. Para quienes busquen un poco más de creatividad, L.A. Woman tiene su pequeña dosis de experimentación y melodía en temas como Riders Of The Storm, L'America y Love Her Madly. En cuanto a la consistencia de canción a canción el álbum es tan bueno como el anterior: algunos grandes clásicos y un par de puntos más débiles. Lo único que me hace poner a este álbum levemente por debajo de Morrison Hotel es que en general las canciones se me antojan menos imaginativas, encuentro algún que otro claro relleno y la atmósfera general es un poco más pedestre. Reconozco que voy contra la corriente ya que L.A Woman es quizá el álbum más querido y popular de los Doors.

Tomemos la primera canción como ejemplo, The Changeling: es un buen groove rockero donde inmediatamente llaman la atención sus peculiares riffs de órgano... pero por lo demás el tema es bastante rutinario y directo que me termina aburriendo un poco: la melodía vocal de Jim no tiene mucho agarre y los matices son tan pocos que a poco de comenzar, el tema entra en la redundancia. Los tres números de blues genérico son buenos, pero ocurre algo similar: las melodías son gastados cliches bluseros y los pasajes de guitarra y órgano, aunque entretenidos, no se pegan como algo totalmente memorable... digamos... son temas que fácilmente pueden pasar desapercibidos. Mi favorito de estos es Been Down So Long, donde Jim canta con desgarradora furia y los solos de guitarra de Roby Krieger hacen saltar todo con su demoníaca polenta. Seguramente debido a los excesos del estrellato, la voz de Morrison suena rancia y acabada en todo el álbum, lo cual lo hace parecer diez años más viejo y funciona de maravilla para el ambiente blusero decadente que se quiere imprimir, y en Been Down So Long esta característica se nota desde el principio. Cars Hiss By My Windows, el segundo blues genérico, es sumamente lento y se sostiene sobre un simple pero fantásticamente perezoso bajo. Pero el mejor momento de la canción, aquel que nos despierta sobresaltados del trance soporífero que imprime el tema es cuando Jim Morrison irrumpe con una genial imitación de una guitarra eléctrica distorsionada. Luego de unos segundos nos damos cuenta que es una voz humana, pero la primera vez que lo escuchamos lo primero que pensamos es "¡Qué guitarra!". Otros números bastante genéricos y bluseros son Crawling King Snake, el menos distintivo de los blues y The Wasp (Texas Radio And The Big Beat) que si bien desencadena un groove de órgano bastante razonable está arruinado por los versos recitados de Jim que me suenan bastante estúpidos y toscos: tampoco es que se arruinó una gran canción, de hecho es el número más endeble del álbum.

Alejándonos un poco ya del terreno de lo tradicional y lo blusero nos topamos con dos extrañas baladas bastante interesantes, aunque de ninguna forma memorables, llamadas L'America y Hyacinth House. L'America es una canción muy psicodélica donde interactúan un riff caústico y amenazante de Krieger con varias líneas ácidas de Mazarek y un toque de tambor marchoso y pseudomilitar de Densmore que van aumentando la velocidad de la canción poco a poco en un efecto lleno de adrenalina. El ambiente de locura y droga es fantástico pero la canción solo se vuelve pegadiza en la parte media donde Jim canta "Come on people don't ya look so down / You know the rain man's coming ta town". No está mal, pero no es de mis favoritas. Hyacinth House es una correcta balada que nunca logro pegar a mi cabeza: solo la recuerdo por un fragmento de órgano que suena sumamente parecido al tema principal de la Polonesa Heroica de Chopin (!) La he escuchado varias veces y el único momento en el cual me hallo prestando atención es en ese preciso momento.

Hasta aquí tenemos un álbum de temas correctos pero totalmente convencionales y nada extraordinarios. Son los tres clásicos absolutos del álbum los que realzan sus status y justifican de alguna forma el favoritismo que cosecha entre los fans. Love Her Madly es el único tema pop del álbum, muy en la vena de I Looked At You del álbum debut, solo que esta vez los ganchos son aún más atractivos, los cambios de acorde dinámicos y fluidos y las melodías inolvidables todas. El simple solo de guitarra sobre el final, donde Krieger solo repite la melodía vocal de Jim, es uno de los momentos mágicos del álbum. L.A Woman es una clásica suite rockera que nos transporta hacia la magia y la decadencia de Los Angeles a través de varias secciones repletas de solos de guitarra y teclados. Si bien el tema no es memorable por sus melodías, lo es por su increíble atmósfera. La voz de Jim cantando "Well I just got into town about an hour ago" con ese tono rudo, negro y decadente, que parece atragantado en alcohol, es simplmente maravillosa, como la forma en que el tema va construyendo la tensión desde el primer acorde (que siempre me sonó muy a lo Satanic Majesties) a medida que se van sumando los intrumentos. Lo más interesante del tema es escuchar con atención todos los truquitos que Roby y Ray hacen con sus instrumentos y como construyen así varios grooves cambiantes, sencillos pero entradores. Mis secciones favoritas son la parte donde Morrison canta "I see your hair is burning..." y también el fantástico groove que empieza a los 4' 18'' donde Jim empieza con el infausto "Mr. Mojo risin'" y aumenta la tensión hasta explotar con todo en un antológico solo de Roby. Sin embargo, el highlight total del álbum, el tema que empequeñece definitivamente a todos los demás, el perfecto canto del cisne para Jim es Riders Of The Storm, un número de jazz oscuro donde cada segundo parece medido a la perfección para que funcione a la perfección. La melodía vocal es oscura pero hermosa y profunda. El mantra que inspira la canción, el trance que implica esa melodía suave y trascendente es la experiencia definitiva de los Doors quienes con este tema parecen haber recuperado toda la mística de antaño... pero la verdadera estella es Ray cuyos teclados son la escencia del tema. Esta vez no utiliza un órgano sino un piano rhodes y lo único que hace con él son maravillas: desde las cascadas sublimes que abren la intro (insertada en una tormenta de verdad) hasta el magnífico solo jazzero del medio que constituye el mejor momento del álbum y quizá de su carrera. No es un solo donde uno diga "A pero mirá qué bestia lo que toca este flaco": NO, mejor... es un solo donde uno no dice nada, porque simplemente nos deja sin palabras: las notas son sencillas, pero pegan de una manera tan resonante que simplemente es para relajarse, escuchar y viajar. Fantástico, y el trasfondo con el ritmo sostenido y suave de John y los ganchos sutiles de Roby hacen de este mi momento favorito en el catálogo de los Doors.

Poco tiempo después Jim murió y este álbum sirvió entonces como su testamento, su última palabra. Y aunque debido a su excesiva simpleza y una leve falta de creatividad no es el final perfecto, el legado suena mucho más decoroso que si se hubiera muerto después de Soft Parade. Y por lo tanto no está nada mal, sobre todo cuando el final, final es un tema como Riders On The Storm... quizás el mejor tema de toda la carrera de los Doors y uno de los himnos grandes del rock de todos los tiempos.

Sección COMENTARIOS DE LECTORES sobre L.A. WOMAN!


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